La nueva presidenta mexicana ha nombrado a un general con el mismo nombre que el conquistador extremeño.
PACO COBOS / Libertad Digital
Aunque lo importante del nombramiento del jefe de la Guardia Nacional de México suelen ser las nuevas políticas que este pueda implementar en materia de Seguridad, que se trata de la mayor preocuación para los mexicanos –según desveló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el pasado mes de julio—; en esta ocasión lo noticioso del nuevo jefe de la Guardia mexicana ha sido el nombre: Hernán Cortés.
Más aún cuando la nueva presidenta progresista mexicana, Claudia Sheinbaum, que sucedió a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha basado su discurso internacional en el rechazo a España por la conquista de México. En ello se escudó Sheinbaum para no invitar al rey Felipe VI a su toma de posesión, que tuvo lugar la semana pasada.
En la misma línea, López Obrador acusó de «prepotencia» al monarca español por no «haber pedido perdón» por la conquista de territorios que ahora forman parte de países como México. Conquista que lideraron exploradores como el propio Hernán Cortés –el extremeño— a principios del siglo XVI y que liberaron la zona, junto a otros pueblos nativos, del dominio azteca.
Por ello, no deja de ser paradójico que su primera gran decisión al frente del país haya sido el nombramiento del –también— militar Hernán Cortés para restablecer el orden y la seguridad en México.
Hernán Cortés, el mexicano
Este es el primer general que accede al puesto en activo después de que se creara en 2019, con el objetivo primordial de establecer la seguridad ciudadana en el Estado de México, meta que no parece haber alcanzado con éxito. Con 60 años de edad y nacido en Guadalajara, ha desempeñado diversas funciones administrativas en el Ejército. Entre ellas, fue subdirector del Heroico Colegio Militar de Tlalpan y estuvo al frente del Centro de Investigación y Desarrollo del Ejército y la Fuerza Aérea en Popotla, Ciudad de México.
Asimismo, el militar ha sido agregado en las embajadas mexicanas en Alemania y Francia, recibiendo varias condecoraciones por su desempeño. Desde el Ejecutivo de Sheinbaum, se le considera un militar plenamente institucional y con capacidad de gestión, por lo que se le ha visto la persona adecuada –a pesar de su nombre— para suceder al general David Córdoba.