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Un embrión de dinosaurio de 17 días conservado 66 millones de años | Crónica

Al ovirraptosaurio le quedaban 4 días para salir del cascarón cuando quedó sepultado en lodo y se fosilizó. Ahora es una pieza clave en el inmenso puzle de la evolución

LIDA XING

GABRIELA BALAREZO / CRÓNICA / EL MUNDO

El huevo -ovalado y delgado, con manchas negras y rojizas- permaneció durante 15 años almacenado en una bodega junto a otros hallazgos. Lo habían encontrado en 2000 cerca de Ganzhou, en la provincia de Jiangxi en el sur de China. Una zona conocida por la presencia de numerosos fósiles de ovirraptosaurios. El comisario del museo, Kecheng Niu, sacó el huevo de la caja, lo tomó en sus manos y con cuidado lo examinó. Entonces vio la grieta que atravesaba la superficie y lo que ésta dejaba a la vista: los delicados y delgados huesos de una criatura que pobló la Tierra hace millones de años. Había dado con un tesoro.

Hoy ese huevo fosilizado descubierto hace más de 20 años se exhibe en el Museo de Historia Natural de Piedra de Yiangliang, ubicado en la región de Fujian, y se ha convertido en uno de los más famosos del mundo por su contenido único. Los huesos que el curador adivinaba apenasa través de la fisura resultaron ser un esqueleto casi entero. Uno de los embriones de dinosaurio más completos jamás encontrados. Y entre los mejores conservados.

Los resultados del equipo que se ha encargado de estudiarlo acaban de ser publicados en la revista Science. El huevo contiene el embrión -bautizado como Bebé Yingliang- de un ovirraptosaurio. Una especie de dinosaurios emplumados y desdentados que habitaban mayormente en lo que hoy es Asia y América del Norte.

Los investigadores detrás del estudio estiman que Bebé Yingliang tiene entre 72 y 66 millones de años. La paleontóloga Fion Waisum Ma, una de las autoras principales de la publicación, cuenta a Crónica que cuando la contactaron para unirse al equipo de investigación no se esperaba ver un embrión tan bien preservado al interior del huevo.

Es que el esqueleto está prácticamente intacto y completo. Influye también que se trata de un embrión en una fase final de gestación. «Basados en la condición de desarrollo del esqueleto y su postura, inferimos que es un individuo cercano a la eclosión, que corresponde aproximadamente a un embrión de pollo de 17 días. Un pollo eclosiona el día 21″, explica Fion. Un bebé dinosaurio a 4 días de nacer que es sepultado rápidamente por lodo o arena y se convierte, millones de años después, en una atracción.

Museo de Historia Natural de Piedra de Yiangliang.
Museo de Historia Natural de Piedra de Yiangliang.

El huevo es una cápsula de tiempo natural con valiosa información sobre criaturas que poblaron la Tierra en eras lejanas. Ya se puede precisar que Bebé Yingliang pertenece al periodo Cretácico, que ocupa el tercer y último lugar en la Era Mesozoica.

Hace dos años y medio, cuando Fion vio las imágenes del huevo con el embrión dentro, quedó «extremadamente sorprendida». Sabía que era una pieza única. Explica que suele ser relativamente habitual encontrar huevos de dinosaurios, pero descubrir embriones en su interior es raro. Y es todavía más extraordinario dar con uno tan bien preservado como el que estudiaron.

Bebé Yiangliang permaneció conservado en su composición anatómica original por millones de años, hasta que en 2000 lo encontraron en las rocas cretásicas de Ganzhou. Era parte de un nido de varios huevos de ovirraptosaurio. Fion aclara que no saben con seguridad si el resto de fósiles hallados contienen embriones o no.

Este lote de huevos fosilizados pasó a manos de Liang Liu, el director de la empresa china Yiangliang Group (por eso el nombre con el que le bautizaron) y fue almacenado hasta que empezó la construcción del Museo de Historia Natural de Piedra de Yingliang en 2015. Fue entonces cuando al revisar las piezas que habían en las cajas el curador Kecheng Niu dio con el huevo y vio la fisura que lo cambiaría todo.

Un equipo especializado tuvo la tarea de preparar el fósil. Un trabajo minucioso que implica quitar la matriz de la roca que cubre los huesos de a poco. Así el esqueleto originalmente escondido fue revelado.

