Las mexicanas Brenda Lozano y Ave Barrera, y la argentina Dolores Reyes conversan sobre el arquetipo de la bruja en la literatura y en sus novelas
CONSTANZA LAMBERTUCCI / Guadalajara, México / EL PAÍS
“¿Hay alguna mujer acá a la que no le hayan dicho bruja alguna vez?”, ha preguntado la escritora argentina Dolores Reyes al público reunido este jueves en uno de los salones de la Feria del Libro (FIL) de Guadalajara. La autora de Cometierra, una novela sobre una joven vidente que traga tierra para encontrar a mujeres desaparecidas o asesinadas, se responde: “Todas las mujeres que elegimos, todas las mujeres poderosas, somos brujas orgullosas que decidimos sobre nuestras vidas. Las brujas son las mujeres que históricamente no se sometieron”. En textos clásicos y en la historia, ha señalado la escritora, las brujas aparecen “ligadas a la sabiduría y la iluminación” pero también como un “mote para disciplinar a las mujeres”. “La literatura puede agarrar estos personajes hermosos y reactualizarlos”, señala.
Reyes ha asegurado en que desde la ficción es posible construir “brujas empáticas y mucho más cercanas”. Estos personajes, según la autora, “siguen incomodando, incluso desde la ficción” porque “siguen metiendo el dedo en la llaga al poder”. Las visiones tenebrosas que tiene la protagonista de su novela están ligadas en el libro a algo más luminoso y necesario, ha indicado la autora: “Restituir a las familias esos seres queridos que faltan”. “Hay muchísimas mujeres que buscan a sus hijos de Argentina a México y mucho más allá. Por medio de la ficción se puede poner esto en la agenda”, ha propuesto en la mesa titulada Brujas y modernas.
La escritora mexicana y ensayista Brenda Lozano, columnista de este periódico, ha apuntado que es “interesante” analizar estos personajes como “una bandera de resistencia” en la literatura. “[Ver a] las brujas como una figura negativa de lo que se espera de una mujer, como todo lo que no es el ideal”, ha comentado, y ha continuado: “Las brujas son arquetípicas de mujeres que no están sexualizadas, es la voz macabra”. En su novela Brujas, que explora la femineidad y la magia tradicional, Lozano indagó también en la oralidad de los márgenes a través de Feliciana, una curandera que habla una lengua originaria. “Después de la colonia, hablar español se ha vuelto una cosa muy patriarcal, muy ordenada, muy blanqueada”.
La literatura ha sido para la narradora mexicana Ave Barrera, autora de Restauración, también un espacio para “subvertir” modelos “que hacen mucho daño”. “Nuestras abuelas no tuvieron las posibilidades de unir esfuerzos para transformar lo que había que transformar”, ha dicho Barrera. “Ahora ustedes”, se ha dirigido a las mujeres más jóvenes del público, “nos están enseñando cómo, y es absolutamente mágico”. La escritora ha recordado que en la anterior FIL presencial, en 2019, cientos de mujeres cantaron El violador eres tú, el himno feminista que creó el colectivo chileno Lastesis. “Nos unimos y aprendimos a estrechar vínculos y a romper con el pasado. También ser bruja es eso: reconocer las equivocaciones del pasado, romper con ellas y proponer algo distinto, mucho más sororo”.
“Conocer nuestro propio legado es parte de esta forma de revertir mandatos”, ha agregado Reyes, que ha destacado la obra de autoras como la argentina Silvina Ocampo o la brasileña Clarice Lispector. “Nos hace más poderosas e incluso les da el espacio a escritoras descomunales como [la colombiana] Marvel Moreno, que no ha sido leída ni valorada como merece solamente por haber sido una mujer en un campo literario machista”, ha añadido. “A las mujeres se nos inculcó que no podemos ser amigas, y eso se trasladó muchas veces a la literatura”, ha apuntado. La autora de Cometierra ha señalado a sus compañeras de mesa: “Y creo que esto también es magia, este aquelarre hermoso de brujas acá”.
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Fuente: https://elpais.com/mexico/2021-12-03/tres-escritoras-hacen-aquelarre-en-la-fil-de-guadalajara.html