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En un acto desesperado, la madre del presidente de la Federación Española de Fútbol se encerró en una iglesia del sur de España y se declaró en huelga de hambre.
Una semana después de que Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, besara a la española Jenni Hermoso en la ceremonia de entrega de premios del Mundial femenino, su reputación está por los suelos y su futuro pende de un hilo.
En un intento desesperado por defender a su hijo, Ángeles Béjar, la madre de Rubiales, se encerró en la iglesia de la Divina Pastora de Motril (sur de España) y se declaró en huelga de hambre.
No parará hasta que las autoridades encuentren una solución a la «cacería inhumana y sangrienta que están llevando a cabo contra mi hijo con algo que no se merece».
La madre de Rubiales declaró a la agencia española de noticias EFE que permanecerá en la iglesia «de manera indefinida, día y noche» hasta que se haga justicia con su hijo.
La mujer permaneció en la iglesia parroquial con su hermana tras la marcha del sacerdote.
La madre de Luis Rubiales ha pedido a Jenni Hermoso que «diga la verdad» y «mantenga la versión que tenía al principio del incidente».
El presidente de la Federación Española de Fútbol, cuyo liderazgo ya había estado marcado por éxitos empañados por el escándalo, echó por tierra su carrera al ofender a millones de personas en todo el mundo con su comportamiento en la final de Sídney (Australia), cuando además se agarró la entrepierna en un gesto de victoria.
«Rubiales no puede volver a dirigir el fútbol español», dijo el domingo la ministra española María Jesús Montero, un día después de que la FIFA le suspendiera de manera provisional durante 90 días.
«Ya tuvimos bastante con él cuando estropeó el gran triunfo del fútbol femenino con su intolerable actitud», prosiguió.
La FIFA tomó medidas contra Rubiales después de que éste se negara a dimitir y declarara desafiante el viernes en una reunión de urgencia de su asociación que era víctima de una «caza de brujas» por parte de «falsas feministas».
En un día que pasará a la historia como uno de los momentos más esperpénticos del fútbol español, Rubiales aseguró que la delantera Jenni Hermoso había consentido el beso «mutuo».
Hermoso replicó en dos declaraciones que eso era falso y que se consideraba víctima de un abuso de poder. También acusó a la federación de intentar presionarla para que apoyara a Rubiales.
La federación contraatacó diciendo que mentía y que emprendería acciones legales contra ella.
Como parte de su decisión de suspender a Rubiales, el juez disciplinario de la FIFA, Jorge Palacio, ordenó a Rubiales y a la asociación que se abstuvieran de ponerse en contacto con Hermoso.