Los Periodistas

El divulgador cultural Pedro Torrijos, muy popular en redes sociales, publica el ensayo La pirámide del fin del mundo.

Acceso a la antigua estación de ferrocarril de Canfranc. | Wikipedia

Laura Galdeano / Libertad Digital

Nueve minutos después de que un primer avión se estrellase contra una de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre, se imprimió un ticket de compra de dos imanes en la tienda de souvenirs de la planta baja. Ya se había desencadenado la tragedia pero, 80 pisos más abajo, alguien vivía la vida ajeno a preocupaciones. Es una de las historias que recoge el arquitecto y divulgador cultural Pedro Torrijos (Madrid, 1975) en La pirámide del fin del mundo (Editorial Kailas), un viaje por lugares extraordinarios en los que descubrir la condición humana.

Acumula miles de seguidores en redes sociales con sus post sobre “lugares improbables”, que, en la práctica, tiene que ver con emplazamientos que esconden historias que explican la razón de ser del hombre: “Algunos son muy peculiares, como el rascacielos más pequeño del mundo, un oxímoron en sí mismo, y otros tienen tal historia detrás que resultan improbables, como el triángulo de Bir Tawil, que no es más que un trozo de desierto en medio de África pero que nos explica como especie”.

En este curioso ensayo, que está dividido en cinco bloques temáticos – civilización, luz, calma, guerra y tiniebla-, el lector hallará un hospital giratorio en Francia, una isla en la que está prohibido nacer y morir, o cómo “por despecho” millones de dólares en armamento, tanques y municiones acabaron en el fondo del Pacífico.

Tiene un estilo alejado del academicismo, con partes noveladas y diálogos e, incluso, con trazas poéticas.

“¿Nos está diciendo que los nazis nos han bombardeado con gas mostaza? – le preguntaron-.
– No – respondió Alexander-. En este plano del puerto he marcado los puntos donde se encontraron a las víctimas , y el epicentro desde donde se esparció el gas es el carguero de clase Liberty SS John Harvey, y ese barco es nuestro” (Pág. 50).

“Hay algo casi narrativo en ver caer la lluvia sin saber en qué momento dejará de der un bien y se convertirá en una maldición. Todas las tormentas comienzan con una llovizna pero, cuando braman, son devastadoras” (Pág.249)

“Hace mucho tiempo que no me defino como arquitecto. No cuento historias de urbanismo, sino sobre personas. Un verdor terrible, de Benjamín Labatu, parece un libro de física pero no lo es; pues esto es igual”, dice el autor. “Hay una frase apócrifa de Walt Disney que dice que todas las historias ya están contadas y lo que nos diferencia es cómo se cuentan. Durante milenios, los humanos hemos contado la Anábasis de Jenofonte de diferentes maneras. Yo busco pepitas de oro y, cuando las encuentro, construyo una historia sobre eso de una manera entretenida”, añade.

Torrijos rescata un episodio bastante singular relacionado con la Estación Internacional de Cancfranc, en la provincia de Huesca, y la ermita de San Adrián de Sásabe, dos lugares a menos de diez kilómetros de distancia significativos en la búsqueda del Santo Grial. “Me sorprende que nadie hubiera hecho esa conexión antes. De aquí sale un thriller con Indiana Jones de por medio”, bromea el escritor. Esa ermita estuvo muchos años semienterrada. Durante su restauración, apareció un relieve con una margarita de once pétalos, un símbolo que, para los medievalistas, podría corroborar que la iglesia fue refugio del Santo Grial. ¿Y quién ambicionó más que nadie esa mística pieza? Torrijos propone que, quizás, algún oficial de las SS pudiera haber pernoctado en Cancfranc, un hervidero de durante la II Guerra Mundial, en su busca.

“España tiene muchísimas historias relacionadas con el territorio. En el libro cuento cuatro, como la de un edificio muy peculiar de un pueblo de Cáceres o la de una ventana en el Palacio del Deán Ortega de Úbeda. El hecho de que haya en Galicia el mástil del barco más grande en España, hundido en la otra punta del país, es muy interesante. Esconde una historia sobre cómo llega desde Cartagena a Galicia y por qué. Otra curiosa, y casi detectivesca, es la que hay detrás del Frontón Beti Jai, que estuvo abandonado casi un siglo hasta que un tipo de Bilbao, que vivía enfrente, se asomó y encontró esa joya. Hay muchísimas historias en España…y las que llegarán”.

Torrijos ha hecho de X, antes Twitter, un lugar acogedor, lejos de las hostilidades a las que nos tiene acostumbrados la red social. “Cualquier lugar puede ser agradable, si se mira con los ojos adecuados. Yo trabajo con las redes sociales” , dice. No le molesta que le llamen “influencer cultural”: “cuento historias de sitios y la gente va a esos sitios, así que creo que sí que influyo en sus decisiones”. Y no le imposta meterse en jardines, como cuando publicó un post que se viralizó sobre la nueva casas de los Javis.

“Soy muy poco agresivo, a no ser que sean muy impertinentes conmigo. No me meto en temas en los que mi opinión es tan válida como la de cualquier otro, como fútbol o política. Pero sé de música y arquitectura y territorio, y puedo hablar de la casa de los Javis. Es muy guay, quizás le falta personalidad porque es de famoso estándar, pero comenté que la barandilla no cumple el código técnico. Tuvo mucho éxito ese post. Pero en jardines complicados no me suelo meter a no ser que me empujen”.

Pedro Torrijos es autor de una novela La tormenta de cristal, basada en el rascacielos de Citicorp y esta preparando una nueva ficción. “Estoy empezando a trabajar con otra novela porque me gusta ese entorno del ensayo narrativo que pudiera ser El infinito en un Junco de Irene Vallejo y enlazarlo directamente con ficción, con novela, que disfruto mucho”, adelanta.

Fuente: https://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2024-06-14/la-relacion-de-cancfranc-con-el-santo-grial-y-otras-historias-improbables-del-todo-fascinantes-7136460/

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