Sotheby’s recauda más de 7,3 millones de euros, el doble de lo estimado, con la venta del mobiliario y las obras de arte de “la mejor casa de Madrid”, según los expertos, y las joyas de la millonaria y filántropa de origen panameño, fallecida en 2020.
Por Paloma Simón / Vanity Fair
Que la esposa de uno de los hombres más ricos de España y Latinoamérica, ella misma una “acaudalada joven de la burguesía local”, coleccionase joyas –empezó a hacerlo en 1945–, no tiene nada de especial. Pero que mostrase un interés especial por las piezas en oro amarillo inspiradas en la época precolombina y en su infancia en Panamá, y mezclase las alhajas de piedras preciosas de Harry Winston y Cartier con los diseños contemporáneos de David Webb o Elizabeth Cage convierten a Yolanda Eleta de Fierro en una auténtica “creadora de tendencias”, como no dudan en describirla desde Sotheby’s, la casa que acaba de celebrar en París la subasta del año: la de la colección de mobiliario, antigüedades, obras de arte y, por supuesto, joyas, de la viuda del empresario y banquero Ignacio Fierro Viña, tercera generación de una de las grandes dinastías capitalistas españolas del siglo XX; así lo describía el diario El País en su obituario. El menor de los tres hijos del rey del fósforo, Ildefonso González-Fierro Ordóñez, era a mediados de los años 70 la séptima fortuna de España, y por aquel entonces expandió además los negocios familiares –la banca, el tabaco y las cerillas– a países como Perú, Ecuador, Venezuela, Guatemala y Panamá, donde conocería a su esposa.
Tal y como confirman fuentes de Sotheby’s Una Casa, una vida, que así se titulaba la puja, ha superado las expectativas. La venta de la colección de joyas de doña Yolanda, fallecida en 2020, y del interior de su palacete en la madrileña calle de Serrano ha recaudado más de siete millones de euros, el doble de lo esperado. Entre los lotes más codiciados destaca un collar de diamantes y esmeraldas que alcanzó los 786.000 euros. “Los resultados son la culminación triunfal de la dedicación de esta mujer extraordinaria a la construcción de una vida elegante. No podía imaginar un final más merecido para su colección», reconoce Andrés Correal White, responsable del departamento de Joyería de la casa, que insiste en el personalísimo y exquisito gusto de doña Yolanda. “No hay más que echar un vistazo a la colección para encontrar una clara correlación entre los objetos y sus viajes y experiencias. Las esmeraldas, su verde exuberante yuxtapuesto al blanco de los diamantes de las piezas más importantes, y la elegancia neutra de las perlas que prefería para su día a día, dan fe de ello”, escribe Correal.
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El servicio de mesa de plata estilo Regencia, adjudicado por 840.000 euros, y un cuadro de Antoni Tapiès vendido por más de un millón de euros han sido los otros dos lotes más apreciados de la venta, que ha suscitado un notable interés entre el público general dada la habitual discreción de los Fierro, una de las familias más poderosas de España. Poco se sabe de los cinco hijos de doña Yolanda –Yolanda, Aurora, Victoria Eugenia, la genial Alejandra, fundadora de la emisora de música Radio Gladys Palmera, y Guillermo, que heredó de su padre la gestión del patrimonio empresarial de la saga y está casado con la productora cinematográfica Lucrecia Botín, prima de la presidenta del Banco Santander Ana Botín–. Esta venta, impulsada por ellos, les ha hecho acaparar titulares en el último mes, pero todo apunta a que, pasado el hype, volverán a escapar del foco mediático.
Todos crecieron en el palacete familiar de Serrano, “la mejor casa de Madrid” según los expertos, una propiedad de más de 4.000 metros cuadrados sobre una parcela de 1.900 que Fierro Viña terminó de construir en 1966, y que doña Yolanda decoró con la ayuda de su íntimo amigo el arquitecto panameño Guillermo de Roux. Juntos recorrieron el mundo en busca de inspiración y de objetos con los que embellecer el interior de este edificio neoclásico inspirado en las casas de campo inglesas y en “la elegancia borbónica del siglo XVIII y los teatros de Hollywood”, tal y como lo describe James Archer Abbot, historiador de Maison Jansen. Aunque la residencia de doña Yolanda no es un trabajo de esta firma ya extinta, la favorita de la familias reales de Bélgica, Inglaterra y Egipto –y de los Borbones españoles–, su influjo es visible en varias de sus estancias. En particular en su biblioteca, presidida por dos sofás de terciopelo y con una impresionante boiserie en madera de color marfil, o en el hall, que idéntico al de la residencia en La Habana (Cuba) de los condes de Revilla de Camargo, el actual Museo de Artes Decorativas de la capital. Por detalles así, doña Yolanda fue mucho más que una mujer (muy) rica: una auténtica esteta.
