Los Periodistas

Afirma que las religiones mayoritarias tienen la obligación de velar por «la libertad religiosa de todos»

JUAN VICENTE BOO / Budapeste / ABC

En un fuerte llamamiento a Europa y al mundo, el Papa Francisco ha pedido el domingo a su llegada a Budapest «promover juntos una educación para la fraternidad, para que los brotes de odio que quieren destruirla no prevalezcan».

En su discurso ante los líderes de todas las iglesias cristianas de Hungría, de los organismos ecuménicos internacionales y de la comunidad judía -perseguida y prácticamente aniquilada ante la indiferencia general durante el Holocausto-, el Santo Padre ha añadido: «pienso en la amenaza del antisemitismo, que todavía serpentea en Europa y en otros lugares».

En su opinión, «es una mecha que hay que apagar, y la mejor forma de desactivarla es trabajar en positivo juntos; es promover la

 fraternidad». Aunque abordaba temas muy serios, el clima del encuentro era familiar, y Francisco había roto el hielo inicial pidiendo disculpas por leer su discurso sentado «pues ya no tengo 15 años». Tiene nada menos que 84 pero, aún así, había decidido emprender el vuelo desde Roma a las seis de la mañana.

El Papa hablaba en un país de fuerte deriva nacionalista y xenófoba, poco después de haber dedicado un encuentro de cortesía de quince minutos al presidente de la República, János Áder, acompañado del primer ministro, Viktor Orbán, cristiano calvinista, quien enseguida subió la foto del estrechón de manos a su página de Facebook y manifestó, en su línea política, haber pedido al Papa «no dejar que la Hungría cristiana perezca».

En su línea de politizarlo todo para crear tensión y crispación, Orbán hizo saber a través de su portavoz que había regalado al Papa copia de la carta escrita en 1250 por el rey Bela IV al papa Inocencio IV para pedirle ayuda militar de Occidente «contra los belicosos tártaros que amenazaban la Hungría cristiana», como si los refugiados afganos o sirios representasen un problema similar.

Fue una reunión de cinco personas, pues estuvieron presentes el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, y el titular de Asuntos Exteriores, monseñor Paul Richard Gallagher.

Según el Vaticano, se habló «del papel de la Iglesia, la protección del medio ambiente y la protección de la familia», sin referencias a la inmigración, los refugiados ni la justicia. Con los saludos de protocolo y la presentación de acompañantes de cada delegación, el tiempo total dedicado a las autoridades fue de cuarenta minutos.

La realidad es que el gobierno no ha invitado al Santo Padre a visitar Hungría, sino solo a la clausura del Congreso Eucarístico Internacional, y ese es el motivo por el que Francisco dedica solo unas horas al país antes de volar a Bratislava y pasar ya la noche en Eslovaquia, donde permanecerá tres días.

Nueva tarea

En sus palabras de saludo al Papa al comienzo del encuentro ecuménico, el rabino jefe de Hungría, Róbert Fröhlich, ha recordado que «tanto los judíos como los cristianos sabemos lo que significa ser extranjeros y ser perseguidos por nuestra fe». Por fortuna, y como ejemplo para el mundo, «en las últimas décadas, judíos y cristianos hemos hecho mucho para derribar los muros que nos separan y para ver en el otro no un extranjero sino un amigo, un hermano de la comunidad humana».

Era un buen resumen de algunas de las ideas de la encíclica «Fratelli tutti», cada vez más imprescindible en un mundo de sociedades crispadas. Y el Papa ha continuado esa línea asignando a los líderes religiosos una nueva tarea constructiva.

Según Francisco, «ustedes, que representan las religiones mayoritarias, tienen la tarea de favorecer las condiciones para que se respete y fomente la libertad religiosa de todos. Que nadie pueda decir que de los labios de los hombres de Dios salen palabras de división sino solo mensajes de apertura y de paz».

Poco después, durante la homilía de la misa de clausura del 52 Congreso Eucarístico Internacional en la espectacular plaza de los Héroes, el Santo Padre ha invitado a los cristianos a «recorrer el mismo camino del Maestro, que vino a servir y no a ser servido».

Francisco ha añadido que «el Congreso Eucarístico Internacional es un punto de llegada de un camino, pero hagamos que sea sobre todo un punto de partida, porque el camino en pos de Jesús invita mirar hacia delante».

Era la segunda vez que utilizaba esa imagen, pues poco antes se había despedido de los líderes cristianos y judíos con palabras de peregrino: «Gracias, y buen camino».

Cita en Santiago de Compostela

Durante el vuelo de Roma a Budapest, el Papa había recibido como regalo una señal de carretera con la indicación «Roma-Santiago 1.726 Km». Era un nuevo mensaje simpático de Eva Fernández, corresponsal de la cadena COPE, para recordarle que tiene cita en Compostela en agosto de 2022.

Poco después, saludando a otros dos periodistas españoles, Francisco comentó que la reciente entrevista con Carlos Herrera en la cadena COPE «fue todo trabajo de Eva. Como ha escrito José Beltrán en Vida Nueva, Eva es ‘la de las 24 horas disponible, la que deja siempre paso, la que siempre cede la voz’. ¡Es así!».

A pesar del madrugón, el Papa tenía aspecto descansado y manifestaba muy buen humor. En esa línea preguntó a un periodista español si en un reciente libro sobre el Vaticano había «un capítulo dedicado a la mafia vaticana», al tiempo que acompañaba la broma con una carcajada.

Aunque breve, la etapa de Budapest ha sido muy grata para todos los participantes. Durante el recorrido en ‘papamóvil’ por el hermoso centro de la ciudad, cientos de miles de personas saludaron a Francisco con visible alegría en una jornada soleada que realzaba el clima de fiesta.

En su despedida, al término de la misa, el Papa ha dirigido un agradecimiento muy especial al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, «Hermano que nos honra con su presencia», y ha recordado que «hoy, no muy lejos de aquí, en Varsovia, dos testigos del Evangelio son proclamados beatos: el cardenal Esteban Wyszynski e Isabel Czacka, fundadora de las Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz, quien perdió la vista muy joven y dedicó toda su vida a ayudar a los ciegos».

Tras el corto vuelo desde Budapest, y el recibimiento entusiasta en el aeropuerto de Bratislava, Francisco ha iniciado su programa en Eslovaquia reuniéndose con los líderes de todas las iglesias cristianas del país en la nunciatura apostólica, que será su residencia durante tres días.

En su discurso, Francisco les habló vigorosamente de libertad puesto que, superadas las décadas de tiranía comunista, ahora experimentamos «lo hermoso, aunque al mismo tiempo difícil, que es vivir la fe como personas libres».

Aunque el comunismo ha quedado atrás, los populismos amenazan esta zona de Europa ya que «los hombres están dispuestos a ceder voluntariamente su libertad a cambio de una esclavitud más cómoda, la de someterse a alguien que decida por ellos, con tal de tener pan y seguridad».

El Papa les ha invitado a «soñar una Europa libre de ideologías», recordando que los evangelizadores de estas tierras, Cirilo y Metodio, «precursores del ecumenismo», presentaron un Evangelio fraterno. Y que la misión de los cristianos es «difundir hoy el Evangelio de la libertad y la unidad», rechazando las ideologías del conflicto, la xenofobia y la manipulación política del miedo.

Fuente: https://www.abc.es/sociedad/abci-papa-pide-budapest-educacion-para-fraternidad-erradique-brotes-odio-europa-202109121315_noticia.html

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