Era un descubrimiento de tal magnitud que desde el museo contactaron al paleontólogo Lida Xing, profesor de la Universidad de Geociencias de China (en Beijing), para que se encargue de estudiar el espécimen. Él a su vez armó un variado equipo de trabajo con investigadores de China, Canadá y Reino Unido. Entre ellos Fion, que está haciendo su doctorado en la Universidad de Edimburgo. De esta institución consta como parte del estudio el profesor Steve Brussate.

Participaron también paleontólogos de la Universidad de Birmingham, de la Universidad de Calgary, de la Academia China de la Ciencia y del museo.

Museo de Historia Natural de Piedra de Yiangliang.
Museo de Historia Natural de Piedra de Yiangliang.

Como Fion, Darla Zelenitsky vio por primera vez a Bebé Yiangliang en unas imágenes que le enviaron a su correo. Ella es paleontóloga y profesora de la Universidad de Calgary, en Canadá. «No podía creer lo que veían mis ojos. Era el fósil de dinosaurio más hermoso e intrincado que jamás he visto«, confiesa Darla a ‘Crónica’. Le invitaron a participar en la investigación porque por 25 años se ha especializado en el estudio de huevos de dinosaurio.

A los embriones en el interior de huevos que había visto antes les faltaban muchos huesos o los esqueletos se habían desmoronado. Pero el fósil que veía en su pantalla era prácticamente perfecto. Los restos de un dinosaurio bebé de 27 centímetros de longitud (desplegado) que yacía enrollado dentro de un huevo de 17 centímetros. Con la parte posterior hacia el extremo romo del huevo y la cabeza entre las patas.

Era la cría de un ovirraptosaurio. Una especie con ejemplares en su mayoría pequeños o medianos y una forma muy parecida a la de un pájaro: caminaban en dos patas, con el cuerpo cubierto de plumas y el pico desdentado.

No era la primera vez que la paleontóloga examinaba un fósil de esta especie. «Con otro equipo hace algunos años estudié un embrión encontrado en una nidada de los huevos de dinosaurio más grandes conocidos, de 45 centímetros de largo«, menciona. En esa ocasión pudieron identificar, agrega, que los huevos y el embrión pertenecían a un ovirraptosaurio gigante. Un dinosaurio extremadamente raro dentro de la misma familia que Bebé Yingliang.

Además, fue parte del equipo que reportó en 2005 por primera y única vez el descubrimiento de un fósil de una hembra de dinosaurio ‘embarazada’. El esqueleto preservado, también de un ovirraptosaurio, tenía dos huevos -uno al lado del otro- dentro de la pelvis.

Darla Zelenitsky, paleontóloga y profesora de la Universidad de Calgary, en Canadá.
Darla Zelenitsky, paleontóloga y profesora de la Universidad de Calgary, en Canadá.

Según Fion, solo hay otros dos embriones fosilizados de ovirraptosaurio casi tan completos como el de Ganzhou. Los científicos compararon estas dos piezas con Bebé Yingliang como parte del estudio. En esta ocasión usar tomografías computarizadas -como es habitual para analizar fósiles- no resultó útil porque el tipo de sedimento al interior del huevo hacía difícil diferenciar el fondo de los huesos.

En el caso de la paleontóloga de la Universidad de Edimburgo tuvo que acoplarse a las restricciones provocadas por la expansión de la Covid-19. Así, cuenta que examinó el huevo a través de imágenes de alta definición y modelos en 3D.

Más allá de su gran estado de conservación el embrión destaca por la postura -de ‘plegado’- que tiene al interior del cascarón. Una posición muy similar a la que adoptan los embriones de los pollos modernos. En palabras de Steve Brusatte: «Este pequeño dinosaurio prenatal se parece a un pajarito acurrucado en su huevo, lo que es una prueba más de que muchos rasgos característicos de las aves de hoy evolucionaron por primera vez en sus ancestros dinosaurios».

Esta circunstancia motivó a los investigadores a estudiar a detalle el proceso embrionario de los dinosaurios, cuyos resultados se reflejan en la publicación de Science.

Bebé Yiangliang además de ser uno de los fósiles mejor conservados de la historia es también una pieza clave en el inmenso puzzle de la evolución. Es estar un paso más cerca de comprender lo que ocurrió millones de años atrás. Para responder las tantas preguntas que han surgido sobre el crecimiento y la reproducción de estas fascinantes criaturas.

Fuente: https://www.elmundo.es/cronica/2022/01/06/61ce0829e4d4d8755c8b4591.html

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