- La ONG Sungai Watch ha recogido dos toneladas de plástico desde el 2020
- Indonesia es el segundo país del mundo que más contamina los océanos
Sofía Nicolás / Rtve
Aguas cristalinas, acantilados de infarto, selvas exuberantes, arrozales tallados en empinadas montañas… y kilos y kilos de plásticos cubriendo las costas del sur de la isla. Bali, paraíso tropical en mitad del archipiélago de Indonesia, recibe a millones de turistas cada año que van en busca de lo exótico, de playas de arena blanca y retiros espirituales. Pero muchos, cuando llegan, se encuentran con una imagen para nada idílica.
En temporada de lluvias, plásticos, bolsas, envases, pañales y botellas provenientes de la vecina isla de Java inundan las playas de Bali, sustituyendo la arena por una densa capa de basura. Indonesia es el segundo país, después de China, que más contamina los océanos. Son 1,3 millones de toneladas de plástico no gestionado que terminan cada año en las aguas de los mares de Indonesia, según estima un informe de 2022 del Fondo Mundial para la Naturaleza. Más del 80% de esta basura proviene de los ríos y arroyos de las diferentes islas del país.
En el monte Wayang, en la isla de Java, la más poblada del archipiélago, nace el río Citarum. Trescientos kilómetros de río que serpentea por la isla, cruza Yakarta, la capital del país, y desemboca en el Mar de Java, al norte. El río provee de agua a unos 25 millones de personas y alimenta tres centrales hidroeléctricas. Pero en un punto, el agua se convierte en plástico. Industrias, asentamientos humanos y ganado son los principales factores que contaminan estas aguas.
El río Citarum, el más contaminado del mundo
En 2017, Sam y Gary navegaron por el río Citarum con dos kayaks que construyeron a base de botellas de plástico recicladas. Su objetivo era documentar la crítica situación de sus aguas y crear conciencia entre la población «sobre los químicos altamente tóxicos en sus aguas y las masas de plásticos que flotan en la superficie». El proyecto de estos dos hermanos franceses que crecieron en Indonesia llegó hasta oídos del presidente del país, Joko Widodo. Después de ver los videos donde los kayaks avanzan entre basura, con plásticos ardiendo en mitad del río y cadáveres de animales putrefactos, Widodo anunció un plan de emergencia para la rehabilitación total del Citarum en un plazo de siete años.
Siete años después, el Citarum sigue siendo uno de los más contaminados del mundo. «Desafortunadamente, el Gobierno no ha hecho mucho. Anunciaron un plan muy ambicioso para reducir la contaminación por plásticos en los océanos en un 70% para 2025. Ya estamos en 2024 y no hemos visto mucho cambio», cuenta a RTVE.es la hermana mayor de Sam y Gary, Kelly Bencheghib. «Las iniciativas que hay no son suficientes. Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo y la gente consume mucho más. Estamos impulsando la reducción de los plásticos de un solo uso, especialmente las bolsitas. Ojalá se acaben prohibiendo porque no son reciclables en ningún lugar del mundo», añade.
Dos toneladas de plástico menos en los ríos de Bali y el este de Java
Kelly, Sam y Gary se mudaron de París a Bali cuando eran niños y mientras disfrutaban de los arrozales y la jungla veían que el plástico iba apareciendo por todas partes «hasta el nivel de cubrir playas enteras. Pero nadie hacía nada», recuerda Bencheghib. «Así que decidimos empezar a limpiar, usando nuestras seis manos», añade.
Ahora hay más de 200 manos recogiendo plásticos por la isla. Sungai Watch, la ONG que fundaron los hermanos Bencheghib en 2020, cuenta con más de 100 trabajadores contratados a tiempo completo que se encargan de limpiar los ríos de Bali y el este de Java. En estos cuatro años han recogido dos toneladas de plástico de ríos y vertederos ilegales. «Tenemos más de 200 barreras en los ríos de Bali y Java para recoger la basura. Antes de instalarlas pedimos permiso al gobierno local y con el líder de la comunidad intentamos que reúna a la gente del pueblo para explicarles qué son y para qué sirven porque muchas veces la gente se piensa que, como recogemos los plásticos de las barreras, es un lugar donde tirar su basura, y ese no es el objetivo», afirma la responsable del trabajo que Sungai Watch hace en las diferentes comunidades de las islas, Anggita Baruna Putri.
«El principal problema es la falta de infraestructura para gestionar los residuos, algo que sigue al final de la lista de prioridades», dice Bencheghib. «Los gobiernos locales nos dicen que no hay presupuesto, pero son excusas. Mucha gente tiene la basura enfrente de su casa porque no hay papeleras, no hay un sistema de recogida. Esto es un problema que no podemos resolver nosotros solos, necesitamos la ayuda de los gobiernos y colaborar juntos para crear leyes y asegurar que se apliquen», añade Baruna.
La conciencia social, el primer paso para unos ríos limpios
El trabajo de Sungai Watch también ayuda a crear conciencia social. Muchas personas viven en las orillas de arroyos muy contaminados con tóxicos que pueden afectar gravemente a su salud. «Hemos visto a muchas personas intentando buscar una solución porque son los primeros afectados por esto», afirma Baruna, aunque advierte que el cambio tardará varias décadas en notarse. «Solo el año pasado, se quemaron 35 de los vertederos más grandes que gestiona el gobierno de Indonesia, pero no vemos cambios, no vemos leyes nuevas», denuncia Bencheghib.
Indonesia es el tercer país que más gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, sus islas se hunden por la subida del nivel del mar y comunidades enteras se construyen sobre infinitas masas de plásticos. De sus casi 280 millones de habitantes, sólo el 47% tiene acceso a saneamiento gestionado sin riesgos según datos del Banco Mundial de 2023. El resto depende de fuentes de agua inseguras, como agua de lluvia, pozos excavados o arroyos. «Indonesia tiene unas 400 empresas de agua potable. Ese agua proviene de ríos, arroyos y aguas subterráneas. Sin embargo, la mayoría de estas empresas no pueden producir un agua que cumpla con los estándares del Ministerio de Salud de Indonesia ni de la Organización Mundial de la Salud (OMS)», asegura uno de los principales investigadores de la Universidad de Indonesia y experto en salud ambiental y calidad del agua, Sumengen Sutomo.
«Ahora la gente se siente avergonzada de tirar basura al río porque hay peces», asegura un balinés en uno de los videos que ha compartido la ONG. Iniciativas como la de Sungai Watch son un empujón para que este archipiélago del Pacífico vuelva a ver sus aguas limpias. Ríos y arroyos como el de la comunidad de Banjar Gunung, en Denpasar, Bali, han pasado de ser un vertedero de basura a tener un ecosistema próspero con aguas limpias, plantas y peces.
* Sofía Nicolás es alumna del máster de Reporterismo Internacional RTVE/in y UAH. Paloma de Salas es su tutora y ha supervisado el artículo.