Por Fernando Manzanilla Prieto
En las últimas semanas la pandemia en el país ha cobrado una fuerza inusitada. Según los registros oficiales ha habido días en que esta segunda oleada ha elevado el record a más de 23 mil contagios diarios y el de fallecimientos a casi 2 mil por día. También, según cifras oficiales, estamos rondando el millón 700 mil infectados y los 150 mil fallecimientos.
Sin embargo, según la más reciente proyección Covid 2021 del matemático de la UNAM, Arturo Erdely, en realidad hay alrededor de 30 millones de mexicanos a los que ya les dio Covid y, de continuar las tendencias, en junio el 68% de la población, es decir, unas 88 millones de personas, habrán sobrevivido al virus. Lo que significa que estaríamos alcanzando cierta inmunidad colectiva —la famosa inmunidad de rebaño— logrando, hasta entonces, cierto control de la pandemia.
El costo en vidas, no obstante, va a ser muy alto. Según cifras oficiales de exceso de mortalidad, en realidad han muerto por Covid alrededor de 350 mil personas. Y en caso de mantenerse las tendencias, al final del primer semestre de este año la cifra de fallecimientos podría llegar a 600 mil.
Aún considerando el programa de vacunación en curso, de acuerdo con este modelo, sería muy difícil ganarle al virus antes de esa fecha. Primero, porque no se ha adoptado una estrategia clara y contundente de contención (aplicación masiva de pruebas, seguimiento de cadenas de contagio, uso obligatorio de cubrebocas); y, segundo, porque es muy probable que una vez superado el invierno, sigan creciendo los contagios por la presencia de las nuevas variantes más contagiosas del virus.
No olvidemos que recientemente se han detectado tres nuevas variantes en Gran Bretaña, Sudáfrica y Brasil. De acuerdo con los primeros reportes, estas mutaciones son más contagiosas que el virus original, aunque no más letales; y por fortuna, las vacunas disponibles han demostrado ser eficaces contra estas nuevas variantes.
No obstante, el zar antiCovid en Estados Unidos, Anthony Fauci, ha advertido que más virulencia es igual a más infecciones, lo que significa más hospitalizaciones y, por tanto, más muertes si los sistemas de salud llegaran a colapsar. De hecho, Fauci ha señalado que la variante sudafricana ha mostrado ser más resistente, por lo que es muy importante “obtener la segunda dosis de la vacuna en el tiempo sugerido para asegurar la protección frente al virus y sus mutaciones”.
Por eso resultan preocupantes los retrasos en la entrega y aplicación de vacunas, porque según revelan estudios recientes, mientras más tiempo se transmita el virus sin una vacuna, más oportunidades tendrá de mutar y volverse más contagioso y resistente. Lo más probable es que el personal de salud que recibió su primera dosis de la vacuna de Pfizer no reciba en tiempo y forma la segunda; que la vacuna de AstraZeneca —principal apuesta de México— se empiece a aplicar hasta finales de marzo; y que para compensar estos retrasos, se aplique la vacuna rusa Sputnik y la china CanSino, con el riesgo de que aún no han completado convincentemente sus estudios de eficacia y seguridad.
Así que de aquí a junio, va a ser muy difícil controlar la pandemia, por lo que no hay de otra: habrá que seguirnos cuidando y extremando precauciones.