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Ana Obregón rompe los límites de la maternidad: ¿es lícito tener hijos a toda costa? | Papel

¿Es ético ser madre con 68 años? ¿Y hacerlo tras perder a un hijo, y declarar al salir: »Ya no volveré a estar sola»? ¿Están los deseos por encima de la biología? Pensadores y científicos lo discuten mientras los partidos aprovechan para atacarse

RODRIGO TERRASA / QUICO ALSEDA / PAPEL

La escena lo tiene todo. Con ustedes, Ana Obregóncelebrity entre las celebrities, en la portada del ¡Hola! saliendo en silla de ruedas de un hospital americano con un bebé recién nacido en brazos. Ana Obregón es una mujer soltera. Tiene 68 años, pero también tiene mucho dinero. Es famosa, por supuesto. Muy famosa. Y, además, es huérfila, un neologismo reciente para referirse a las personas que han perdido a un hijo. Ahora -lo dice el titular de la revista- Ana Obregón es madre de nuevo. Es la noticia entre las noticias. «Ya nunca volveré a estar sola. HE VUELTO A VIVIR«, anuncia ella en su perfil de Instagram. Madre, sí, a los 68. «Madre de una niña por gestación subrogada en Miami», cuenta el ¡Hola! en exclusiva.

A falta de confirmar la identidad del padre, es complicado meter más elementos en la coctelera informativa… y realmente difícil abrir más debates con una sola imagen. ¿Es ético ser madre con casi 70 años? ¿Y serlo a través de una gestación subrogada? ¿Se puede considerar esto como tal teniendo en cuenta que Ana Obregón no tiene edad para aportar su material genético? ¿Se ha comprado un bebé como quien se compra un bolso en Rodeo Drive?

¿Y qué papel juega, por cierto, el duelo en esta historia? ¿Y si Ana quería ser madre de nuevo tras perder a su hijo Aless hace ahora tres años…? ¿Tiene derecho a ello o no? ¿Están sus deseos por encima de la biología, de la misma naturaleza, de la legislación incluso? ¿Es el suyo el caso más extremo de una sociedad caprichosa en la que uno puede ser padre o madre incluso en la tercera edad, a cualquier precio, cueste lo que cueste? ¿O quiénes narices somos nosotros para cuestionar sus deseos siempre y cuando no vulneren la legalidad?

«Hacer un juicio moral sobre los motivos por los que alguien decide ser padre o madre es entrar en un terreno altamente peligroso», advierte Javier Moscoso, profesor de Investigación de Historia y Filosofía de la Ciencia en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). «Pero que los deseos de los seres humano van más allá de sus derechos no es nada nuevo, es de perogrullo. Siempre deseamos lo que no podemos alcanzar, ya sea tener un hijo con 68 años o pagar una millonada para llegar a Marte. Sostener que los mandatos de la naturaleza marcan las normas morales es muy conservador porque como especie siempre hemos traspasado esos límites. Esa es justo nuestra naturaleza».PARA SABER MÁS

Personal técnico trabaja con óvulos en el laboratorio de la clínica Panama Fertility, el 17 de julio de 2021, en Ciudad de Panamá (Panamá)

Bioética. El nuevo Código Deontológico Médico admite la gestación subrogada altruista mientras la ley la rechaza

Irene Montero, este miércoles, en los pasillos del Congreso.

Sociedad. El Gobierno carga contra la gestación subrogada de Ana Obregón: «Es una forma de violencia contra las mujeres»

Lo que se opone al derecho, dice Moscoso, no es el deseo, sino el miedo. El miedo a que esta práctica se generalice algún día, el miedo a que el concepto de familia tradicional se esfume para siempre, el miedo a vulnerar los derechos de las mujeres gestantes. «El problema -asegura- no es cuánto vale ni quién se lo puede permitir porque hoy casi todo se vende y casi todo se compra, ni siquiera la edad de Ana Obregón, porque nada nos dice que no vaya a ser una buena madre por eso. El verdadero problema es que el enorme árbol que es Ana Obregón no nos deje ver el bosque y nos impida tener un debate sensato sobre la regulación de la gestación subrogada».

