Un exposición en el Palau Robert revela la simbología y los grandes nombres que han pertenecido a logias secretas
FML / CC-BY-SA
JOSEP PLAYÀ MASET / Barcelona / LA VANGUARDIA
El general Prim, la dirigente anarcosindicalista Teresa Claramunt, el presidente de la Generalitat Lluïs Companys, la cantante Josephine Baker, el político Winston Churchill, el duque de Edimburgo o el actor Harpo Marx son algunos de los grandes nombres vinculados a la masonería. Parece que también Francisco Franco quiso entrar pero lo rechazaron y de ahí su posterior obsesión contra los contubernios judeo-masónicos. De todo eso se habla en la exposición ¡Masones! Una mirada actual a una institución centenaria que ayer se abrió en el Palau Robert de Barcelona (donde permanecerá hasta el 28 de agosto).Una vida sin leer es una vida aburrida, sin aventuras y sin alicientes. Recibe cada semana tu newsletter Libros directamente en tu mail¡Recíbela!
La exposición, programada por la dirección general de Difusió, cuenta con el periodista Enric Calpena como comisario, la colaboración de Sàpiens y el asesoramiento de Josep Brunet, destacado masón y administrador del patronato de la Biblioteca Arús de Barcelona, que ha prestado materiales y documentación. La exposición tiene un carácter didáctico, para desmitificar el secretismo que acompaña a la masonería, y destaca más por el volumen de la información que por el contenido museográfico.
Una amplia cronología, libros y películas sobre esta institución, grandes nombres que han formado parte de logias y la simbología ocupan las diversas salas de una exposición que culmina con la reproducción de lo que podría ser un templo masónico. Aunque muchas logias estaban cerradas a las mujeres, estas han tenido un protagonismo a lo largo de la historia. La exposición cita el caso de Clotilde Cerdà, arpista y activista femenina, nacida de una relación extramatrimonial de la mujer de Ildefonso Cerdà. Estuvo en la logia Lleialtat de Barcelona a partir de 1881.
Enric Calpena remarca que la masonería se desarrolló a partir del siglo XVIII y sus componentes se definieron como librepensadores. Históricamente han sido mal vistos por los poderes establecidos y han sido perseguidos. En España, el franquismo los prohibió y la misma biblioteca Arús, fundada por Rossend Arús, un histórico de la francmasonería catalana del siglo XIX, estuvo cerrada entre 1939 y 1967. También topó con la Iglesia católica porqué el Gran Arquitecto del Universo masónico no se corresponde con el Dios cristiano. La discreción en sus prácticas y los rituales han contribuido no solo al secretismo sino también a una serie de leyendas, cuando no calumnias.
Actualmente en Catalunya hay unos 3.000 masones (la mitad de los de España) en diversas logias bajo el paraguas de: la Gran Logia de España (la más importante, agrupa a 300 logias de tot el Estado, formada solo por hombres, tiene su templo principal en la Gran Via de Barcelona); la Gran Logia Simbólica Española (agrupa a unas cien logias); el Gran Oriente de Catalunya (fundado en 1989, cuenta con 3 logias en Barcelona, 1 en Girona, 1 en Figueres, 1 en Lleida, 1 en Granollers, 3 en Perpiñán y 1 en Estocolmo) y la Gran Logia Femenina de España (fundada en el 2005, cuenta entre 200 y 300 miembros).
Fuente: https://www.lavanguardia.com/cultura/20220513/8263081/masoneria-palau-robert-calpena-arus.html