Los indocumentados de Centroamérica, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela llegaron a la ciudad de Puebla procedentes del sur del país
Efraín Núñez / La Jornada de Oriente
Golpes a niños y embarazadas, hostigamiento y amenazas por parte de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), denunciaron integrantes de la Caravana Viacrucis 2024, que este miércoles llegó a la ciudad de Puebla con más de mil 500 integrantes.
En la acera a un costado de la carretera federal a Tehuacán, a la altura de Chachapa, un matrimonio procedente de Guatemala afirma que este martes por la noche agentes del INM los amenazaron con subirlos a camiones oficiales con la finalidad de deportarlos a sus países de origen.
Relata que en la caravana hay indocumentados oriundos de su país, así como de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Perú, Ecuador, Cuba, Haití, Venezuela y Colombia, entre otros países, y afirma que el principal problema que han tenido en su paso por México es el acoso del personal del INM, que ha llegado a golpear a niños y embarazadas, rociarles gas lacrimógeno, además de quitarles sus escasas pertenencias.
“Así pasó con un poco de ropa que nos regalaron los hermanos mexicanos en Chiapas”, relata el hombre de mediana edad que decidió emprender la travesía acompañado por su esposa pero resguardando a sus hijos en su país con familiares.
El matrimonio guatemalteco afirmó que su país se ha convertido en una zona de alto peligro por la operación del crimen organizado y el aumento de robos y asesinatos.
Otros de sus paisanos, así como hondureños se acercan a las cámaras de celular y de televisión de los periodistas que cubren su paso para exigir al gobierno mexicano que los deje cruzar sin problemas, ya que su principal objetivo es llegar a Estados Unidos, donde pretenden encontrar el trabajo y la seguridad que perdieron en sus países de origen.
Aunque la mayoría de los más de 600 indocumentados pretende llegar a Estados Unidos, algunos como, Aleudi Acosta, oriundo de Honduras pretenden regularizar su estancia migratoria temporal en la Ciudad de México, debido a que no pudieron hacerlo en Tapachula, desde donde partió la caravana.
Niños, más de un tercio de los indocumentados
Quienes caminan con carriolas sobre la carretera federal a Tehuacán afirmaron que más de un tercio de los migrantes son niños que acompañan a sus padres en la travesía.
Tienen sus pies llenos de ampollas e hinchados por la caminata de más de mil kilómetros desde Tapachula, por lo que los cubren con calcetas y calcetines pese al intenso calor de más de 30 grados que golpea a la capital del estado para que sus extremidades no se maltraten más y puedan caminar.
Poco ha atenuado el calor desde la región de Tehuacan, por donde entraron la semana pasada al estado de Puebla.
Los niños y ancianos son los que más recienten las inclemencias del clima y algunos dejan de caminar para ser empujados por los adultos, en los carritos atestados de sus pertenencias, ropa y otras ayudas que han recibido en el camino.
La jornada comenzó muy temprano desde la región de Tepeaca donde reinició la caminata del contingente encabezado por los migrantes que portan una cruz blanca de madera, símbolo de su viacrucis.
En Chachapa tuvieron su primera parada para cubrirse del sol debajo de los de los toldos de los negocios o protegidos en la tenue sombra que dan las cornisas de algunas casas.
Desde allí afirman que más de 5 mil que iniciaron la marcha ahora quedan mil 500, debido a que han sido capturados por el INM para tramitar su deportación.
En Bucaramanga hay universidades, pero no trabajo para un albañil
Un hombre colombiano viaja con su esposa embarazada desde Bucaramanga, una ciudad universitaria que pese a contar con oferta académica no da trabajo al albañil de oficio.
Con un sombrero de palma típico del sur del estado de Puebla repara que su intención es llegar a Estados Unidos para trabajar de lo que sea y sostener a su familia.
Agradece la hospitalidad de los mexicanos, pero ha sido testigo del trato inhumano del personal del INM, por lo que apela al presidente Andrés Manuel López Obrador para que los deje transitar.
Afirma que los agentes de migración esperan a que llegue la noche para “cazar” indocumentados y llevarlos a las casas de seguridad, por lo que hay una regla no escrita entre los marchantes “no separarse por ningún motivo del contingente”.
Continúa la marcha hacia albergue de la Pastoral de Movilidad Humana
El intenso calor no da tregua y apenas permite el avance de la caravana por algunos kilómetros desde el entronque de Amalucan, posteriormente la avenida 18 de Noviembre y la lateral de la autopista México-Puebla.
En todo el trayecto los habitantes de distintas comunidades, municipios de la región y de la ciudad de Puebla dan a los marchantes todo tipo de apoyo como muestra de solidaridad.
Ropa, agua, comida, frutas e incluso dinero en efectivo son recibidos por los centenares de indocumentados que arriesgan su vida, abriéndose paso entre los autos mientras escuchan música en bocinas portátiles, charlan con sus familiares a través de sus teléfonos celulares o rezan para tener un buen destino.
Después de las 15 horas llegan a un costado del Hospital General del Norte donde pretenden pernoctar en un salón, sin embargo, en el sitio fueron instados por la Pastoral de Movilidad Humana para trasladarse a la parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Llanos en el poniente de la ciudad, donde les espera comida, alojamiento y otro tipo de apoyos.
Hasta el cierre de esta nota informativa, la caravana aún no llegaba al albergue, donde fue instalada una clínica móvil de salud para recibir a las mil 500 personas que desde abril pasado avanzan por México, considerado uno de los trayectos más peligrosos para llegar a Estados Unidos.