La novela de Gabriel García Márquez acaba de estrenarse en televisión en una serie de dos partes con ocho episodios cada una. Y, por ahora, está teniendo bastantes críticas positivas
ADA NUÑO / El Confidencial
Si verdaderamente existen los libros imposibles de llevarse a la gran pantalla, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, sin duda, es el máximo exponente de este curioso grupo. Esa historia enrevesada, poliédrica, bíblica, de la familia Buendía (que rompe con una de las reglas más importantes de la literatura: no llamar a dos personajes de la misma forma para evitar confundir al lector) en el inventado Macondo, ha formado parte del imaginario colectivo mundial desde su publicación en 1967. Era considerada hasta hace muy poco una historia como decimos que solo podía vivir en la mente de cada uno de sus lectores, para evitar deshacer la magia, y el hecho de que el punto fuerte de la historia sea justamente la pluma de Márquez no ayudaba precisamente a pensar en una adaptación a la altura. Hasta ahora, aparentemente.
Netflix se ha arriesgado por segunda vez (lo hizo por primera vez hace un mes escaso con Pedro Páramo) y desde el pasado día 11, puede verse en la plataforma la primera parte de la serie compuesta por dos, de ocho episodios cada una, y que ha sido dirigida por algunos nombres ampliamente reconocidos: Rodrigo García (con Los Soprano sobran las palabras), Alex García López (esa locura de serie que fue Misfits, Utopía) o Laura Mora Ortega, que poco a poco va haciéndose un nombre en el panorama cinematográfico colombiano con obras como la onírica Los reyes del mundo, la violenta y excelsa Matar a Jesús (coincide Ortega con Márquez en eso de representar Colombia uniendo misticismo y oniria con violencia extrema).
Era una hazaña muy complicada, aunque la magnitud de la historia parecía sin duda requerir una serie de televisión frente a un largometraje. Y, lo más sorprendente de todo: a la crítica parece haberle convencido (salvo alguna excepción como la de Sergio del Molino, que la ha calificado de «anuncio largo de café»). Pero parece que Rodrigo y Gonzalo (hijos de Márquez), que hace unos meses causaron cierta polémica al desobedecer las órdenes de su padre y publicar En agosto nos vemos, quizá tenían razón en adaptar la historia que comienza con Aureliano Buendía recordando el día que su padre le llevó a conocer el hielo. Eso sí, con elenco colombiano, para evitar esperpentos como lo fueron La casa de los espíritus (1993) o El amor en los tiempos del cólera (2007).
Luis Martínez, histórico crítico de cine de El Mundo, confiesa que aún no la ha visto, pero cree tajantemente que las obras inadaptables no existen. «Creo que fue Elvis Costello quien dijo que escribir sobre música era como bailar sobre arquitectura, y tenía algo de razón. Toda adaptación de un texto literario es, en esencia, una versión parcial de ese texto, o mejor dicho, una visión de él. Esto se aplica tanto a un poema como a una novela. Por ejemplo, El Quijote ha sido adaptado innumerables veces, aunque con frecuencia dejando de lado aspectos clave. Orson Welles dedicó gran parte de su vida a intentar adaptarlo. El Quijote, si lo analizamos detenidamente, es una obra que reflexiona sobre la representación misma: cómo las novelas y el arte, en general, representan al mundo. Por ello, una adaptación de El Quijote no es más que otra representación de una representación. Lo que la novela hace consigo misma, lo replica una película al adaptarla. Esto la convierte en una obra particularmente difícil de trasladar a otro formato, pues constantemente habla de sí misma, al igual que lo hace Tristram Shandy de Laurence Sterne«.
«Muchas veces se aprende más del cine viendo películas que no te convencen completamente»
«Todo puede ser adaptado», afirma. «Existe el mito de que obras como Cien años de soledad son inadaptables debido a su carga fantástica y a la riqueza de la imaginación que despiertan en cada lector, quien crea su propia versión personal, pero esto ocurre con cualquier obra literaria. Aquí hablamos de una versión y, probablemente, una muy cercana, considerando que los hijos de Gabriel García Márquez han estado involucrados en el proyecto. Es probable que traicione las expectativas de algunos lectores, como toda traducción traiciona en cierta medida al texto original. Pero esta adaptación también puede ampliar la lectura de la novela o llevarnos a descubrir aspectos que no habíamos notado en nuestras múltiples lecturas. En mi caso, espero verla y disfrutarla aunque no me guste. Muchas veces se aprende más del cine viendo películas que no te convencen completamente, o leyendo novelas que no son de tu agrado, que de aquellas que te gustan plenamente». añade.
