El primer ministro canadiense trata de evitar una guerra comercial con su principal socio económico en pleno año electoral
Miguel Jiménez / El País
La amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 25% a las importaciones desde México y Canadá ha tenido una rápida respuesta del máximo nivel por parte de los mandatarios de ambos países.
Si el miércoles fue la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, la que mantuvo una conversación telefónica con Trump para acercar posiciones en materia de inmigración y drogas, este viernes el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha ido un paso más allá. Trudeau ha volado a Florida para reunirse con Trump y cenar con él. El centro de gravedad de las relaciones exteriores estadounidenses se ha desplazado desde la Casa Blanca a Mar-a-Lago.
Trudeau se convierte así en el primer líder de los grandes países industrializados que visita a Trump desde que ganó las elecciones del pasado 5 de noviembre. El presidente de Argentina, Javier Milei, tuvo un breve encuentro con el republicano la semana pasada con motivo de una conferencia conservadora celebrada en el club de Trump en Palm Beach.
El primer ministro canadiense dijo a primera hora del viernes que resolvería la cuestión de los aranceles hablando con Trump. “Vamos a trabajar juntos para satisfacer algunas de las preocupaciones”, dijo Trudeau a los periodistas en la Isla del Príncipe Eduardo, en el Atlántico canadiense, según recoge Associated Press. “Pero en última instancia, es a través de muchas conversaciones constructivas reales con el presidente Trump que voy a tener, que nos mantendrá avanzando en el camino correcto para todos los canadienses”.
Trump amenazó con imponer esos aranceles generalizados a todos los productos canadienses y mexicanos si ambos países no detenían el flujo de inmigrantes y de tráfico de drogas a través de sus respectivas fronteras. Esas tarifas harían saltar por los aires el T-MEC (USMCA, según las siglas en inglés), el acuerdo comercial que los tres países negociaron en el primer mandato de Trump en sustitución del Tratado de Libre Comercio y que exime de imposición al tráfico de mercancías. La amenaza de aranceles podría ser el pistoletazo de salida de la renegociación de ese acuerdo.
Trudeau ya habló con el presidente electo a comienzos de semana en busca de un entendimiento y dijo que fue “una buena llamada”. Canadá es una de las economías más abiertas del mundo y depende en gran medida de sus exportaciones, el 77% de las cuales se dirigen al mercado estadounidense. Dado que el presidente electo ha amenazado con imponer los aranceles en el primer día en el cargo, no hay tiempo que perder para intentar evitar una crisis comercial.
“Es importante entender que Donald Trump, cuando hace declaraciones como esa, planea llevarlas a cabo. De eso no hay duda”, dijo Trudeau en esas declaraciones la Isla del Príncipe Eduardo. “Nuestra responsabilidad es señalar que no solo estaría perjudicando a los canadienses, que trabajan tan bien con Estados Unidos, sino que en realidad también estaría subiendo los precios para los ciudadanos estadounidenses y perjudicando a la industria y los negocios estadounidenses”, añadió.
La llegada de inmigrantes sin papeles desde Canadá es mucho menor que la procedente de la frontera Sur. Y la diferencia es más marcada aún en lo relativo a las drogas. Los agentes de aduanas estadounidenses incautaron 43 libras (20 kilos) de fentanilo en la frontera canadiense el pasado año fiscal, frente a 21.100 libras en la frontera mexicana. El conservador Doug Ford, primer ministro de Ontario, la provincia más poblada de Canadá, se refirió a esa diferencia en términos muy crudos el pasado martes. “Compararnos con México es lo más insultante que he oído nunca”, dijo. “Es como si un familiar te apuñalara justo en el corazón”, insistió, descargando toda la responsabilidad en México.
Cuando Trump impuso aranceles durante su primer mandato, otros países respondieron con represalias comerciales. Ese es un escenario que podría repetirse entre Estados Unidos y Canadá en caso de no haber un acuerdo entre ambos países.
Canadá es el principal destino de las exportaciones de 36 estados de Estados Unidos. Cada día cruzan la frontera bienes y servicios por valor de casi 3.600 millones de dólares canadienses (2.700 millones de dólares estadounidenses), según cifras recogidas por AP. Alrededor del 60% de las importaciones estadounidenses de petróleo proceden de Canadá, al igual que el 85% de las importaciones de electricidad. Canadá es también el mayor proveedor extranjero de acero, aluminio y uranio de Estados Unidos y posee 34 minerales y metales que el Pentágono considera críticos para la seguridad nacional.
Trudeau, primer ministro desde 2015, vive un momento político delicado. Canadá tendrá elecciones generales en 2025 y las encuestas anticipan una posible victoria de Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador. Una guerra comercial con Estados Unidos, con su grave impacto económico, podría ser la puntilla para las aspiraciones del Partido Liberal, al que pertenece Trudeau.
Sin embargo, un choque en toda regla también tendría graves consecuencias económicas para Estados Unidos y podría llegar a hacer entrar en recesión a la primera economía del mundo, además de alimentar la inflación que Trump ha prometido combatir.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se ha mostrado confiada en las posibilidades de evitar una guerra comercial con Estados Unidos tras su conversación con Trump, que ella calificó de “excelente” y él, de “maravillosa”. Aunque el mensaje no coincidía del todo. Según Trump, gracias a la llamada, México “impedirá” la llegada de inmigrantes “con efecto inmediato”. Según Sheinbaum, ya “no están llegando caravanas a la frontera norte”.
Fuente: El País