La UNAM y los ministros de la SCJN al borde de la vulnerabilidad por el caso de Yasmín Esquivel; un asunto de credibilidad y ética que arrastrará a quien suceda a AMLO
Por Jesús Manuel Hernández
Principio de año muy salpicado de asuntos donde la credibilidad y la ética de quienes juzgan ha sido puesta sobre la mesa y aumentada mediáticamente a favor o en contra de los intereses en cuestión. ¿Cómo no habría de suceder si todas las mañanas somos convocados a la polarización?
Para nadie es desconocida la estrecha relación de la familia de la magistrada Yasmín Esquivel con el presidente López Obrador; su esposo José María Riobóo ha sido de los primeros y principales apoyos en la carrera política del líder de la 4T, de ahí el interés y la operación para hacerla Presidenta de la SCJN y en consecuencia los opositores demuestran que no están amarrados de las manos.
En los corrillos de los magistrados poco se escuchó de este asunto, fue un tema prácticamente “in pectore” donde unos y otros coincidían o diferían. La mano del Presidente dentro de los juzgadores, se consideró una amenaza muy cercana y pareciera que algunos inconformes, sabedores de los renglones torcidos de la señora Esquivel, actuaron por debajo de la mesa, filtraron informaciones y se ha generado el gran escándalo que no dejó alegría en la Noche Vieja en algunos hogares cercanos a Palenque.
La UNAM y los ministros han sido cuestionados repetidamente por el presidente; el año 2023 es fundamental para consolidar proyectos y terminar de pulir la sucesión presidencial. López Obrador necesita controlar al Poder Judicial, como todos sus predecesores lo han hecho, lo han intentado, la mayoría lo ha conseguido, luego entonces por qué habría de ser ajena la presidencia del SCJN al Ejecutivo.
Simplemente porque hay fuerzas que no quieren el éxito de la 4T, hay movimientos, ciudadanos y partidistas, intereses en los despachos de abogados, académicos, y por supuesto dentro de la misma Corte que no ven bien la óptica con la que se maneja el destino del país.
Digamos que en las últimas semanas de diciembre se dieron coincidencias, sincronicidades de hechos que vinieron a demostrar que a algunos mexicanos les han “llenado de piedritas el buche”.
El caso del INE, los ataques presidenciales a los periodistas, las intromisiones en asuntos de Estado en otros países, la toma de calles, el estilo de gobernar que a unos anima y a otros incomoda.
Los ministros y la UNAM por lo visto tienen enfrente la opción de cambiar el escenario, de inyectar una fuerza que permita el equilibrio de los poderes en la Nación, y eso no supone que los capitales dominen la escena, como dicen que ha sucedido en el pasado, pero las fuerzas están en competencia y en la democracia, todos tienen derecho a mostrar sus intereses, de ahí la importancia del Poder Judicial.
Muchos analistas y opinadores llevan al extremo el asunto al considerar que si la Ministra Esquivel lograra la Presidencia de la SCJN, López Obrador podría hacer y deshacer contra sus rivales en el escenario de la justicia, y eso convoca a todos sus opositores a organizarse para impedirlo.
La posición de la UNAM parece que será la receptora de las inquietudes nacionales y quizá su condena o aval al plagio de la famosa tesis de la abogada Esquivel constituya el principal factor para impedir o justificar el éxito del movimiento iniciado por López Obrador, pues gane o pierda en esta acción, los candidatos a sucederlo entran a un escenario de cuestionamiento y pondrán a prueba su ética política.
En Puebla hace unas semanas los legisladores locales se unieron en torno a designar Gobernador Sustituto, en contra de los intereses nacionales, quizá muchos esperan que los Ministros y académicos de la UNAM hagan lo mismo, a fin de cuentas el prestigio y la honorabilidad pueden ser vulneradas.
O por lo menos, así me lo parece.