LUIS ORTEGA / EFEAGRO
El “Big Ben” de Londres o la cordillera asiática del Himalaya son algunas de las paradas obligadas que el tradicional Belén de Chocolate, elaborado por la empresa Galleros Artesanos de Rute (Córdoba), plantea este año a la hora de realizar un dulce viaje de oriente a occidente entre piezas de chocolate negro, blanco, con leche y fondant.
“La temática del Belén de Chocolate de Rute de este año 2023 es la vuelta al mundo”, según explica a EFE Jorge Garrido, maestro chocolatero de Galleros Artesanos, quien subraya que se han querido representar “monumentos y lugares de distintas partes del mundo” que se han dividido en “tres grandes zonas” y para las que han sido necesarios más de 1.500 kilogramos de chocolate.
La primera de las zonas está dedicada a Europa, donde “se puede ver un pueblo típico de la Alsacia” o monumentos “como el Big Ben de Londres o el Arco del Triunfo del París” elaborados con distintos tipos de chocolate y que cuenta con detalles que se escapan a la vista y que deben contemplarse con atención.
Una segunda zona está dedicada a Oriente Medio y en ese viaje mágico se puede ver “la portada de la ciudad de Petra de Jordania” y hasta una “réplica de la Catedral de Santa Sofía de Estambul”, mientras que el final del trayecto lleva al visitante hasta Asia, donde queda representada “la cordillera del Himalaya, un pueblo de Nepal o un país como es Japón con su típica pagoda de rojo y un jardín con sus cerezos en flor”.
Cinco meses de elaboración y seis maestros chocolateros
La elaboración del Belén de Chocolate de Rute empieza normalmente “después de Semana Santa” y se trabaja “durante toda la primavera y el verano”, por lo que su montaje de desarrolla durante unos cinco meses y el mismo trabajan “hasta seis compañeros”, los cuáles cada uno está “especializado” en una forma de manejar el chocolate y encargado de una parte del belén.
Y cada año, la dulce representación navideña se supera hasta alcanzar en esta edición “los 1.600 kilogramos de chocolate blanco, negro y con leche”, si bien “el que más utilizamos es el blanco, porque es el que nos permite colorearlo mejor para que el Belén tenga más visibilidad”.
Muchas han sido las temáticas del belén durante los 23 años que se lleva representando, recuerda Garrido, quien expone que ha crecido tanto y su popularidad se ha hecho tan importante dentro del turismo navideños que se ha pasado de “los 15 metros cuadrados del primer belén del año 2000 a los más de 60 metros cuadrados” que ocupa el de este año.
Pero no solo se plantea un viaje por monumentos y zonas emblemáticas entre oriente y occidente, sino que la “singularidad” y el exquisito esmero en la elaboración del belén se contempla en los detalles elaborados con fondant.
“Los personajes los hemos vestido con los trajes típicos de época, de tal forma que en el caso de Europa se ve ropa del siglo XIX, en Oriente Medio los trajes otomanos del imperio turco, o los kimonos y trajes de samurai en el caso de Japón”, señala Garrido.
Y un secreto más que se revela es la innovación para recrear el agua de los ríos que discurren por todo el dulce mundo elaborado por el equipo de Galleros. “El río lo hemos hecho con un chocolate especial que pueda fluir en frío y que no de problemas de que se derrita el belén”, señala el maestro chocolatero.
Una buena campaña de Navidad
El Belén de Chocolate de Rute es un atractivo de primer orden para los amantes del turismo navideño y supone un impulso decisivo para la campaña de cada año, si bien la de este 2023 “sigue la tendencia de los anteriores” con el alza de “costes y materias primas”, principalmente del azúcar, que ha obligado a las empresas a “repercutirlo en el precio del producto final”.
No obstante, Garrido reconoce que las perspectivas son “buenas” y por ahora las ventas “se están dando bastante bien” con una subida “del 5 por ciento” respecto al año anterior, por lo que desde Galleros Artesanos se muestran “muy satisfechos” hasta el momento por la campaña de este año.
Y aunque la temporada de Navidad recién empieza, Garrido ya piensa en el próximo año. “Una vez que finaliza campaña navideña solemos llamar a algún colegio del pueblo o de la comarca y damos una chocolatada tras fundir en Belén, momento en el que comienza una nueva idea para el siguiente”, concluye el maestro artesano.