Los pros y contras
«Iba con recelo y sin muchas expectativas», cuenta a este periódico María Cantó, de El Cultural. «No deja de ser un producto de Netflix, pero me ha sorprendido para bien. Es lo que te podrías esperar de una superproducción, todo es a lo grande, pero al mismo tiempo se nota hecha con bastante más mimo y cuidado que otras adaptaciones de novelas. Para los amantes de la novela, su punto fuerte creo que es principalmente haber tenido mucho respeto a la obra y a todo lo que representa. Pero para un espectador no tan familiarizado con la novela, esta rigurosidad puede jugar a la contra, ya que intenta abarcar absolutamente todo (los episodios duran en torno a una hora) y eso perjudica al ritmo que estamos acostumbrados en el formato serial. Me parece largo en el contexto en el que a día de hoy entendemos las series y miniseries, con episodios cortos, rápidos y cómodos para ver de una sentada. En este sentido, me pregunto si hubiese sido mejor hacer una película con varias partes, porque no hay que olvidar que las películas de tres horas parecen al orden del día y con un éxito considerable (Wicked es el último ejemplo)».
«Los capítulos son muy largos para el contexto en el que hoy en día entendemos las series. Quizá habría funcionado mejor una película»
Cantó cree que era una obra difícil de llevar a la gran pantalla, pero no imposible. «Considero que la negativa inicial de Gabriel García Márquez de no adaptar jamás la novela pesó demasiado durante mucho tiempo. Aunque tiene sentido que los hijos del autor solo hayan visto la posibilidad de sacar adelante el proyecto con sus condiciones (que sea en español y grabada en Colombia) en el contexto audiovisual en el que nos encontramos. A día de hoy, las plataformas están apostando por el audiovisual en español más allá de las telenovelas o “ficciones gringas” (tipo Narcos) y esta serie, junto con películas como Roma, de Alfonso Cuarón, es uno de los grandes ejemplos».
«La gran diferencia con el libro es la presencia de diálogos, que dan un ritmo más narrativo a la historia y al desarrollo de los personajes, pero también la forma más evidente y brillante en la que se plasman los conflictos políticos de la historia de Colombia, donde creo que se aprecia la mano de Laura Mora como directora, quien ya demostró en Los reyes del mundo que ve el cine desde un prisma más contestatario», señala.
«La única crítica que le encuentro es que es, efectivamente, una adaptación», reflexiona Rafael Sánchez Casademont, de Fotogramas y Esquire. «Me parece que su gran mérito es justamente adaptar una novela que parecía imposible, con mucha exactitud y un sentido de la producción del espacio, del reparto tan numeroso, que parecía muy complicado que se pudiera hacer y más en una producción latinoamericana. Tiene una capacidad para cambiar de actor o evolucionar con el tiempo manteniendo una unidad que es bastante impresionante. El espacio en el que se desarrolla, los exteriores… todo es parte de ese realismo mágico que es la clave de la novela, es muy interesante cómo aparece incluso la magia, que se nota artesanal y manual sin ser CGI. La famosa frase inicial del hielo… me parece que el único problema es que es solo la mitad del libro y que hay que esperar a la temporada dos, pero me parece que es una serie que refuerza la fe en las adaptaciones televisivas frente a las cinematográficas por falta de tiempo».
«Es una adaptación muy hermosa, con momentos arrebatadores, pero eso también evidencia que la obra literaria es superior»
«Es una adaptación completamente fiel», asegura también Javier Zurro, crítico de El Diario. «Creo que hay una cosa muy bonita y es que, aunque Márquez dijera en vida que no quería hacer una adaptación (es verdad que los tiempos han cambiado mucho y el formato es en serie) lo más importante es que se ha hecho en español con un equipo colombiano y actores colombianos, por ese tipo de cosas se nota en cada plano el cariño y el respeto por la obra».
«Realmente se trata de una adaptación muy hermosa, con momentos arrebatadores. Pero eso mismo evidencia, paradójicamente, que la obra es inigualable. Aunque hacen una cosa muy honesta, como es mantener la voz en off de la novela con ciertos pasajes, lo que permite mantener la prosa, también es donde más se evidencia que, aunque es una adaptación notable, la obra original quedará siempre por encima», concluye.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/2024-12-14/critica-cien-anos-soledad-serie-netflix_4021378/