Siempre deseamos lo que no podemos alcanzar, ya sea tener un hijo con 68 años o pagar una millonada para llegar a Marte

Javier Moscoso, filósofo

Porque más allá de la portada en cuestión, la realidad dice que desde 2010 y hasta el primer semestre de 2022, unos 3.400 niños que no se apellidan Obregón han sido inscritos en consulados españoles en 12 países nacidos de una gestación por sustitución. Son datos del Ministerio de Asuntos Exteriores, a los que habría que sumar los que viajan del país donde se ha producido el parto y nacimiento y se inscriben aquí. En España –lo dijo el Supremo el año pasado– son nulos de pleno derecho los contratos que pudieran regular la gestación subrogada porque vulneran los derechos fundamentales de la mujer gestante y del niño gestado.

¿Y qué dicen de esto los médicos? Precisamente este jueves se presenta en el Congreso de los Diputados el último Código de Deontología Médica, que rechaza la gestación por sustitución en la que medie una prestación económica. Pero por primera vez la admite cuando se lleva a cabo de manera altruista, «siempre que se preserve la dignidad de la mujer y el interés superior del menor, con la regulación oportuna y el control de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida».

«No hay un derecho a ser padre, pero sí a formar una familia», reivindica Antonio Vila-Coro, padre de una niña de 13 años nacida por gestación subrogada y portavoz de Son Nuestros Hijos, asociación que agrupa a unas 800 familias creadas a través de esta técnica. Vila-Coro es gay y no puede entender «cómo los mismos que se pelearon por los derechos de las parejas LGTBI para formar una familia se llevan ahora las manos a la cabeza con la gestación subrogada altruista».

Él mismo se reunió en 2010, junto con otros activistas, con Pedro Zerolo, y consiguió que el secretario de Movimientos Sociales de Zapatero forzara al Ministerio de Justicia a dictar una instrucción «por la que luego se ha legalizado las paternidades de muchos niños españoles nacidos en EEUU y Canadá». Por esa vía Zerolo se reconoce aún hoy la paternidad de parejas que hayan realizado el proceso de gestación por sustitución en países donde dicho proceso se tutele judicialmente -«que al final sólo son EEUU y Canadá», dice Vila-Coro-. La otra vía, desde la que se legalizan como hijos legítimos niños nacidos en Ucrania, Tailandia o Colombia, es que uno de los dos padres tenga un vínculo genético con el menor -habitualmente el padre, aportando su semen-, y que el otro adopte.

Si tienes dinero, tienes más derecho a las excentricidades, que son muy caras para los pobres

Gregorio Luri, filósofo

Y en este mapamundi burocrático, ¿juega algún papel la moral? «Por mucho que busques en los códigos legales, no existe el derecho a ser padre o madre», recuerda Edu Galán, autor de La máscara moral, un estudio sobre cómo la impostura se ha convertido en un valor de mercado y en la definición perfecta de nuestro tiempo. Sostiene él que el caso de Ana Obregón extiende sobre la mesa todo un laberinto de moralidades distintas. No es la misma la nuestra que la de Miami, claro. Y tampoco parece que el caso de la actriz y presentadora vaya a generar una avalancha de españolas septuagenarias peregrinando a Florida para tener hijos. «Lo que sí es es un ejemplo del globalismo en el que vivimos», explica Galán. «Parece que ningún médico sensato recomendaría a una mujer hacer lo que ha hecho Ana Obregón, salvo el doctor Riviera de Los Simpson. El problema es que hoy vivimos en un mundo en el que siempre habrá un doctor Riviera que te lo recomendará si le pagas lo suficiente».

