Desde 2020, la directiva de la orquesta decidió cambiar de arreglo para “dar alegría al público y no recordarle a nadie alguna guerra, propaganda o ideas nazis”
ANA RAMÍREZ / EL CONFIDENCIAL
“El público asiste a un concierto de Strauss esperando ponerse de buen humor”, escribió una vez Johann Strauss II a su hermano Eduard. Hace décadas que la obra de los Strauss, la gran dinastía del vals vienés, monopoliza las primeras horas del año. Y los asistentes del Concierto de Año Nuevo reconocen el redoble final cuando lo escuchan, saben que el director se volverá hacia ellos para acompañar con palmas la ‘Marcha Radetzky’. Lo hacen con el mismo interés de quien la escucha por primera vez, así de poderosa es la tradición.
La pieza de Johann Strauss I, padre de Johann II, Eduard y Joseph, llegará el 1 de enero bajo la batuta de Daniel Barenboim. Nada nuevo bajo el sol. Pero esa orquestación marcial que se escucha cada año, con la caja, los vientos y el contraste de volumen como protagonistas, no es la que el patriarca del vals vienés ideó. Desde 2020, la directiva de la Filarmónica de Viena decidió cambiar el arreglo de la pieza para “dar alegría al público y no recordarle a nadie alguna guerra, propaganda o ideas nazis”, como declaró su portavoz de prensa al ‘Financial Times’.
Y es que la versión que la Filarmónica ha interpretado con más frecuencia en el Concierto de Año Nuevo, hasta el pasado 2020, la firmaba un destacado miembro del Partido Nazi: el compositor Leopold Weninger. En el concierto dirigido por Andris Nelsons hace dos años, el fin de fiesta culminó con la ineludible ‘Marcha Radetzky’, pero con una partitura algo diferente.
El origen de la ‘Marcha’ es de sobra conocido. En 1848, el ya anciano y célebre militar Joseph Radetzky von Radetz se enfrentó al ejército del Reino de Cerdeña en una batalla cerca de Verona. El territorio, todavía dominado por el Imperio austriaco, fue la escena de una insurrección italiana que se sofocó en la batalla de Custoza. Los piamonteses firmaron así un tratado de paz por el que la autoridad austriaca se reinstauraba. El gran triunfo de Radetzky se celebró en Viena y las autoridades pidieron a Strauss padre una composición para honrar al militar. El resultado fue la ‘Marcha Radetzky’, una de las obras más reconocibles y escuchadas en la historia de la música occidental.
En 1946, al término de la Segunda Guerra Mundial, el director alemán Joseph Krips introdujo por primera vez la ‘Marcha’ al final del Concierto, que desde entonces ha servido como tradicional bis junto con el ‘Danubio Azul’. A lo largo de los años, los músicos de la Filarmónica de Viena han añadido indicaciones y corrigiendo fallos de aquella partitura, pero siempre en una versión basada en el arreglo de Weninger. ¿Quién era este músico y por qué la Filarmónica rechaza su versión por su vinculación con la ideología nazi?
Leopold Weninger fue un compositor y director de orquesta austriaco que, en 1914, publicó un arreglo orquestal de la ‘Marcha Radetzky’ en Leipzig. Esa era la partitura que se encontraba en los archivos de la Filarmónica en 1946, cuando Krips decidió ofrecerla como propina del concierto. Weninger fue un miembro activo del partido de Adolf Hitler desde 1932, cuando comenzó a escribir numerosas obras en torno al régimen nazi.
Entre ellas, se encuentran marchas e himnos como ‘Jung-Deustchland’, ‘Sieg-Heil!’ o un arreglo para piano y voz de ‘Horst Wessel Lied’, el himno oficial del partido, además de otras obras dedicadas a las SA o a Hitler.
Según la Filarmónica de Viena, la versión de Weninger era la que se encontraba en sus archivos, pero con los años fue sujeta a modificaciones por parte de los músicos. Fue especial el caso de los percusionistas —la caja y los platillos son elementos fundamentales en la ‘Radetzky’—. Estos basaron sus anotaciones posteriores en los testimonios que pudieron recabar de los músicos que tocaban en la antigua Orquesta Strauss, dirigida por el compositor de la obra y, posteriormente, por su hijo Eduard.
Un artículo de Jeroen H.C. Tempelman, director de la Sociedad Johann Strauss de Nueva York, estudia las diferencias entre los diversos arreglos de la ‘Marcha Radetzky’. En 2001, el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt, quizás en un afán historicista, interpretó el arreglo original de la partitura de Johann Strauss I. Las principales diferencias con el arreglo de Weninger se encuentran en el papel del viento y la percusión, y en una orquestación original más modesta —con menos músicos y menos variados— que la que suele darse en el Concierto de Año Nuevo.
Sin embargo, el contraste que hace tan característica la ‘Marcha Radetzky’ (el mismo tema se repite tocado primero suavemente, después con más fuerza y habitualmente acompañado de las palmas del público) sí aparecía en la partitura original. Tempelman especula que los cambios de volumen sí fueron idea de Strauss, y no de los arreglistas posteriores.
A partir del año 2020, la Filarmónica decidió desterrar el arreglo de Weninger de sus archivos, encargando a la biblioteca de la institución que reuniera en una nueva edición de la partitura las anotaciones acumuladas con los años. En aquel año se interpretó por primera vez, bajo la batuta del director Andris Nelsons.
Strauss, la Filarmónica y el nazismo
Durante el ascenso del nazismo, la Filarmónica de Viena fue una institución musical de gran renombre europeo. Y con una ratio “desproporcionadamente alta” de miembros del partido, según reflejan las investigaciones promovidas por la misma orquesta. En 1943, 123 músicos eran militantes nazis (más del 50%) y dos habían sido miembros de las SS. En 1938, 13 músicos activos de la orquesta fueron expulsados por ser judíos o tener raíces judías. De ellos, cinco murieron asesinados durante el Holocausto y otros dos, durante la guerra.
Los conciertos de Año Nuevo tienen su origen en 1939, originalmente denominados Concierto de Johann Strauss. Como en la actualidad, la mayor parte del repertorio interpretado en ellos lo conformaban obras de la familia vienesa. El investigador Oliver Rathkolb señala que “el entretenimiento de la ‘música de vals’ restó valor a los efectos cada vez más desalentadores de la Segunda Guerra Mundial». La obra de la familia Strauss, con su carácter festivo y alegre, hizo de estos conciertos una pieza clave del ocio en la propaganda nazi.
Fueron estos conciertos los que asociaron el repertorio de los Strauss al nazismo, a pesar de que el autor de la ‘Marcha Radetzky’ era de ascendencia judía. Según relata Rathkolb, Joseph Goebbels, ministro nazi de Propaganda, intentó falsificar la partida de bautismo de Johann Strauss I para ocultar sus orígenes. Y cita el diario personal de Goebbels para corroborarlo: «Algún sabelotodo ha descubierto que Strauss es ⅛ judío. Esto no debe hacerse público. En primer lugar, todavía no existe una prueba y, en segundo lugar, no quiero que el legado cultural alemán se vaya socavando gradualmente. (…) Estoy haciendo todo lo que está en mi poder para contrarrestar esto. Es la voluntad del Führer».
Los conciertos de Johann Strauss pasaron a llamarse conciertos de Año Nuevo tras la Segunda Guerra Mundial, en 1946. Justo el mismo año en que se introdujo por primera vez la tradicional propina: la ‘Marcha Radetzky’.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/2021-12-30/marcha-radetzky-nazi-filarmonica-viena-concierto-ano-nuevo_3351169/