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LUIS FERNANDO ROMO / LOC
Seis meses después de mudarse a una pequeña mansión de 250 m2 de estilo mexicano en Brentwood (Los Ángeles), Marilyn Monroe fue encontrada muerta a los 36 años en lo que se describió como un suicidio con barbitúricos. Aquella noche del 4 de agosto de 1962, hace hoy 60 años, nacería el mito y, con él, infinidad de leyendas urbanas sobre el posible fallecimiento de la protagonista de Niágara (1953): ¿suicidio?, ¿asesinato?, ¿venganza? ¿sabía demasiado sobre la familia Kennedy? ¿la mafia le tenía miedo?
Aunque se casó en tres ocasiones, primero con James Dougherty (1942-1946) y después con dos ilustres personajes, el beisbolista Joe DiMaggio (1954-1955) y el escritor Arthur Miller (1956-1961). Con ninguno tuvo hijos. Cuando falleció, el 75% de sus posesiones y de la propiedad intelectual fueron a parar a Paula y Lee Strasberg, su profesor de arte dramático por cuya sede habían pasado Paul Newman, Marlon Brando o Jane Fonda (84). El otro 25% lo recibió su psiquiatra, Marianne Kris. En aquel momento su fortuna se calculó en unos 800.000 dólares que, tras descontar sus deudas, quedaron en 370.000 dólares.
Tras la muerte de Lee, el patrimonio del icono rubio pasó a su tercera esposa, Anna Mizrahi (83), que supo sacar tajada al firmar contratos con diferentes empresas para que sus productos llevaran impresa la imagen y el nombre de Marilyn. De esta manera empezó a ganar cantidades ingentes de dinero sin haber conocido previamente a la actriz, pero la avaricia hizo mella en ella y se asoció con la empresa de gestión de celebridades CMG. En teoría se dijo que ganaría un millón de dólares al año, pero se descubrió que en el período 1996-2000 se embolsó unos 7,5 millones de dólares.
Anna fundó la Marilyn Monroe LLC para seguir gestionando la propiedad intelectual con respecto al material fotográfico y cinematográfico, pero enseguida llegaron las demandas por parte de los herederos de los fotógrafos que habían inmortalizado a la luminaria (Milton H. Greene, Bern Stern, Sam Shaw), que finalmente se alzaron vencedores en 2012 cuando un juez dictaminó que Marilyn era residente de Nueva York y según la ley de la ciudad, los derechos pertenecían a los descendientes de los fotógrafos. Pero un año antes, Anna se espabiló para vender su 75% por 30 millones de dólares a la empresa americana de gestión de marcas Authentic Brands Group, propiedad del multimillonario canadiense Jamie Salter (59).
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Se da la circunstancia que también es poseedor de los derechos culturales de otras celebridades fallecidas convertidas en leyenda como Elvis Presley, Muhammad Ali y Michael Jackson. Todas ellas generan cantidades millonarias con las ventas de productos con su imagen, convirtiéndolos en los más ricos del cementerio. Para hacerse una idea, en 2019 la Monroe generó 13 millones de dólares, Michael Jackson, otros 60 millones y Elvis Presley, 39. Con estas cantidades no es extraño que Jamie Salter tenga una fortuna de 1.100 millones de dólares y que su empresa esté valorada en otros 9.500 millones.
Cuando murió la terapeuta de la actriz en 1980, su 25% lo legó al Centro Anna para el Estudio y Tratamiento Psicoanalítico de los Niños de Londres, tutelado por Anna Freud, hija del inventor del psicoanálisis Sigmund Freud.