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Treinta años de la Expo 92: el impulso que tardó en arrancar | El Mundo

El parque científico y tecnológico es una boyante realidad, aunque sufre esa sensación de cosa externa. El 20 de abril se cumple el trigésimo aniversario

Vista general del recinto de la Exposición Universal de Sevilla. Manuel P. Barriopedro EFE

JORGE MOLINA / Sevilla / EL MUNDO

Treinta años después de la inauguración de la Expo 92, en Sevilla se prepara con más expectación el cien aniversario de la Expo del 29. Una logró instalar la fibra óptica, y la otra las tuberías del agua. Ambas ensancharon los límites de la ciudad y la mentalidad local. Y ambos recintos han alcanzado el estatus de que los buses turísticos los recorran.

La única mujer que tuvo mando en la Expo 92 es la única persona que sigue activa en el efervescente mundo de las exposiciones universales. Carmen Bueno ha ejercido como comisaria ejecutiva del Pabellón de España en la exposición de Abu Dhabi, clausurada en marzo sin que conste la visita de Juan Carlos I. El 20 de abril de 1992, día inaugural protagonizado por el mismo monarca, Bueno directora de los contenidos de los grandes pabellones temáticos de Expo 92, era la única mujer presente cada mañana en la cita del equipo directivo dirigido por Jacinto Pellón.

Juan Carlos I, las infantas Elena y Cristina y la reina Sofía, con Curro, el día de la inauguración de la Expo.
Juan Carlos I, las infantas Elena y Cristina y la reina Sofía, con Curro, el día de la inauguración de la Expo.Hernández de LeónEFE

La Expo 92 de Sevilla no incluía algunos logros hoy consustanciales a nuestra sociedad. No sólo la paridad -que sólo se produjo en el sector de las azafatas-, tampoco la sostenibilidad era un concepto que inspirase a Expo o a sus participantes, ya que ni siquiera se había ‘inventado’. A nadie, pues, le pareció chocante que Chile trajese un iceberg desde la Antártida, que en octubre trocearon con motosierra para ‘devolverlo’ a su sitio.

Tampoco existía la tecnología que hoy une al mundo: internetIBM sí instaló un embrión, unas pantallas que se manejaban con el dedo y mostraban un escaneado del periódico de la Expo, o permitían reservar un restaurante del recinto. El no va más. A la altura de las prodigiosas fotocopias en color de Rank Xerox. O de la telefonía móvil, que en 1992 disfrutaron los altos cargos de la Expo, o los ministros de España -ministras sólo Rosa Conde y Matilde Fernández-, merced a móviles cuyo peso cargaban sus asesores o el chófer.

«Yo trabajé en la Expo con máquina de escribir«, recuerda Carmen Bueno, «no me dio tiempo de meterme en el mundo informático; una secretaria tomaba nota, y me comunicaba con fax muchas veces con mi equipo. Teníamos un correo electrónico interno, pero era un poco ficción».

Pero este mundo de hombres decidiendo en una sala mientras fumaban lo que luego mecanografiarían las secretarias estaba cambiando a escala planetaria. Ciertamente pocos se dieron cuenta en Andalucía, y menos aún lo aprovecharon en un 1993 de dura crisis económica y sequía bíblica.

CARTUJA 93

Durante años no arrancó el plan previsto para el día después, Cartuja 93. Francisco Rueda, director general de Operaciones de Expo, recuerda que el dinero del 92 se acabó y «no se apostó por Cartuja 93, una reutilización del recinto que no había ocurrido en las expos precedentes; algunas empresas muy potentes que se iban a instalar aquí, como Rank Xerox, al final no vieron apoyo». Hoy el parque científico y tecnológico sí es una boyante realidad, aunque sigue sufriendo esa sensación de cosa externa que siempre padeció Expo 92 desde Sevilla, cuyo alcalde en el 92, Alejandro Rojas Marcos, sustentó en la hostilidad hacia la Sociedad Estatal buena parte de su carisma.

«Pensábamos que habría, después de la Expo, de tanta gente y de tantas empresas, un mayor impulso y crecimiento no sólo de Sevilla, sino de Andalucía, pero la desgracia fue la crisis», refiere Antonio Peláez, hombre multifunción en Expo y luego director de Isla Mágica. La magnitud del evento se entiende ahora mejor. En su año récord, 2019, Sevilla recibió 3 millones de turistas; en Expo 92, 18 millones. Rueda elige como lo más impactante el que funcionase el recinto con días de 500.000 personas dentro.

EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

Carmen Bueno pone sobre la mesa una de las contradicciones más flagrantes: sigue sin existir un museo, ruta o mero hangar que explique con claridad el papel de la ciudad en el descubrimiento de América, al fin y al cabo el pretexto de la Muestra. La Expo 92 montó ‘Arte y cultura en torno a 1492‘, la exposición de mayor valor del recinto, con sensacionales obras explicativas de qué existía en el mundo ese año. Pero a este impulso lo ha continuado la nada. «El único sitio donde se habla de estas cosas en Sevilla es la Torreo del Oro«, afirma Bueno con pesar.

