El equipo olímpico español y otros atletas internacionales muestran su enfado por el fracaso organizativo del triatlón y las aguas abiertas en los Juegos Olímpicos de París. Tras invertir 1.400 millones, todavía nadie se puede bañar en el Sena
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Albert Ortega / París / El Confidencial
El Sena se ha convertido en un grave problema para Emmanuel Macron y para la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Después de una inversión de 1.400 millones de euros que ha puesto al río que cruza París en el centro del universo durante los Juegos Olímpicos, las pruebas de triatlón no se pueden celebrar en la capital gala. El mosqueo entre los atletas y los equipos olímpicos se dispara, igual que la indignación de los parisinos, quienes ven cómo la promesa electoral de habilitar el baño público un siglo más tarde queda por los suelos.
Con dos entrenamientos consecutivos cancelados y sin poder haber entrenado todavía en el lugar donde deberían celebrarse las pruebas de triatlón, el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, junto a la federación internacional de triatlón, World Triathlon, comunicaron que la prueba se pasará al miércoles, justo después de la disciplina femenina. El esperpento es tal que informaron a las 03:30 de la madrugada que no se iba a hacer la prueba… de las 08:00 de la mañana.
El motivo, tal y como hemos explicado estos días, es que el agua del Sena sigue estando muy contaminada y no es apta ni para las pruebas olímpicas ni para el baño público. Aunque la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y el presidente del Comité Organizador, Tony Estanguet, se bañaran antes del inicio de los Juegos Olímpicos en un ejercicio propagandístico, la realidad es que el nivel de bacterias fecales superaba el umbral máximo que marca la Agencia Nacional de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Seguridad Laboral (ANSES).
«Solo somos marionetas»
De este modo, los deportistas olímpicos que se lanzarían al agua en las pruebas de triatlón y de natación en aguas abiertas podrían sufrir colitis hemorrágica o diarrea. Otra de las posibilidades es arrancar la natación del triatlón y convertirla en un biatlón, pero esa decisión significaría reconocer el fracaso de la organización y la incineración del dinero público parisino. Lo saben los atletas olímpicos, que están hartos.
«Si la prioridad fuese la salud de los atletas, este evento se habría desplazado a otra localización hace mucho tiempo. Solo somos marionetas en un show televisivo. Biatlón no es triatlón. Cambiar el día en medio de la madrugada es irrespetuoso para los atletas y los espectadores que llevan años preparándose para este momento. ¡Qué aparición para el triatlón en la escena más grande!», disparó a quemarropa el atleta belga Marten Van Riel, uno de los llamados a competir en la prueba olímpica.
«Obviamente, hay un poco de ira y mucha decepción«, reconoció el director técnico nacional de la Federación Francesa de Triatlón, Benjamin Maze en FranceInfo. El galo, visiblemente molesto, explicó que los deportistas se habían preparado para esta incertidumbre. «Trabajamos mucho con psicólogos y entrenadores mentales en esta dimensión. Nos enfocamos en lo que tenemos control, dominio, en lo que podemos impactar«.
Los españoles, también muy contrariados
Sin embargo, no solo preocupa la contaminación, también lo hace la enorme corriente que agita el Sena. Después del desfile de embarcaciones olímpicas durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, el trasiego de barcos que recorren el río de punta a punta ha continuado. «Creo que nos van a hacer nadar aunque esté contaminado. Van a hacer lo que sea para que nademos en el Sena y tirarán hacia adelante», cuenta una fuente del equipo olímpico español.
«Hay una guerra interna entre el Comité Organizador y el resto de federaciones, porque unos priorizan la salud de los deportistas y otros quieren hacerlas, aunque la contaminación supere el nivel máximo y haya más corriente de la cuenta», añade esta misma voz.
Algunos de los que están este año en París, ya vinieron el año pasado, donde la situación era todavía mucho peor. «No pudimos ni acercarnos. Es que no pudimos ni calentar ni tampoco entrenar. Las embarcaciones echaban toda mierda al río«, algo que este año ha cambiado tras la instalación de un depósito monstruoso que debería diluir las bacterias, la modernización de la flota y las multas, pero todavía no es suficiente, especialmente, según cuenta la organización, por las lluvias del pasado fin de semana.
Sin embargo, el equipo olímpico español saca pecho por su competitividad. «Hemos nadado en lugares mucho peores. Incluso con peces muertos en ciudades donde nos decían que el agua estaba bien, pero mirabas y… peces muertos. Como en Belgrado u otros puntos de Francia, incluso en el puerto de Barcelona, lleno de petróleo. Si tenemos que competir sin haber entrenado en la zona… deberemos estudiar todo, como las corrientes y dar lo máximo. Tendremos el plan en la cabeza y estaremos en igualdad de condiciones».