A punto de cumplir 81 años, el cantante de la voz poderosa y los golpes de cadera, icono de la masculinidad y bomba sexual, publica nuevo disco, el número 42 de su carrera, y promete gira en cuanto la pandemia se lo permita: «No hay nada en el mundo comparable a cantar en directo»
RODRIGO TERRASA / Madrid / EL MUNDO
La primera vez que se subió a un escenario llevaba los pantalones tan apretados que algún cronista de la época dijo que se podía adivinar a simple vista si era o no judío. El pelo negro, rizado como un dios del Olimpo, pecho lobo y los brazos de un minero de Cardiff. La viva imagen de un machoman agitando las caderas como quizás nadie lo había hecho desde Elvis, como nadie lo volvió a hacer hasta que conocimos al primo de Will Smith en una mansión de Bel Air. Lo de Tom sí era algo inusual. ¿Se podía molar más? Definitivamente no. Tom con esmoquin, Tom con vaqueros de campana, Tom marcando paquete en bañador… Con ustedes, Sir Thomas John Woodward. Tom Jones para el mundo entero.
«Soy Lázaro, man», se despide 60 años después citando el título de la última canción de su último disco. El que hace 42. La última resurrección. A punto de cumplir 81 años, Jones aparece al otro lado de la pantalla del ordenador, ahora con camisa a cuadros de franela, el pelo igual de ensortijado pero color plata y una perilla perfectamente recortada. Acaba de recibir la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus. «Estoy a pruebas de balas», presume. Tiene edad para llevar pantuflas y una mantita sobre las rodillas, pero en cuanto abre la boca, Míster Jones nos recuerda por qué sigue siendo el fuckin amo.
Después de más de medio siglo de carrera, más de 100 millones de copias vendidas y dios sabe cuántas libras en la cartilla del banco, ni se la pasa por la cabeza la jubilación. «Para mí, cantar es como respirar. Es parte de mi vida, siempre lo ha sido. Desde que era un bebé siempre he cantado. Es cuando mejor me siento», explica. «Nada de lo que hago es comparable con estar en un escenario con mis canciones y recibir la respuesta del público. No hay nada como eso en el mundo y lo quiero tanto tiempo como sea posible. No quiero que acabe. Sé que pasará, pero no seré yo quien lo vaya a buscar».
Tras quedarse viudo y pasar por el hospital por una infección que le obligó a cancelar parte de su gira en 2018, los médicos le recomendaron bajar un poco el ritmo. ¿Qué hizo el viejo Tom? Primero regresó como jurado de La Voz en Reino Unido tras ser despedido no sin polémica nacional y después se volvió a encerrar en un estudio con Ethan Johns, el productor de sus últimos álbumes, para grabar ahora Surrounded by time, un disco en el que se aleja del minimalismo de los últimos tiempos y se atreve hasta con la electrónica. Su primer single, una revisión del Talking Reality Television Blues de Todd Snider, suena a Radiohead.
«Ethan me dijo: mira, tú canta como siempre lo has hecho, pero a mí me gustaría experimentar con algunos sonidos para hacer cada canción más interesante. Él quería probar con la electrónica y yo sólo le dije: haz lo que quieras. En cada tema hemos intentado encontrar el mejor enfoque, algo nuevo que la gente quiera escuchar, que no sea lo que ya he hecho antes. Me encanta cambiar y probar cosas diferentes y este álbum es un viaje por la atmósfera de la música».
El tema, una parábola de seis minutos y medio sobre el efecto pernicioso de la telerrealidad sobre la realidad, marca un álbum que habla, sobre todo, del peso (y el paso) del tiempo. «Todo es cuestión de tiempo, desde que eres un crío. Qué hora es, cuánto tiempo nos queda… El tiempo siempre está con nosotros, estamos rodeados», dice Jones.
La canción es a la vez un viaje por la industria del entretenimiento, desde las primeras emisiones en televisión hasta que «un viejo con tupé salido de un reality nos vendió la Luna».
PREGUNTA. ¿Alguna vez durante sus primeros conciertos en Las Vegas imaginó que alguien como Donald Trump llegaría a convertirse en el hombre más poderoso del planeta?
RESPUESTA. Todo lo que sale en esa canción yo lo he vivido, desde los inicios de la televisión. Recuerdo cuando mi madre me compró una tele porque yo tenía tuberculosis y tuve que estar dos años en mi casa en cuarentena. Muchos de los cantantes que oía y veía estaban en la tele, más que en la radio. Era maravilloso. Todo pasaba allí. Vi a Milton Berle, la llegada a la Luna, la tele americana, el moonwalk de Michael Jackson… Todo lo que cuenta la canción lo he vivido. También lo de Trump en sus hoteles en Atlantic City. Para mí, él era un playboy, un hombre de negocios. Venía a mis shows y le gustaba presentarme porque había muchísimas mujeres entre el público y él quería que todas supieran que él era el jefe y que era mi amigo. Luego se convirtió en estrella de la tele, pero nunca pensé que acabaría siendo el presidente de EEUU. Es algo increíble, pero todo forma parte del show de la televisión. Es un disparate… El poder de la comunicación puede ser fantástico, pero también muy negativo, especialmente para la gente más joven.
