Los Periodistas

Trata de personas, un riesgo latente a través de las pantallas

Por Fernando Manzanilla Prieto

No cabe duda de que el internet y las redes sociales han revolucionado al mundo, ya que gracias a esta tecnología podemos tener acceso a información y conocimiento ilimitado, además de que nos acercan a quienes se encuentran lejos físicamente. 

Sin embargo, hay quienes han aprovechado el uso de estas herramientas tecnológicas de manera negativa para cometer actos ilícitos que atentan contra la dignidad de las personas, como es la trata.

Precisamente el próximo 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata, un delito grave y una violación de los derechos humanos que, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), socava a mujeres, niños y hombres con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzado y la explotación sexual.

Desde 2003, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha recopilado información sobre aproximadamente 225 mil víctimas de la trata detectadas en todo el mundo, sin embargo, cada año miles de hombres, mujeres y niños caen en las manos de traficantes, lo cual mantiene esta cifra en constante aumento.

Y es que prácticamente todas las naciones del mundo están afectadas por el tráfico, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. Es por ello que la trata es considerada la esclavitud del siglo XXI, ya que atenta contra los derechos fundamentales de las personas.

México no escapa de esta realidad al ocupar el lugar 20 de 167 países en índices de esclavitud, donde la mayoría son mujeres y niñas.

Precisamente, las mujeres adultas representan el 51% de las víctimas de trata de personas detectadas a nivel mundial. En conjunto, las mujeres y las niñas suponen cerca del 71%, siendo las niñas casi tres de cada cuatro víctimas infantiles de la trata.

De acuerdo con la UNICEF, a nivel global, uno de cada tres usuarios en internet y las redes sociales es una niña o un niño. La mayoría de ellos no conoce los riesgos que puede haber tras estas redes ni sabe cómo protegerse.

La brecha digital entre adultos y niños hace difícil que los padres, maestros o tutores puedan tomar medidas de protección en línea y aconsejar a los niños. Detrás de muchos abusos y delitos en línea, hay redes nacionales e internacionales del crimen organizado.

Los tratantes han incorporado la tecnología a su modelo de negocios en todas las fases del proceso, desde la captación hasta la explotación de las víctimas. Muchos niños y niñas son abordados por los tratantes en las redes sociales, pues su deseo de aceptación, atención o amistad los vuelve un blanco fácil.

Desafortunadamente, todos los días los noticieros dan cuenta de lo anterior. Niñas y niños que conocen a personas, que se hacen pasar por infantes, a través de videojuegos y son secuestrados. Jovencitas a las que enamoran o a las que ofrecen trabajos bien remunerados a través de redes sociales y de las que nunca se vuelve a saber.

Según el Informe Mundial sobre la Trata de Personas 2020, presentado por la UNODC, la proporción detectada de menores de edad víctimas de trata se ha triplicado, mientras que la proporción de niños se ha multiplicado por cinco en los últimos 15 años. Las niñas son víctimas de trata principalmente con fines de explotación sexual, mientras que los niños son explotados con fines de trabajos forzados.

Ante este crudo escenario es indispensable apostar a la prevención y erradicación de este delito que socava lo más valioso que tiene la sociedad que son sus niños y jóvenes. Para ello es imprescindible que padres y maestros estén pendientes de los sitios e información a la que tienen acceso, pero sobre todo para que establezcan canales de comunicación fuertes.

Las autoridades también tienen un papel fundamental. Deben aplicar las leyes con todo rigor contra los tratantes y salvaguardar la integridad y bienestar de las víctimas.

Hoy, todas y todos necesitamos cerrar filas contra la trata, que tiene en la mira a los más indefensos y que ha violado la seguridad de los hogares por medio de una pantalla. No permitamos que una vida sea tratada como mercancía, ya que somos más los que creemos que el ser humano no está en venta. 

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