Por Dr. Carlos Figueroa Ibarra
¿La marcha de Barbosa? No me queda la menor duda de que se puede adjetivar de esta manera a la gran manifestación que ayer observamos en la ciudad de Puebla. Según las crónicas periodísticas que coinciden con los cálculos oficiales, entre 80 y 100 mil personas salieron a las calles este domingo 4 a manifestar su apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador y a su propuesta de reforma constitucional de carácter electoral. Si el sentido de la marcha y concentración del domingo 4 de diciembre no iba hacia Luis Miguel Barbosa, ¿por qué llamar a esa demostración que acaso sea la más grande en la historia de Puebla “la marcha de Barbosa”?
Simple y sencillamente porque fue el gobernador Barbosa quien la convocó. Incluso la convocó antes de que el presidente López Obrador convocara a su marcha para el 27 de noviembre. La marcha en Puebla tuvo que ser retrasada una semana para no interferir en la que se realizó en esa fecha. La marcha de Barbosa es de Barbosa porque fue él quien la capitalizó. Porque como bien lo ha dicho Rodolfo Ruiz, fue la oportunidad para mostrar músculo y mandar un mensaje al Palacio Nacional con respecto a la sucesión en Puebla en 2024.
Ciertamente el gobernador Barbosa se paró sobre hombros de gigantes. La expresión “pararse sobre hombros de gigantes” proviene del siglo XII y su atribución más conocida es a Isaac Newton quien la usó para referirse de manera humilde a sus propios logros científicos. El gobernador tiene mérito por convocar y organizar una marcha, cuya convocatoria última la ha hecho Andrés Manuel. Tiene mérito por detectar la subjetividad de masas que existe en el país y montarse sobre ella.
También tiene mérito para aprovecharse de esa subjetividad para colocar en la palestra a sus fichas o corcholatas como ahora se les llama: Sergio Salomón Céspedes, Olivia Salomón Vivaldo y José Antonio Martínez. Los tres se declararon morenistas y cuatroteístas de corazón. Ninguno de ellos tiene una trayectoria que sustente tales profesiones de fe. Otro mérito de Barbosa es haber puesto a bailar al son de su música a Alejandro Armenta Mier, quien declaró que marchó al lado de Luis Miguel “porque el gobernador es el líder político más importante del estado”.
Recordé con una sonrisa la guerra que Armenta le hizo en 2019 a la candidatura de Barbosa, cumpliendo fielmente las instrucciones de su jefe Ricardo Monreal. Recordé cuando le apostaba a que se iba a morir por la diabetes avanzada que padece. También recordé cómo el grupo de Claudia Rivera Vivanco lo apoyó en esa guerra declarando a Armenta “el candidato de las bases”. Eso después de poner el grito en el cielo diciendo que era traición aceptar la presencia en Morena de Manuel Bartlett y Rodrigo Abdala.
Mérito tiene además el gobernador en haber hecho marchar a la versión poblana de las organizaciones que expresaron el corporativismo de Estado durante el priato. Destaca la presencia del líder de la CTM Leobardo Soto, cuarenta presidentes municipales del PRI y cinco más del PAN. No cabe duda que la cultura política priísta tiene un agudo olfato para detectar los efluvios del partido de Estado.
Los opositores al gobernador arguyen que la marcha del domingo 4 de diciembre fue una marcha de Estado y que el acarreo no se hizo esperar. Existen múltiples imágenes de camiones estacionados que transportaron a contingentes y noticias acerca de los organizadores repartiendo la torta y el refresco a los reales y supuestos acarreados. ¿En justicia puede argüirse que eso no existió? Absurdo sería negarlo. Pero también me parece absurdo negar que, al igual que sucedió el 27 de noviembre, la marcha del domingo expresa la adhesión de la mayoría del pueblo mexicano a la Cuarta Transformación.
He aquí el por qué la expresión de que Luis Miguel Barbosa está parado en hombros de gigantes. Uno de ellos es Claudia Sheimbaun, quien hasta el momento goza del primer lugar en diversas encuestas acerca de quién sucederá a Andrés Manuel. Es clara la alianza que con ella está pretendiendo el gobernador. Sin gozar del favor de Mario Delgado, Barbosa está arrinconando a las corcholatas de sus opositores en Morena. No tuvieron presencia destacada los contingentes de Ignacio Mier, Claudia Rivera Vivanco o Rodrigo Abdala. Así las cosas, la marcha de Barbosa, sin ser de Barbosa, se volvió de Barbosa.