Los Periodistas

Opinión | La ventanita de Morena se me cerró

Por Luis Albert Martínez / @LuisMartiMX

En contraposición con los derechos humanos y la dinámica de los movimientos sociales, el diputado local de Morena en Puebla, Fernando Sánchez Sasia, lanzó una iniciativa de ley que daría hasta 4 meses de prisión a quien cierre carreteras derivado de una protesta social. Frente a las críticas suscitadas en redes sociales, el legislador después publicó una nota aclaratoria en su cuenta oficial de X.

El diputado por Tehuacán, contador y empresario, ex simpatizante del PRI y fundador del Club Rotario, alcanzó la diputación en tiempos de Miguel Barbosa. Fue producto de la ola del 2018 que, en aras del pragmatismo, le otorgó la candidatura a la diputación, misma que en 2021 volvió a obtener.

Este ejemplo de lo sucedido en Puebla ilustra cómo la identidad, ética y motivaciones de la Cuarta Transformación en todo el país corren riesgo cuando se anteponen el pragmatismo y la utilidad electoral.

Han pasado muchos años desde que, en el entorno de Andrés Manuel López Obrador, se fraguara un movimiento surgido justo desde la protesta social. Un movimiento que se emparejó con las históricas demandas de la izquierda mexicana: la justicia social, la lucha contra la corrupción y el derrocamiento del modelo neoliberal cuyos principales exponentes eran el PRI y el PAN.

La reciente polémica sobre la diputación plurinominal de Sergio Mayer se suma a una discusión real e importante que debe hacerse con mucho respeto y profundidad para evitar la conformación de una nueva clase política al amparo del partido-movimiento que hoy se consolida como partido en el poder.

La polémica pone en el centro de la discusión la utilidad y conveniencia de la llegada de perfiles relacionados con los partidos neoliberalistas de la antes llamada «Mafia del Poder». Asimismo, suma a esta discusión la importancia del fortalecimiento del Instituto de Formación de Morena, al que varias voces importantes del movimiento han cuestionado y acusado de legitimador de chapulines.

Por supuesto que Rafael Barajas no merece el maltrato ni la descalificación tumultuaria de la que fue objeto en redes sociales, no lo merece por su historial de lucha y acompañamiento al movimiento. Sin embargo, tampoco la militancia merece ser insultada ni engañada. Por eso es preciso alejar la polarización y los fanatismos al interior de un partido que, sin autocrítica y discusión, corre el riesgo de ser arrastrado a los absolutismos y dogmas.

Es importante reconocer el riesgo latente de que Morena se desdibuje, no como partido ni como fuerza política, sino en sus convicciones con y para el Pueblo. Por ello es importante que, lejos de la simulación, se agoten todos los mecanismos de diálogo para replantear el papel histórico que se espera que tenga Morena en el futuro, más allá de un desfile de autocomplacencias y justificaciones.

Es cierto que la lucha es contra el neoliberalismo y la corrupción. La derecha, cuando no tiene, arrebata, invade o simula; sin embargo, es muy delicado y deshonesto que en tiempos de desatención y polarización política existan discursos que descalifican la autocrítica y la acusen de deslealtad. La candidatura de Mayer o la propuesta de ley de Sánchez Sasia ilustran deben servirnos como llamada de atención ante excesos y riesgos que se tienen en la conformación de una nueva clase política a partir del reciclaje de personajes de la vieja política.

Recientemente, se justificaba la integración de personajes rancios de la vieja política en Morena con el argumento de que, al ser ricos y tener experiencia, garantizaban un ejercicio de gobierno sin ambiciones y con eficiencia, sin cuestionar que el origen de su fortuna es la corrupción y el tráfico de influencias.

Morena debe ser tratada como es y no como queramos que sea. Morena hoy es el partido oficial; Morena es el partido con el poder, el dinero y la rentabilidad política. El sectarismo en Morena es un riesgo, pero lo es más el pragmatismo inobjetable.

La derecha se pone muchos vestidos para mantener sus privilegios. Hoy, derrotada, se ha disfrazado de progresista y está invadiendo la 4T.

Las escaleras que se empezaron a barrer, ya se están ensuciando de nuevo.

Hasta la próxima.

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