El escenario no es fácil para el presidente, por lo que es probable que en las siguientes semanas podamos ver episodios donde la confrontación escale, tratando de llevar la elección al extremo.
GUSTAVO LÓPEZ MONTIEL / FORBES
Finalmente, el presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó ofrecer disculpas a las víctimas de la línea 12 del metro en la ciudad de México, porque “nada humano me es ajeno”, dijo, por lo que era relevante estar del lado de quienes habían sufrido por el accidente, o incidente como dice la jefa de gobierno. A pesar de que no hubo un acto de disculpas, como si los ha habido para otros casos en esta administración, y que lo dijo como persona, no como autoridad, el hecho es importante porque expresa con esa acción del presidente, lo que realmente está ocurriendo en el contexto de la elección intermedia que se celebrará el 6 de junio.
En la mayor parte de los casos, al inicio de los procesos electorales puede haber partidos y sus candidatas o candidatos que tengan varios puntos de ventaja sobre sus principales contendientes, lo que puede generar una falsa idea de posible triunfo electoral. Sin embargo, las campañas tienden a ajustar las tendencias de preferencia electoral, al mismo tiempo que se va reduciendo el número de personas indecisas, por lo que una ventaja que parecía promisoria puede convertirse en una derrota o en una elección muy cerrada con un alto costo económico, político y electoral.
Eso pareció ocurrir en el proceso electoral que estamos viviendo, donde la mayor parte de las y los candidatos de Morena en las entidades del país, comenzaron con altos niveles de aprobación y de preferencia electoral, ante un conjunto de partidos entre opositores y satélites que, en ocasiones, ni juntos, hacían sombra a quienes aventajaban en las encuestas.
El hecho de que el presidente López Obrador haya aceptado ofrecer disculpas a las víctimas de la línea 12, no únicamente lo hace aceptar una responsabilidad que tal vez a él no le toca, sino a sus subalternos como el secretario de relaciones exteriores y la jefa de gobierno, y también a Morena como opción política. Pero busca revertir la tendencia a la baja que las preferencias por Morena está sufriendo en diversas alcaldías de la Ciudad de México, incluyendo Tláhuac, Iztacalco e Iztapalapa, donde no se veía posibilidad de derrota, pero que el “incidente” de la línea 12 precipitó.
Pero lo mismo se puede ver en otras entidades, no únicamente como Nuevo León donde el presidente ha avanzado con otras dependencias públicas para mover el resultado, sino también en Sonora, Zacatecas, Sinaloa, e incluso en Guerrero y Michoacán. Ni que decir de los ayuntamientos en varias entidades donde la competencia descansa menos en la figura presidencial.
Donde tal vez la competencia es más delicada, pues de ello depende la segunda mitad de la administración del presidente, así como su anhelada ampliación de periodo, que no reelección, es en la mayoría en la Cámara de Diputados. Si bien al inicio varios estudios planteaban una mayoría basada en la popularidad presidencial, ahora la mayoría tendría que basarse en las posiciones que consigan sus partidos aliados, lo cual encarece el apoyo sobre decisiones estratégicas.
Es por ello que el presidente está presente todo el tiempo en el proceso electoral, porque busca traducir su popularidad en votos, lo cual no es fácil ni automático, como ha ocurrido en otras experiencias previas. Pero eso incluso lo ha llevado a golpear alianzas indirectas, como la que tenía con Movimiento Ciudadano al buscar que su candidato en Nuevo León no gane, pues son las y los candidatos de este partido quienes atraen los votos que son determinantes para que Morena gane o pierda en varias entidades, ayuntamientos y distritos. Si bien no es claro si la alianza se ha fracturado, otros partidos como Redes Sociales Progresistas buscan una estrategia de rompimiento para atraer esos votos que se están alejando de Morena.
El escenario no es fácil para el presidente, por lo que es probable que en las siguientes semanas podamos ver episodios donde la confrontación escale, tratando de llevar la elección al extremo para evitar una posible debacle. Lo cierto es que cualquiera que sea el resultado, la reconfiguración de Morena para ganar un segundo periodo en la presidencia será muy complicado, ante la confrontación que ese partido enfrenta como resultado, entre otras cosas, de este proceso electoral.
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Fuente: https://www.forbes.com.mx/red-forbes-los-efectos-de-las-elecciones-en-las-decisiones-de-gobierno/