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Entre 1730 y 1736, la isla canaria de Lanzarote sufrió una erupción que tiño de «negro» la zona más fértil de la isla dejando una tierra inhóspita.
Nadie podía imaginar entonces que aquello daría paso a un entorno vitivinícola único en el que las cenizas volcánicas servirían para conservar la humedad de los cultivos.
Víctor Díaz, presidente de la Denominación de Origen Protegida Vinos de Lanzarote hace memoria: «Nuestros antepasados cavaron hasta la tierra fértil y ahí plantaron las vides».
Este año esperan recolectar 1.500 toneladas de uva. El 60% de la producción es de uva malvasía volcánica autóctona y una gran parte se recogerá en la zona de La Geria. Un lugar único en el mundo, creado hace siglos.
No es tarea fácil como explica el viticultor de Lanzarote Francisco García Reyes:«Hay que bajar al hoyo, hay que subir, hay que bajar, hay que subir, todo a pie, sin maquinaria de ningún tipo y es bastante duro».
Los viñedos son una perfecta sucesión de refugios protegidos por muros de piedra. Amparan las vides que brotan de surcos profundos excavados en el lapilli, formando uno de los campos más singulares del mundo.
Las bodegas albergan vinos que combinan la dureza del suelo y los vientos alisios con la escasa pluviosidad de la isla.
Fueron precisamente los campesinos quienes, con sus propias manos o con la ayuda de camellos como única herramienta, comenzaron a cavar fosas para acceder a la capa superior del suelo y cultivarla.
De seis metros de diámetro y hasta tres de profundidad, los hoyos están rodeados en su mayoría por piedras circulares o en forma de media luna que actúan como refugio del viento.
La temperatura de la ceniza volcánica ayuda a las uvas a aumentar su azúcar y, por tanto, su contenido de alcohol.
Fuente: https://es.euronews.com/2021/08/07/lanzarote-ofrece-vino-nacido-de-las-entranas-del-volcan