Los Periodistas

¿Un día sin coche en Puebla?

Por Fernando Manzanilla Prieto

Cada 22 de septiembre se celebra el Día Mundial sin Coche, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la movilidad urbana y su impacto en nuestro entorno, salud y calidad de vida.

En Puebla, una de las ciudades más grandes y con mayor crecimiento en México, esta conmemoración cobra especial relevancia, ya que la metrópolis enfrenta retos significativos en materia de transporte público y movilidad sostenible.

Para nadie es un secreto que en la entidad el parque vehicular ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, lo que ha llevado a problemas de congestión vehicular, contaminación del aire y estrés en las vialidades.

Según la Estadística de Vehículos de Motor Registrados en Circulación, generada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y publicada en el año 2020, en Puebla circulaban aproximadamente un millón 164 mil 392 unidades. Esto no solo afecta la calidad de vida de los poblanos, sino también el medio ambiente y la economía local.

Precisamente, para Francisco Javier Sánchez, investigador de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y autor del análisis “La contingencia ambiental y el volcán Popocatépetl”, entre el 55 y 60% de la contaminación en la zona metropolitana de Puebla es provocada por los motores a gasolina y diésel de los vehículos que circulan en la zona.

Lo más preocupante es que, según los datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en nuestro país fallecen al menos 14 mil 700 personas cada año debido a enfermedades relacionadas con la contaminación del aire. Aunado a ello esto también impacta el ámbito económico.

Según ONU Hábitat, los vehículos particulares son responsables del 18% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que es el principal contribuyente al efecto invernadero. Este fenómeno podría representar un costo para el país de hasta el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) si no se implementan las medidas de prevención adecuadas.

Una de las soluciones más efectivas para abordar estos problemas es la inversión en infraestructura de transporte público moderna y eficiente. Esto incluye la expansión de las rutas, la incorporación de tecnología para mejorar la experiencia del usuario, reducir los tiempos de espera, la cobertura y mejorar la frecuencia del servicio, además de la promoción de tarifas accesibles y la implementación de políticas de movilidad sostenible.

Tampoco se debe descartar la proyección de la construcción e implementación de una red de metro o de trenes ligeros, como la que actualmente tienen capitales como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Tan sólo el de la CDMX transportó durante 2022 a más de 1,057 millones de usuarios.

Y es que se sabe que en ciudades alrededor del mundo, sistemas de transporte público eficientes y accesibles han demostrado reducir la necesidad de tener un automóvil personal y disminuir la congestión del tráfico. Sin embargo, Puebla aún tiene mucho camino por recorrer en este aspecto.

Es importante recordar que, de acuerdo con la información proporcionada por la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT), en la zona metropolitana de Puebla, la proporción es de 1.3 residentes por automóvil, en contraste con las más de 9 mil personas que utilizan diariamente cada una de las 241 rutas de transporte público. Además, el sistema RUTA se encuentra superado, dado que cuenta únicamente con tres trayectos principales y 32 rutas alimentadoras en su red.

La importancia de contar con un sistema de transporte público eficiente se reflejaría en múltiples beneficios para las y los poblanos, empezando por una reducción de la congestión vehicular, además de una menor emisión de gases contaminantes, lo que contribuye a un aire más limpio y a la salud de la población.

Asimismo, el transporte público suele ser más económico que mantener un automóvil, lo que beneficia a las personas de menores recursos y reduce la presión económica de la propiedad de un vehículo.

En este sentido, es fundamental que las autoridades, la sociedad civil y los ciudadanos trabajemos juntos para promover un cambio cultural hacia formas de transporte más sostenibles. Esto implica el impulso del uso de la bicicleta, el fomento de la caminata y la concientización sobre los beneficios de reducir la dependencia del automóvil.

Es por ello que, en el marco de esta conmemoración, considero fundamental el cuestionar la dependencia que tenemos del automóvil y examinar las alternativas de transporte comunitario, lo cual no solo beneficiará a la entidad en el presente, sino que también sentará las bases para un futuro más prometedor, equitativo y menos contaminado.

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