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¿María o Agustín?: el mito roto del torero «hermafrodita» | ABC

Después de que Juan de la Cierva dictara una orden que prohibía torear a las féminas, se destapó el pastel de La Reverte, ¿hombre o mujer?

La Reverte ABC

REDACCIÓN ABC

María Salomé Rodríguez Tripiana. Así se conocía a esta torera, que se anunciaba La Reverte desde su debut en 1888 junto a Machaquito y Lagartijo Chico. Había trabajado en las minas de La Carolina, pero quiso abrirse un hueco en el toreo y su nombre desfiló por plazas como Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza o Granada.

Pronto se haría un hueco en los carteles y las crónicas le dedicaban frases de valentía, aunque a veces criticaban su falta de técnica, suplida con su raza. «La Reverte estuvo muy valiente, pero yo no estoy por el feminismo en el toreo», comentaba el crítico taurino de ‘El Enano’ en 1899.

La Reverte hacía el paseíllo durante las primeras temporadas del siglo XX bajo un femenino rostro y su atuendo de mujer, codiciando golosos carteles y con el objetivo de ser reclamo de los públicos. Durante una década conquistó los tendidos, alternando con espadas de cierto renombre, «sin suscitar dudas ni recelos de entre gentes tan avispadas como las que se mueven en el mundillo de la tauromaquia», escribía Francisco Rodríguez Batllori en 1962.

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El engaño se destaparía cuando el Ministerio de la Gobernación dictó una orden que prohibía la actuación de las mujeres en las corridas de toros. «La opinión pública ha protestado en varias ocasiones contra la práctica que va introduciéndose en las plazas de toros de que algunas mujeres tomen parte en la lidia de reses bravas. Esto constituye un espectáculo impropio, opuesto a la cultura y a todo sentimiento delicado. Por eso dispongo que, en lo sucesivo, no se autorice función alguna de toros en que estos hayan de ser lidiados por mujeres», decía la orden de Juan de la Cierva.

«Sentencia de muerte»

Desde aquella orden, tuvo que renunciar a ser María. Porque hete ahí que en su bautismo María Salomé no era tal, sino que en su partida de nacimiento respondía al nombre y apellido de Agustín Rodríguez. «El suceso -contaba Rodríguez Batllori en ABC- trascendió al público y las gentes hicieron cábalas sobre un pretendido hermafroditismo. Hubo comentarios para todos los gustos, pues no en balde la vida de ‘María Salomé’ estaba rodeada de una aureola de leyenda». Y añadía: «El mito de La Reverte comenzó a deshacerse como el granizo bajo el sol. Luchó denodadamente por mantener el crédito alcanzado en unos años de relativos triunfos profesionales, pero su sentencia de muerte ya estaba dictada. Sus afanes por torear más y mejor fueron inútiles, pues las deficiencias que el público había tolerado a ‘María Salomé’ no eran perdonadas a Agustín Rodríguez».

«Sus afanes por torear más y mejor fueron inútiles, pues las deficiencias que el público había tolerado a ‘María Salomé’ no eran perdonadas a Agustín Rodríguez»

Destapada la farsa, la polémica se avivó: mientras unos se lo tomaron a broma y hablaban de picaresca, otros calificaban de «desvergonzada» su conducta. Se leía en páginas abecedarias: «No es posible, sin embargo, desdeñar el mérito de un juego difícil y peligroso, mantenido durante años, sin que las empresas, los ganaderos, la críticas y los aficionados se percatasen de tan fraudulento truco».

¿María o Agustín?, la/el misma/o que se ganaba la vida en las minas jiennenses regresó a ellas y a los olivares. «¿Pero qué es La Reverte, a ver? ¿Hombre o mujer?», se preguntaba ABC el 15 de octubre de 1911. Un misterio del que aún se habla…

Fuente: https://www.abc.es/cultura/toros/maria-agustin-mito-roto-torero-hermafrodita-20240127141655-nt.html

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