La devoción a la Virgen del Carmen, tan extendida por todo el mundo, comenzó en el Antiguo Testamento. Conoce más en esta historia
Álvaro Real / Aleteia
El día 16 de julio se recuerda y celebra la festividad de Nuestra Señora del Carmen. Una devoción querida por todo el mundo. La primera interpretación de la Virgen del Carmen se encuentra en el Antiguo Testamento:
Los Carmelitas interpretan la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18,44) como un símbolo de la Virgen Inmaculada y ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
Lo explicaba Benedicto XVI, el 15 de julio de 2006:
«El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas.
El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero.
Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein).
Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios.
María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios.
Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor».
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Escapulario de la Virgen del Carmen
Uno de los símbolos del amor hacia la Virgen del Carmen, lo encontramos en el Escapulario carmelita. Desde el siglo XVI casi todos los Papas lo han vestido y propagado. El papa Juan Pablo II, que es terciario carmelita, recordó en diversas ocasiones que viste con devoción, desde niño, el escapulario del Carmen.
La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Fue entregado al General de la Orden del Carmen, san Simón Stock, según la tradición, el 16 de julio de 1251.
Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa.
Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los más importantes sacramentales marianos.
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Los 3 significados del escapulario:
1 AMOR Y PROTECCIÓN
El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.
2 CONSAGRACIÓN
Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
3 SUAVE YUGO DE CRISTO
«Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana». (Mt 11, 29-30). El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.
Conoce más sobre el escapulario:
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