Por José Ojeda Bustamante
Del 31 de octubre al 12 de noviembre del año 2021 se estará llevando a cabo en Glasgow, Escocia la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático y la Conferencia de las Partes o COP número 26 la cual congrega a más de 190 países, entre ellos México.
El consenso entre la comunidad científica es unánime: se ha de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C». No hay alternativa, puesto que de proseguir tal como vamos, la humanidad está condenada a un desastre climático.
Lo menciona de manera clara el multipremiado científico y divulgador Edward. O Wilson cuando refiere que, si la trayectoria humana encierra algún peligro, no es tanto en la supervivencia de nuestra propia especie, como en dar cumplimiento a la ironía última de la evolución orgánica: “que en el momento de alcanzar la comprensión de sí misma a través de la mente humana, la vida haya condenado sus más bellas creaciones”.
Tal como Ícaro, hijo del famoso inventor Dédalo que por querer volar más alto y tocar el sol no se dio cuenta de la vulnerabilidad de sus alas pegadas de manera frágil con cera. Presa de su imprudencia, el sol derritió sus alas y lo condenó a la muerte.
Algo así ocurre con la especie humana que pese a la contundencia de los hechos que se le estampan en la cara y recién estamos “superando” si cabe el término, una pandemia humana cuyos efectos se agudizarán conforme pasen los años, reniega su mortalidad y finitud creyéndose invencible ante los efectos del cambio climático. Después de mí, la nada, pareciera ser la consigna de la especia humana.
Desde las antípodas, cabe preguntarse al respecto
¿Qué acciones ha implementado nuestro país y desde nuestra geografía, como miembro de una nación integrada comercialmente al Norte, pero con la palabra y las costumbres del sur?
Al respecto, en la mañanera del día 4 de noviembre el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo pública la carta que dirigió al Presidente de los Estados Unidos en la reciente visita a nuestro país por parte de Jhon Kerry, enviado especial de EU para el Cambio Climático.
En dicha carta el presidente refiere 7 acciones con las cuales el país se sitúa en un punto medio entre la transición energética al uso de energías más limpias, pero también al fortalecimiento de la soberanía energética. Así, las acciones mencionadas por el presidente fueron:
- Solo se extraerá petróleo y gas para consumo interno
- No se extraerá más de 2 millones de barriles diario
- Producir combustibles con apego a las normas ecológicas
- Producir energía eléctrica limpia a través de hidroeléctricas.
- Aumentar las energías renovables no contaminantes del 31.54% al 35%
- La CFE construirá el parque de energía solar más grande de América Latina.
- Con Sembrando Vida, de 2021 al 2030 se absorberán 17.8 millones de toneladas de CO2 por año.
Dice el filósofo José Antonio Marina que ante cualquier creación histórica debemos preguntarnos: ¿qué problema intentó resolver? ¿Cómo se ha solucionado en otras culturas? ¿Qué resultados produjeron esas otras soluciones? ¿Se puede considerar que una solución es mejor que otra?
En este caso, el presidente asume posturas desde la problemática de un país diverso y multicultural, pero también en la tabla de un país de desarrollo medio.
Y es acá justamente otro tema por abordar de la cumbre que en estos momentos se lleva a cabo en Glasgow.
Se trata de una cumbre con una mirada occidental, pero también desde la perspectiva de los países ricos y de un concierto de naciones cuyos polos de poder no se encuentran ya tanto de este lado sino en Asia, continente que por cierto en la figura de China, no signó la alianza mundial para reducir la emisión de gas metano a la atmósfera que aceptaron 100 países, principalmente occidentales y Europeos.
En materia de justicia climática, y partiendo de la analogía que estamos en una misma nave, no es cliché ni moda la cuestión de lo sostenible; y no lo es puesto que desde diferentes frentes tan importantes como la educación, pasando por gobiernos, organizaciones civiles y empresas existen ya acciones que dan cuenta de la urgencia de una respuesta inmediata ante el riesgo que la humanidad enfrenta.
Por dónde comenzar, quizás valga la pena reconsiderar lo que nos proponen pensadores de nuestro Sur, como el mismo Leonardo Boff quien sugiere resignificar una forma de vida más sostenible y benéfica para todos y para el cuidado del planeta.
¿Desde dónde? Desde la Reducción de nuestro consumo a través de prácticas conscientes, desde la reforestación de nuestro entorno, la reutilización y el reciclamiento de aquello que aún es útil. Desde el respeto a los seres vivos y también desde el mismo proceso de reeducarnos; empresas y gobiernos, familias y colectivos.
Ya hay ejemplos de ello y esto es esperanzador, de gobiernos y empresas a nivel nacional y subnacional que han emprendido deliberadamente una educación más sostenible.
E ahí el desafío, nuevamente como humanidad, estamos ante un risco, no hay vuelta atrás, sólo el horizonte de por medio y el reto de construir modelos alternativos de vida.
¿Lo lograremos?
@ojedapepe