*La larga dependencia de la niñez favoreció la longevidad y la transmisión cultural
Por Raúl Torres Salmerón
La familia está siempre presente y cuando se le relega, vuelve porque el instinto familiar está muy arraigado en la naturaleza humana. Los niños esconden un potencial inmenso, pero para desarrollarlo requieren de un gran cuidado que con frecuencia supera la capacidad de los padres.
Son dependientes durante años tras abandonar el útero materno y es probable que eso haya incentivado algunos rasgos típicos de la especie.
La revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), de Estados Unidos, publicó recién, un análisis de investigadores de la Universidad de Harvard que plantea que el valor de ser abuelos activos favoreció que los humanos mantengan un buen estado físico mucho después de los mejores años reproductivos y que explica también por qué el ejercicio es tan beneficioso en edades avanzadas.
Este papel de los abuelos como pilares de la crianza podría ser el motivo de que las mujeres, al contrario de lo que sucede en casi todas las especies animales, puedan vivir décadas después de perder la fertilidad.
Es aquí donde entra La Hipótesis de la Abuela, tesis que se desarrolla a partir de la observación de las mujeres mayores de la tribu Hadza, en el norte de Tanzania. Kristen Hawkes, de la Universidad de Utah, vio que estas señoras eran muy productivas al recoger alimentos que después compartían con sus hijas. Esa generosidad favorecía que tuviesen más nietos.
Años después, el análisis de sociedades preindustriales en Canadá y Finlandia produjo conclusiones similares. A principios del siglo XVII, en Quebec, los registros eclesiásticos permitieron calcular que las mujeres que vivían en la misma parroquia que su madre, tenían una media de 1.75 hijos más que sus hermanas que vivían lejos. En Finlandia, los resultados mostraban una tendencia similar siempre que la abuela no tuviese más de 75 años.
La selección natural habría favorecido la longevidad en las especies compuestas por individuos dependientes, plantea al diario español El País, María Martinón Torres, Directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos.
Esas sociedades donde las abuelas cobraron una importancia cada vez mayor serían las responsables de creaciones artísticas como las de Altamira o Lascaux, mejoraron las técnicas de caza y pudieron sobrevivir y prosperar en una Europa glaciar que vio desaparecer a los neandertales.
Aquella especie peculiar, tan frágil durante tantos años, logró su éxito de una forma paradójica según explica Martiñón Torres. El éxito de las especies es reproducirse, pero la humana logró el éxito con un incremento del tiempo en que no se es reproductivo, asegura.
Los frágiles bebés humanos y sus cerebros habrían tenido más probabilidades de sobrevivir y desarrollarse gracias a las abuelas y ese trabajo habría tenido para la especie, la recompensa de una vida mucho más prolongada y saludable.
La Paleoantropóloga Marina Lozano, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, en Tarragona, recuerda que esta función esencial de las abuelas, comenzó con el Homo Erectus, primera especie que tiene una estructura más parecida a la de hoy y un ciclo vital similar
Por otra parte, según la investigadora de la Universidad de Míchigan Central, Rachel Caspari, la capacidad de adaptación cultural incrementó la esperanza de vida de los sapiens al aumentar el número de abuelas en aquellas poblaciones.
El apoyo familiar de los abuelos fue uno de los rasgos que pudo definir la singularidad humana. Como en otras ocasiones, la fuerza de la especie surgió de algunos de sus miembros más débiles.
LA HIPÓTESIS DE LA ABUELA
De acuerdo a la agencia española de noticias EFE, La Hipótesis de la Abuela como protectora de la especie no es un cuento infantil, es una valoración científica por la que se ha desentrañado el papel fundamental de las abuelas en la historia, para el desarrollo y continuidad de la especie humana y cuya clave se encuentra en el cuidado y crianza que han dispensado a sus nietos de forma natural.
Antonio Rosas, Director del Grupo de Paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que surge como un intento de dar respuesta a una de las múltiples singularidades del ciclo biológico de las especies y en este caso, del ciclo biológico humano.
La mayor parte de las hembras de los mamíferos mueren tras acabar su periodo fértil, por lo que, señala Rosas, los biólogos evolutivos se han preguntado siempre cuál es la posible explicación para que la mujer humana tenga una longevidad muy prolongada después del periodo fértil.
Tras muchas investigaciones científicas y valorar diferentes aspectos, se formuló lo que se ha denominado como La Hipótesis de la Abuela, que viene a demostrar que ese periodo de vida prolongado y décadas de longevidad después de la menopausia, son una invención de la naturaleza para seguir contribuyendo a la reproducción.
Pero esta reproducción se refiere al grupo y concretamente a la de las hijas, es decir, a los nietos. Según Antonio Rosas, lo que se formula en esa hipótesis es que el periodo de vida después de la menopausia está al servicio de la reproducción de los nietos.
Estas abuelas lo que hacen es ayudar a sus nietos y de alguna forma, contribuir a la propia propagación de algunos de sus genes. En última instancia, es una de las teorías que explican los fenómenos evolutivos en el sentido de que, por medio de la reproducción, los genes de las abuelas se reproducen en nuestros propios genes.
Lo que hacen los genes es determinar, tanto el aspecto físico como muchos de los aspectos de los comportamientos innatos y también la organización del ciclo biológico, es decir, el cómo se organizan las diferentes fases de nuestra vida.
La Hipótesis de la Abuela muestra un proceso que está seleccionado positivamente, es decir, aquellas mujeres que viven más allá de la menopausia y que ayudan a sus nietos, son las que más genes dejan en la descendencia y en las nuevas generaciones llevan incluidos estos comportamientos que, a su vez se seleccionan, se incrementan y de esta forma se va estableciendo una pauta de la especie, indica Rosas.
En cuanto a la costumbre actual de dejar a los abuelos en residencias, privándoles de un contacto diario y cercano con la familia, que podría quebrar este proceso, el Paleoantropólogo subraya que el comportamiento concreto de una sociedad industrializada, la escala de tiempo es completamente distinta.
Dejar a los abuelos en residencias sucede, pero simultáneamente se observa que en la última gran crisis económica de 2008 a 2018, el papel de los abuelos ha sido fundamental para mantener la estructura social, incluso la economía de las familias.
También, en la sociedad, el papel de los abuelos ha sido muy importante durante las últimas décadas con la incorporación de la mujer al mundo laboral de una forma decidida en comparación con los años 50 o 60.
En este sentido, el papel de los abuelos en la crianza y el cuidado de los nietos es más que evidente y en algunos casos exagerado, enfatiza Rosas.
En fin, como escribió Antonio Machado (España, 1875-1939), en su poema Tocados de Otros Días:
¡Tocados de otros días,
mustios encajes y marchitas sedas;
salterios arrumbados,
rincones de las salas polvorientas:
daguerrotipos turbios,
cartas que amarillean;
libracos no leídos
que guardan grises florecitas secas;
romanticismos muertos,
cursilerías viejas,
cosas de ayer que sois el alma y cantos
y cuentos de la abuela!
raultorress@hotmail.com