P. ¿Cómo lleva usted esta otra realidad paralela que ha sido la pandemia?
R. Para mí lo peor es no poder actuar en directo. Hago todo lo que puedo para ayudar, intento no salir de casa a menos que tenga que ir a la tele con mi mascarilla y hago todo lo que debo para que superemos esto y poder volver a la carretera, que es a donde yo pertenezco. El año pasado tuvimos que cancelar la gira por Europa y ojalá este año podamos hacerla, pero para eso tiene que estar vacunado todo el mundo. Yo ya tengo mis vacunas y es fantástico, pero no quiero actuar en un sitio vacío.
P. Perdón por el chiste, pero ¿se ha sentido como un tigre enjaulado?
R. Nooo. Yo, pese a todo, sigo con mi vida. Adoro la tele, leo, oigo mucha música que en circunstancias normales no puedo y estoy refrescando mi memoria con canciones que hacía mucho tiempo que no escuchaba. He aprovechado para ponerme al día. Gracias a Dios tengo La Voz y pudimos hacer este álbum antes del confinamiento.
P. Si echa la vista atrás, ¿en qué es mejor el Tom Jones de 80 años que el de 20?
R. Ahora entiendo mejor las canciones. Cuando era joven sólo quería cantarlas con entusiasmo, hoy escucho mejor las letras. La experiencia me permite cantar de forma diferente.
P. ¿Le gusta más su música ahora?
R. Sí. Le dedico más tiempo, la estudio más antes de grabar, tengo más libertad de la que tenía en los años 60 cuando todo se hacía más rápido y no había tiempo ni para pensar. La vida a veces es demasiado rápida y furiosa, pero cuando eres más viejo tienes más tiempo para reflexionar y volcar todo tu conocimiento. Por eso me gusta lo que hago en La Voz. Ahora puedo aconsejar a los jóvenes cantantes y ellos lo saben. Puedo ayudarles con mi experiencia y ayudarles a gestionar la fama si les llega, pero esto sólo puedes hacerlo cuando eres más mayor.
P. Dígame cuál es el secreto para sobrevivir 50 años en un mundo rodeado de sexo, drogas y rock and roll.
R. Yo jamás me he metido en el mundo de las drogas. Lo mío es más vino, mujeres y canciones que sexo, drogas y rock and roll… Soy un anticuado y esa es mi vida. Solía beber más y ahora me lo tomo todo con calma. Como dice la canción de Dylan [otra versión incluida en su nuevo disco]: One more cup of coffee for the road [Una taza de café más para el camino]. Me basta con un gran coñac, un habano y una taza más de café.
Tom Jones estuvo 59 años casado con la misma mujer -«el amor de mi vida», repite siempre-, aunque la leyenda que él mismo alimentó dice que en sus años mozos llegó a acostarse cada año con unas 250 fans que él mismo reclutaba desde el escenario. «La carretera ofrece tentaciones a las que difícilmente puedes sustraerte» es todo lo que explicó en sus memorias, publicadas en 2015. Hablaba de cuando compartía ducha y pantalones con Elvis Presley, cuando casi le parte la cara a John Lennon, cuando le arrojaban bragas a su paso como a Jesulín en los tiempos de Currupipi. Sólo que esta vez él hacía el papel de Currupipi. El Tigre de Galés.
P. ¿Un icono de la virilidad como usted, una ‘sex bomb’, se ha replanteado su concepto de masculinidad en los últimos tiempos?
R. Sí, claro. Y una de las cosas de las que estoy más orgulloso es de que jamás he hecho nada malo a nadie. Jamás me he arrepentido de nada. Nadie puede decir que yo le haya acosado sexualmente o le haya obligado a hacer algo. Nunca. Decían que Bill Cosby le ponía cosas en la bebida a las mujeres… Yo nunca he tenido que hacer algo así, todo ha sido consentido. Nadie puede decir que yo le haya violado. Cualquier mujer que lo haya sufrido tiene que contarlo, pero es importante que se cuente la verdad. Amigos míos, como Cliff Richard o el cómico Jimmy Tarbuck, fueron acusados de algo que no hicieron y tuvieron que demostrar su inocencia. Pasaron años en el infierno. Tiene que haber juego limpio para todo el mundo y nadie puede usar su fama como excusa para forzar a nadie. Odio a los matones y a quien trata de atraer a los demás con falsas pretensiones. No es mi estilo de vida.
P. ¿Se imagina hoy recogiendo bragas del escenario?
R. Eso empezó como algo muy sexy, una mujer lanzando su ropa interior, pero luego se convirtió en una broma. Hoy lanzan flores más que cualquier otra cosa, gracias a Dios. Ya no tengo edad para eso, ahora soy un señor mayor sobre el escenario. Como te decía antes, la gente te aprecia más con la edad. Soy lo que soy y a mi edad tengo que ser lo más honesto posible. Ya no puedo hacer las cosas que hacía cuando cantaba Delilah. Ya no canto como entonces, ya no puedo tener 25 años, ni siquiera 55 o 65. Tengo 80 años, quizás algún día tenga que ir con bastón o silla de ruedas, pero de momento todavía puedo mantenerme en pie sobre el escenario y cantar. La honestidad es clave en todo lo que hagas y es lo que intento. Lo que canto y cómo canto en estos momentos es mi forma de ver la vida ahora.
P. ¿Cuántos discos le quedan por grabar?
R. Todos los que Dios y mi voz me permitan. Me tendrán que sacar a rastras del escenario. Quiero hacer todos los discos y conciertos que pueda.¿Y sabe ya qué quiere ser de mayor?Espero no crecer nunca. I’m Lazarus, man.
Fuente: https://www.elmundo.es/papel/cultura/2021/04/18/607af78ffc6c834d418b45b4.html