Expertos consideran que el episodio de Guerrero puede ser el «Ayotzinapa» de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien ha intentado minimizar y eludir su responsabilidad.
LIDIA ARISTA / EXPANSIÓN POLÍTICA
Las lluvias y vientos de hasta 270 kilómetros por hora con los que el huracán Otis tocó tierra el pasado 25 de octubre de 2023 no solo dejaron inundaciones, daños a la infraestructura y afectaciones para más de 250,000 familias de Guerrero, también representarán un punto de quiebre para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que puede traer estragos políticos tanto para él como presidente como para su partido, Morena.
Ante una emergencia de las dimensiones de Otis, un huracán categoría cinco, cualquier gobierno debe implementar un protocolo en el que la prioridad sea reducir el caos. Sin embargo, expertos consideran que el presidente López Obrador optó por negar el problema, después minimizar la situación y más tarde eludir su responsabilidad.
Los errores
Hasta ahora la dimensión de la tragedia es aproximada: de acuerdo con cifras oficiales, hay al menos 48 personas fallecidas y 48 no localizadas, por lo que las cifras de víctimas podrían crecer y se calcula que el 65% del puerto de Acapulco presentan daños.
Si bien es cierto que la evolución de Otis de tormenta tropical a huracán categoría cinco fue atípica, al presidente y su Gobierno se les puede evaluar por la forma en que han respondido.
De acuerdo con especialistas, a dos semanas de ese fenómeno han sido varios los errores: el primero fue alertar solo vía redes sociales que Otis entraría al territorio con categoría cinco entre las 4:00 y 6:00 horas, cuando no toda la población de Guerrero cuenta con acceso a internet y no todos utilizan las redes sociales.
Otro de los errores es la ayuda a cuentagotas debido a que el presidente López Obrador designó a las Fuerzas Armadas como los únicos con posibilidad de entregar apoyos.
“La ayuda ha llegado muy lentamente, a dos semanas, las condiciones no se restablecen, temas tan básicos como el agua potable. Hoy en día aún la gente no puede abrir sus llaves y tomar agua. Entonces es una respuesta sin lugar a dudas poco eficiente y poco eficaz”, comenta Azucena Rojas, decana Regional de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno en Occidente del Tecnológico de Monterrey.
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Pero esa decisión de que sean solo las Fuerzas Armadas las encargadas de proporcionar ayuda a Guerrero, tiene una explicación para los analistas: desviar la atención de lo realmente importante que es la incapacidad del gobierno para haber reaccionado ante un desastre natural como Otis.
“Él quiere que la gente deja de hablar de lo que él no quiere que hablemos, que es la respuesta del Estado, que si sabía el gobierno que el huracán era peligroso, si sí sabía ¿qué hizo?, ¿por qué no alertó?, si no podía evacuar, ¿qué otras cosas hubiera podido hacer?, toda esa conversación es la que se ve desplazada por el griterío y los sombrerazos de que dijo una cosa escandalosa”, señala el consultor político, Luis Antonio Espino.
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Cuidar la imagen
Durante sus casi cinco años de gobierno, López Obrador ha tenido diversos episodios que pueden considerarse de crisis: la explosión en Tlahuelilpan, Hidalgo; la pandemia de coronavirus; el ‘culiacanazo’, a las que ahora se suma la emergencia por Otis en Guerrero.
En cada uno de esos momentos, especialistas coinciden que el patrón del presidente ha sido similar: negar, minimizar y eludir. ¿El motivo principal, aseguran, es el de cuidar su imagen.
“El aparato de propaganda del grupo político encabezado por el presidente que usa los recursos del Estado para difundir su mensaje, está al servicio de una sola prioridad, que es que el presidente sea visto por muchos como un líder infalible, intachable, que sólo toma buenas decisiones y que no puede ser criticado”, «En el caso del presidente hay un patrón, y ese patrón es el mismo en todas las situaciones de crisis: negar, minimizar y eludir”, advierte Espino.
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El consultor explica que ante una situación de emergencia hay manuales de comunicación profesional, como el elaborado por Agencia Federal de Manejo de Emergencias del gobierno de Estados Unidos, en el cual se establece que durante una situación de desastre la comunicación es vital. Sin embargo, el presidente ha optado en varias ocasiones por implementar su “antimanual de crisis”.
Aunque se trata de episodios de diferente naturaleza, para el profesor e investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey, Arturo Argente, Otis y Guerrero, son un acto similar como el de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
“Yo creo que Acapulco es el Ayotzinapa de Andrés Manuel López Obrador, junto con el manejo de la crisis de salud que enfrentamos con la pandemia de covid”, dice el también analista político.
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Efectos rumbo a 2024
A pesar de que el presidente López Obrador ha intentado minimizar el desastre de Otis al asegurar todo estará bien para Navidad o evadir su responsabilidad al señalar que “si se avisó a tiempo”, los expertos consideran que este episodio puede ser un punto de quiebre para su gobierno.
“Un evento como éste puede ser para cualquier político un punto de quiebre, es decir, un punto que te puede dar puntos o te los puede restar. Y yo creo que esto sin lugar a duda, Andrés Manuel lo tiene clarísimo, y su estrategia es por supuesto minimizar lo que pasó y si llegara a ver algún logro en los próximos meses, pues obviamente lo que gustaría sería recalcarlo”, considera Azucena Rojas.
En su momento, los ciudadanos tendrán que evaluar cómo respondieron los gobiernos de Acapulco, Guerrero y el federal, todos gobernados por Morena.
La respuesta a la emergencia ha venido principalmente de parte del Gobierno federal. En estas dos semanas, mientras el presidente a diario ha hablado sobre Guerrero, ya sea en su conferencia matutina o con la publicación de videos, la mandataria lo ha hecho más a través de sus redes sociales, pero en menor medida, lo que ocasionó cuestionamientos sobre su actuación.
Este lunes, Salgado dio una entrevista al Ciro Gómez Leyva para dar un balance y señaló que las prioridades sigue siendo restablecer los servicios básicos, encontrar a las personas no localizadas y retirar escombros y basura para que no se convierta en un problema de salud pública.
Ante las criticas, el presidente López Obrador ha señalado a la oposición de desear que la dimensión de la emergencia sea mayor para obtener beneficios políticos.
“Hay mucha desinformación, mucha politiquería. Quieren utilizar la desgracia con fines electorales nuestros opositores, son viles, no les importa el dolor de la gente, lo que quieren es dañarnos, quisieran que hubiesen muchísimos muertos para culparnos y sacar provecho”, dijo el mandatario desde Palacio Nacional el pasado 28 de octubre.
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Este miércoles se cumplen dos semanas desde el paso del huracán Otis y ayer por la noche, el presidente visitó por tercera vez Acapulco, sin embargo, se ha difundido muy poca información de sus visitas.