Otro proyecto «muy definido» que se esfumó fue convertir el incendiado pabellón de los Descubrimientos en Museo de la Ciencia y la Tecnología. «Se decidió desmontar el edificio, el Estado apoyó el museo, pero fueron decisiones locales» las que desanimaron la idea por inacción, recuerda Carmen Bueno.

Muchos contenidos -los que no fueron subastados– se hallan perdidos o en el limbo. La Junta custodia bienes cuyo listado se resume en: fotos y vídeos, maquetas, y 3 carabelas, las que se visitan en Palos. La isla de la Cartuja evidencia durante un paseo el alto porcentaje de conservación de edificios, más de los previstos, algo que destaca Angel Aramburu, de la Asociación Legado Expo Sevilla como logro diferenciador respecto a otras Expos universales.

También cita como hitos la ampliación de la ciudad por la Cartuja, y hacia el mundo en general gracias a nuevas comunicaciones. Logro similar, en este caso saltando el límite de la vieja muralla medieval, de la Exposición de 1929, para la que se prepara el centenario con Mercedes de Pablos, directora general de Proyección de la Ciudad, al frente. Ella dirigía hace treinta años el programa de Canal Sur TV ‘Mediodía 92’. «En Sevilla pasamos de entrevistar al concejal de Parques a María Betania; el 92 ha dejado una impronta sociológica en la ciudad al nivel del 29″.

Alfonso Seoane, quien reivindica que en su equipo en Sogexpo «sólo había mujeres», continuó vinculado a la estela del 92. Primero como responsable de la mini Expo llamada Partecsa, que reutilizó los pabellones autonómicos antes de convertirse en Isla Mágica. Este parque de ocio, junto a Cartuja 93, ejemplifican para él un éxito «que ni se pensaba», afianzado ahora que la UE anuncia la apertura de un edificio propio en ese distrito.

«Algo tendrá que ver la Expo 92 en que Málaga también desee una exposición en 2027«, añade Seoane, en referencia a un proyecto que lleva en su lema el medio ambiente: hacia la ciudad sostenible. «Estoy absolutamente convencido de que la Expo tiene que ver con la situación de Sevilla hoy, 30 años después; estábamos en el subdesarrollo y ahora nos hemos acostumbrado a vivir con el desarrollo», afirma ya jubilado, como casi todos, aunque él es de los pocos que sí se ha quedado a vivir en Sevilla.

En la ciudad se formaron miles de profesionales aquellos años, algunos punteros en exposiciones, como la empresa local que ha montado el pabellón de España en Abu Dhabi. En él, las referencias a la ciudad fueron la primera vuelta al mundo, las películas rodadas en sus monumentos, y la planta de energía solar de Abengoa. Elcano, Lawrence de Arabia y Benjumea. «El 92 fue como si nos metieran en una escuela de adultos, una inmersión cultural brutal, como alguien que nunca ha visto el mar y lo ve», describe De Pablos. «La Expo fue el germen de una generación de talento; éramos herederos de una sociedad agrícola y primaria y de repente entramos en el sector servicios y tecnológico«, considera Seoane, luego también presidente de la candidatura olímpica de Sevilla, el baldío intento de Rojas Marcos de mantener vivo el orgullo local con otro reclamo.

Un grupo de jóvenes se refresca en un estanque de la Avenida de Europa durante la celebración de la Expo.
Un grupo de jóvenes se refresca en un estanque de la Avenida de Europa durante la celebración de la Expo.EFE

Mercedes de Pablos lamenta que la Cartuja siga blindada por una valla. Fue colocada para evitar que la botellona la tomara cada fin de semana. Hay cosas que no cambian. Sevilla abrió la Expo, titulada La era de los descubrimientos, un lunes de Pascua, 48 horas después de organizar un Santo Entierro Magno conmemorando una parte del Descubrimiento: la cristianización de los americanos. Jacinto Pellón, el hacedor del milagro de inaugurar sobre la bocina, culminó su vía crucis procesado desde el propio Estado -ya gobernado por José María Aznar– por delitos contables, de lo que resultó absuelto en 2003. «Pellón vino a sacar el proyecto como fuera y lo hizo, por encima de la ciudad», dice Seoane.

«Se produjo una aceleración de procesos de desarrollo regional gracias al catalizador de la Expo, y Sevilla habría evolucionado de forma diferente sin ella», reflexiona Carmen Bueno. Ella y Mercedes de Pablos forman el activo dúo que une los dos eventos que cambiaron la piel de Sevilla, 29 y 92. No se conocen, pero están en Twitter.

La Expo 92, en cifras

176 DÍAS. Duró la Expo 92. Comenzó el 20 de abril y finalizó el 12 de octubre, coincidiendo con el V Centenario del Descubrimiento de América.

215 HECTÁREAS. Es la superficie total del recinto en el que había cerca de cien pabellones.

4.000 PESETAS. Era el precio del pase diario a la Expo. Daba derecho a los espectáculos y el acceso a los pabellones.

16 EDIFICIOS. Que albergaron unos 55.000 espectáculos de música de todo tipo y teatro dentro del recinto de la Expo.

41,8 MILLONES. De visitas hubo en la Expo en los seis meses que estuvo abierta. Acudieron 18 millones de personas.

Fuente: https://www.elmundo.es/andalucia/2022/04/16/625a90ea21efa04e1c8b45f4.html

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