Desde la proclamación de Carlos III como rey de Inglaterra, el consenso sobre el fin de la monarquía y el interés por debatir su importancia se han fortalecido
CHARLOTTE DAVIES / EL MUNDO
«Son muchas las personas que me han preguntado qué tal estoy durante los últimos días, si estoy de luto, si siento que he sufrido una gran pérdida, y sólo puedo contestarles lo siguiente: no». El fallecimiento de la reina Isabel II tiene para John, republicano de 65 años, un doble filo: «Hay motivos de celebración, ya que podría ser el impulso necesario para acabar con la monarquía, pero Londres, donde radica la mayor parte del peso sociopolítico del país, es mayoritariamente monárquica y no representa la realidad de todos, por lo que es difícil hacer llegar este mensaje».
Durante los 70 años de reinado de Isabel II, los agravios republicanos han afloran de vez en cuando, pues muchos creen que la monarquía es un concepto anticuado que atenta contra los derechos democráticos, pero el respeto de que gozaba la reina hizo que el movimiento tuviera dificultades para causar una impresión duradera.
Cuando la monarca murió el pasado jueves, la organización republicana más importante del Reino Unido hizo lo que llevaba años planeando hacer tras su muerte: pasar desapercibido. Republic, un grupo de presión que aboga por un jefe de Estado elegido de manera democrática y por la abolición de la monarquía, se limitó a emitir un breve comunicado de condolencia a la Familia Real en el que reconocía su derecho al duelo.
«Fue una muestra de respeto más que otra cosa», reconoce Graham Scott, director general de Republic, en conversación con EL MUNDO. «Al fin y al cabo, era la madre de alguien, la abuela de alguien… Su familia tiene derecho a llorar su pérdida».
El silencio, sin embargo, no duró mucho. Tras la proclamación oficial de Carlos III como rey de Inglaterra el pasado sábado, el grupo se ha mostrado cada vez más firme en sus campañas para impulsar el debate sobre un modelo constitucional alternativo.
Con los hashtags #AbolaLaMonarquía y #NoEsMiRey, Republic ha lanzado una nueva campaña en las redes sociales que busca poner de manifiesto la decreciente popularidad de la familia real. «El apoyo a la monarquía ha descendido drásticamente en los últimos diez años, pasando del 73% al 62%, y más de una de cada cuatro personas quiere suprimirla», destaca Scott.
«La reina era la encarnación viva de la monarquía para la mayoría de los británicos y lo ha sido durante toda una vida», afirma Smith. La admiración por la soberana «ha reprimido en gran medida el republicanismo», por lo que es probable que el tema «esté impregnado de una energía renovada» en las próximas semanas. «Carlos no herederá ese nivel de deferencia, y esto sí que cambia toda la dinámica», añade.
Republic registró más de 2.000 nuevos seguidores durante las 24 horas posteriores al anuncio del fallecimiento de Isabel II. «Nos han contactado cientos de personas para expresar su descontento con el cambio de soberano», subraya Smith.
Menos de la mitad de los británicos (45%) opina que Carlos III será una figura unificadora para el país, según los datos de un sondeo de YouGov publicado ayer. «La gente no se ha apresurado a olvidar las polémicas del pasado«, afirmó James, en declaraciones desde el Castillo de Windsor el pasado domingo. «Puede que Camilla sea la reina consorte ahora, pero la población siempre recordará a Carlos como un adúltero, aunque algunos tengan miedo de expresar sus opiniones», añadió.
PROTESTAS PACÍFICAS
La principal motivación de Republic, sin embargo, no es que Carlos haya sido infiel a Diana de Gales, sino que haya podido asumir el trono sin que medie ningún tipo de proceso democrático y sin que el pueblo pueda ejercer su derecho a la libertad de expresión.
«No esperamos que se escuchen las voces republicanas en la cobertura de la muerte de la reina, pero la cobertura de la adhesión de Carlos es un asunto muy diferente», lee uno de los comunicados emitidos por el grupo.
Cuatro republicanos fueron detenidos este lunes por protestar contra la proclamación oficial de Carlos como rey de Inglaterra. «¿Quién lo eligió?» y «No es mi rey», eran algunos de los mensajes que aparecían en pancartas.
Cuando se le pregunta por estas protestas, Scott no tarda en confirmar que Republic ha condenado las acciones de la policía y que «escribirá a todas las fuerzas policiales del país para pedirles que aclaren qué se considera una protesta ‘pacífica'».
La diputada laborista Zarah Sultana expresó también su preocupación por los incidentes del lunes en Edimburgo en su cuenta de Twitter: «Nadie debería ser arrestado simplemente por expresar sus opiniones republicanas».
No obstante, el grupo tiene la intención de seguir organizando otras protestas a lo largo de las próximas semanas. «Por ahora, hasta el funeral, la mayoría de nuestras acciones se limitarán a las redes sociales o a vallas publicitarias como las que se levantaron antes del Jubileo de Platino -en las que se leía «que Isabel sea la última»-, pero en los días previos a la coronación de Carlos, estaremos mucho más activos en las calles», afirma Scott.
¿Pero cuál es el objetivo final? Un referéndum sobre el futuro de la institución. «Sabíamos que mientras la reina Isabel estuviera viva sería muy difícil cambiar la opinión pública sobre la monarquía, pero ahora es el momento de actuar», recalca Smith. Republic y otros antimonárquicos afines sostienen que la familia real no tiene cabida en una democracia moderna, y que su mantenimiento es «asombrosamente caro».
«La pregunta a la que siempre vuelvo es cuánto me va a costar este funeral, sobre todo en el contexto económico actual», postula John. «¿Podré seguir pagando las facturas de la luz este invierno?». Mantener a la Familia Real cuesta a los contribuyentes británicos 345 millones de libras cada año, pero, según Scott, la institución sólo registra esa cifra en 80 millones: «Se ignora gran parte de los gastos, dinero que podríamos invertir en enfermería, educación u otras infraestructuras nacionales».
Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2022/09/14/63207250e4d4d85c7c8b45d3.html