Por Fernando Manzanilla Prieto
Ya están cerca de cumplirse cuatro años de que se detectara un brote epidémico por un nuevo coronavirus, denominado SARS-CoV-2, en Wuhan, China. Muchos tenemos presente ese 17 de diciembre de 2019, fecha en la que fue identificado por primera vez este virus que llevó al mundo a una pandemia y sin lugar a dudas lo cambió de una manera inimaginada.
A la distancia, son muchas las lecciones que nos dejó la presencia del COVID-19 en nuestra vida y en nuestra dinámica social, e incluso podemos decir que el planeta y quienes lo habitamos éramos de una manera antes de él y ahora somos de otra. Cambió nuestra forma de relacionarnos con los demás, de trabajar, nuestros hábitos, la economía, la geopolítica, pero también la forma de ver las enfermedades y las epidemias.
Es por ello que llama la atención la información difundida recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) referente al aumento de enfermedades respiratorias y casos de neumonía en niños, que se han presentado en los últimos meses en China.
Al respecto la OMS ha detallado que, desde mediados de octubre de este año, ha estado monitoreando los datos de los sistemas de vigilancia chinos que han mostrado un aumento de enfermedades respiratorias en niños en el norte de aquel país.
En una conferencia de prensa celebrada el pasado 13 de noviembre, la Comisión Nacional de Salud de China informó sobre un aumento a nivel nacional en la incidencia de enfermedades respiratorias, que afectan predominantemente a los niños.
Las autoridades chinas atribuyeron este aumento al levantamiento de las restricciones por el COVID-19 y a la llegada de la temporada de frío, y a la circulación de patógenos conocidos como la influenza, Mycoplasma pneumoniae (una infección bacteriana común que generalmente afecta a los niños más pequeños), el Virus Sincicial Respiratorio (VSR) y el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2, SARS-CoV-2 (el virus que causa el COVID-19).
Es por ello que el 22 de noviembre la OMS solicitó información epidemiológica y clínica adicional, así como resultados de laboratorio de estos grupos notificados entre niños, a través del mecanismo del Reglamento Sanitario Internacional. También ha pedido mayor información sobre las tendencias recientes en la circulación de patógenos conocidosy la carga actual sobre los sistemas de atención médica.
Al respecto, la Comisión Nacional de Salud de China y la OMS han dicho que, si bien este aumento de enfermedades se produjo antes de la temporada de invierno, no resulta inusual debido a que probablemente se deba al levantamiento de las restricciones por el COVID-19, situación que se ha observado a nivel mundial.
El Dr. John Brownstein, epidemiólogo y director de innovación del Boston Children’s Hospital ha mencionado que cuando Estados Unidos levantó muchas restricciones el año pasado, experimentó un patrón muy similar: la mayoría de los estados informaron altos niveles de actividad similar a la de la gripe.
La co-circulación de virus y bacterias respiratorios durante los meses más fríos a menudo supone una carga adicional para los centros de atención médica, por lo que el especialista considera crucial que se implementen medidas de salud pública, incluida la vacunación y una mayor vigilancia, para gestionar estos aumentos esperados en los casos respiratorios.
En México tampoco nos hemos quedado de brazos cruzados. Recientemente la Secretaría de Salud lanzó un aviso epidemiológico para que la población siga medidas de prevención y los hospitales del país identifiquen, notifiquen y atiendan a tiempo posibles brotes del VSR.
Desde que inició la temporada de frío en octubre y hasta el 25 de noviembre, se han confirmado 827 casos de virus respiratorios diferentes a la influenza y al covid-19. De estos, 66% (546) resultaron positivos a VSR, sin que a la fecha se registren defunciones.
Si bien hasta este momento la enfermedad no ha mostrado ser grave, también lo es que debemos echar mano de las lecciones aprendidas en la pandemia por COVID-19. No podemos confiarnos de ninguna manera, por el contrario, debemos emprender con mayor ahínco medidas para reducir el riesgo de enfermedades respiratorias.
Recordemos la importancia de vacunarnos, mantener distancia con las personas enfermas, quedarnos en casa cuando se está enfermo, hacerse pruebas y recibir atención médica según sea necesario, usar cubrebocas en lugares con gran afluencia de personas, mantener una buena ventilación de los espacios y realizar el lavado de manos regular.
Es por ello que hoy, a casi cuatro años de distancia de la pandemia por Covid-19, lo que sigue es continuar cuidándonos y manteniéndonos alerta de las enfermedades y su manejo en el planeta, ya que el riesgo de unos puede convertirse en un peligro para todos. Ya lo vivimos, no echemos en saco roto todas las lecciones aprendidas.