Es lo que el filósofo Gregorio Luri llama, citando a Adam Smith, «el triunfo de la moral fashion«. «La moral de quienes se pueden permitir una moral distinta», explica. «Existe una moral de los ricos y una moral de los pobres y los ricos siempre han tenido una moral más amplia porque siempre se han permitido jugar con sus límites. Si tienes dinero, tienes más derecho a las excentricidades, que son muy caras para los pobres».

Luri, sin embargo, se niega a juzgar la decisión de Ana Obregón. «Lo único que importa es si es legal o no porque yo ya estoy cansado de ver a la gente rasgándose las vestiduras porque los demás hacen lo que quieren hacer».

El debate se expande en todas direcciones. Le cuesta centrarlo a Benjamín Herreros, científico y miembro de la Asociación Española de Bioética: «En ética no se discute sobre derechos, que exigen un sistema normativo, sino sobre valores, y se buscan consensos. Es obvio que no es algo óptimo ser madre a los 68 años. Pero también es verdad que la valoración social de la maternidad y paternidad ha cambiado. Ahora se acepta la reproducción asistida, que se haya aumentado la edad para hacerlo, se permite que las mujeres lo hagan por su cuenta… Sin embargo, en gestación subrogada no hay consenso aún. Los ultraconservadores y los más progresistas se unen para censurarlo».

Es obvio que no es algo óptimo ser madre a los 68 años. Pero también que la valoración social de la maternidad y paternidad ha cambiado

Benjamín Herreros, Asociación Española de Bioética

En semejante ambivalencia se mueve Loola Pérez, sexóloga y activista desde el feminismo: «La gestación subrogada en realidad me recuerda mucho al método ROPA para parejas de lesbianas, en la que una pone el óvulo y la otra el cuerpo, y el semen viene de un donante. Pero en este debate funcionan también las ensoñaciones románticas. Con ellas, cualquier esquema nos vale. Ahora, si la donación es altruista o comercial, ya no nos gusta».

Pérez admite que lo primero que ha pensado al escuchar el caso Obregón «es contradictorio». «Por un lado he pensado que es muy mayor para ser madre. Por otro, que si fuera un hombre nadie lo pondría en duda. ¿Puso alguien en duda al padre de Julio Iglesias?». Sobre las críticas desde la izquierda, apunta: «Bajo el paraguas del feminismo en realidad lo que se está haciendo es negar a la mujer el derecho a decidir sobre su cuerpo… Y se habla de mercantilismo y no se valora, por ejemplo, que la ley vigente en Miami por ejemplo protege a la mujer en el sentido de que no puede gestar si está bajo el umbral de la pobreza, o si no tiene carnet de conducir, que es un indicador de cierto estatus económico».

«Es un claro ejemplo de explotación reproductiva y de compra de bebés», rebate, sin embargo, la psicóloga especialista en violencia de género Andrea Gutiérrez García. «En este caso se ha primado el deseo de una mujer que tiene dinero y que para calmar sus penas, el vacío y sus dolores ha decidido que va a pagar por un hijo».

«Estamos primando los deseos de una mujer que quiere ser madre por encima de cualquier cosa, incluso por encima de los derechos de ese bebé», denuncia Gutiérrez García, que hace sólo unas semanas publicaba un artículo analizando los límites de la gestación. Mucho más allá del caso Obregón. En este caso partía de una provocadora propuesta de una investigadora de la facultad de Filosofía de la Universidad de Oslo, que defendía el uso de mujeres en estado de muerte cerebral para gestar.

«¿Cómo admitir que un individuo utilice a otro en tales circunstancias para satisfacer un deseo?», se pregunta la psicóloga española. «¿El uso de la ciencia debe poderlo todo? A nuestro juicio la potencialidad de la ciencia es celebrable en tanto mejore la calidad de la vida humana, de nuestra salud, dentro de los límites naturales de nuestra especie».

Fuente: https://www.elmundo.es/papel/historias/2023/03/29/6424824afc6c832c7c8b45ad.html

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