Harland David Sanders trabajó como abogado, vendedor de seguros y partero antes de triunfar en el negocio de la gastronomía. Y cuando lo logró, curiosamente, decidió no conservar su empresa…
ELENA BENAVENTE / EL MUNDO
Este miércoles se cumplen 40 años del fallecimiento en Louiseville de Harland David Sanders, el famoso coronel que fundó KFC (Kentucky Fried Chicken). La noticia entonces impactó a sus seguidores, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. No obstante, su trayectoria y legado continúan en la mente de los amantes del pollo frito, quienes siguen llenando sus locales. De hecho, según Restaurant Business, las ganancias de KFC se elevaron de manera increíble este año y en mayo la empresa rompió su propio record de ventas. Un logro del que Sanders podría haber estado orgulloso… Sin embargo, el estadounidense no sentía demasiado cariño por la compañía que fundó.
El coronel Sanders nació en septiembre de 1890, en un pueblo llamado Henryville, y a pesar de que creció en el seno de una familia consolidada se vio obligado a buscarse la vida desde muy temprana edad. Su padre falleció cuando tenía cinco años y los suyos necesitaban que trabajase para ayudar a la economía familiar. Así, el joven decidió abandonar el colegio cuando solo tenía 12 años y comenzó a trabajar en una granja. Pero, cuatro años después, tomó una decisión aun más radical: alistarse en el ejército, aunque no tenía la edad suficiente para hacerlo.
Según History, Sanders falsificó su partida de nacimiento para entrar a las Fuerzas Armadas. Y lo consiguió… Incluso logró hacer el servicio militar en Cuba, donde pasó varios meses. Pese a ello, el futuro empresario optó por no seguir con su carrera militar y se trasladó a Alabama, donde ejerció diferentes trabajos. Entre ellos: abogado, partero, bombero del servicio de ferrocarriles y vendedor de seguros. Sin embargo, en 1930 tomó un camino que pronto cambiaría su vida: asociarse con Shell y hacerse cargo de una estación de servicio en Corbin, Kentucky.
Sanders había aprendido a cocinar desde pequeño y para generar dinero extra en su estación de servicio, decidió ofrecer su comida a los transportistas que pasaban por allí. ¿Y cual era su plato estrella? El pollo frito. Un pollo tan crujiente que, en cuestión de meses, se hizo popular en Kentucky y desató la envidia de su competencia.
Según cuenta Josh Ozersky en su libro Colonel Sanders and the American Dream, Sanders tenía una constante enemistad con un empresario llamado Matt Swart, otro trabajador de una gasolinera. En un comienzo, su rivalidad era más bien pacífica. Pero todo cambio cuando Stewart dañó -por segunda vez- uno de los carteles publicitarios de Sanders y este quiso enfrentarse. Pero la discusión se les fue de las manos y Stewart disparó, fatalmente, a uno de los ejecutivo de Shell, por lo que Sanders decidió también abrir fuego y herir a su contrincante en el hombro.
A pesar del impactante suceso, en 1935 Sanders se volvió inmensamente popular y recibió por parte del gobernador de Kentucky el título honorario de Coronel. Un reconocimiento que lo hizo aun más célebre y lo motivó a ampliar su estación de servicio, con un comedor para 150 personas. Un par de años después, el restaurante de Sanders apareció en una guía gastronómica y, gracias a eso, él tomó la decisión de volcarse en la hostelería por completo. Por otro lado, también quiso mejorar la receta de su pollo. Y después de numerosos experimentos, llegó a la conclusión de que el pollo perfecto necesitaba 11 hierbas y especias y que, si vendía su preparación, podía ganar más dinero.
De ese modo, Sanders convenció a su amigo Pete Harman y este instaló una franquicia de los pollos en Salt Lake City, la cual bautizó como Kentucky Fried Chicken. Un nombre que llamó la atención y que logró que los platos del coronel ganaran mucha fama. Pero el ex militar no se conformaba con solo un restaurante, lo que lo hizo tomar su Ford 1946 para viajar por todo Estados Unidos e intentar vender franquicias.
En 12 años, el coronel logró hacerse una pequeña fortuna y decidió vender KFC, en 1964. Aun así, continuó siendo el rostro de la compañía. Sin embargo, las cosas se complicaron entre Sanders y su ex empresa cuatro años después, cuando él dijo que la comida que vendían le parecía tan repugnante que iba a abrir un restaurante para competir con ellos. Pero KFC no estaba dispuesto a competir con nadie, así que los ejecutivos optaron por bloquear los planes del fundador. Algo que Sanders respondió con una demanda por 120.000.000 de dólares.Más en El MundoEl Gobierno empuja a las CCAA para que prohíban los viajes y limiten los comensales en NavidadLa tensión en el Gobierno estalla con una bronca entre María Jesús Montero y Pablo Iglesias en el Congreso: «No seas cabezón»
De acuerdo con algunas de sus biografías, el coronel Sanders era una persona exaltada, a la que le gustaba maldecir constantemente. Asimismo, era conocido por ser un gran mujeriego e incluso muy infiel. Por ejemplo, Sanders engañó a su primera esposa, la madre de sus tres hijos, y luego se casó con su amante, a quien también traicionó.
Por otro lado, Sanders tenía fama de machista y acosador. Tenía una mala opinión de la gente con sobrepeso y, según uno sus biógrafos, algunas mujeres le tenían miedo porque las «tocaba en exceso». Es por eso que, en 1980, cuando Sanders falleció de una leucemia aguda, no muchos lamentaron su muerte de manera pública. Excepto los fans del pollo frito, quienes se mantienen siempre fieles al coronel de blancos bigotes y sonrisa amable.
Fuente: https://www.elmundo.es/loc/celebrities/2020/12/16/5fd88aedfc6c838d208b4626.html