De 2020 a 2023, al menos 20 cuerpos han sido arrojados en el lugar. El embalse además está contaminado con metales pesados que provocan enfermedades hepáticas y neurodegenerativas. Las autoridades intentan recuperar la presa.
Natalia Mora / La Silla Rota
La presa Manuel Ávila Camacho mejor conocida como Valsequillo, en el estado de Puebla, pasó de ser un paraíso natural con bosque de encino, coníferas, matorrales, pastizales y al menos 231 especies de aves, anfibios y reptiles, entre otras especies, a convertirse en los últimos años en un cementerio del horror. Estadísticas oficiales reconocen que el embalse se ha utilizado como cementerio clandestino.
De 2020 a 2023 la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla encontró 20 cadáveres en la presa; el año en el que más cuerpos fueron sacados de Valsequillo fue 2022 con 8, así lo reportó la FGE en respuesta a la solicitud de transparencia 210421524000068.
Pero no solo son los cadáveres que allí han sido arrojados, Valsequillo ha sido olvidada por las autoridades. Actualmente vivir cerca de la presa más grande de Puebla, no siempre es grato. El mal olor del agua se vuelve insoportable conforme aumenta la temperatura, los mosquitos se incrementan al avanzar el día debido a la planta acuática invasora —el lirio acuático—, y el descuido del espacio, sin alumbrado, cámaras o una vigilancia constante hace que sea un lugar peligroso.
«Sí, yo llegué a tomar agua de esta presa. Andaba cuidando mis animalitos hace 55 años, yo tengo 60 de edad hoy en día. Tenía como siete años cuando iba a cuidar a los animales, bajaba a tomar agua con ellos: movía el lirio y el agua estaba clarita, fría, fría, igual tomaba agua de ahí, en ese tiempo, y no pasaba nada”, recordó Ildefonso Carpinteiro Aguilar, de 60 años de edad, habitante de Valsequillo, Puebla.
¿Cómo se ha transformado la presa Valsequillo, en Puebla?
La presa Manuel Ávila Camacho, popularmente conocida como Valsequillo, se localiza en el municipio de Puebla, limitando con los municipios de Cuautinchán y Tepeaca, al sur con Tzicatlacoyan, al oriente con Mixtla y Santa Isabel Tlanepantla.
Antaño, la belleza de la presa incluía una gran variedad de mamíferos, peces y moluscos. Es alimentada por los ríos Atoyac, Alseseca y en menor medida el Zahuapan, afluentes que atraviesan el municipio y arrastran tanto los desechos de las industrias como el de los hogares.
Esa vida que almacenaba fue lentamente aniquilada con el crecimiento de la ciudad.
A lo largo del Atoyac, por ejemplo, hay seis parques industriales que desechan diariamente aguas residuales; en el Alseseca, 1 parque industrial y 3 empresas; y en el Zahuapan una fundidora, un complejo, un corredor y cinco ciudades industriales. Todos estos desechos van a parar a Valsequillo.
Esto ha generado que la presa tenga en sus aguas metales pesados que sobrepasan las normas establecidas. En 2019 el Instituto Politécnico Nacional publicó la investigación “Estudio de la optimización del proceso de biofiltración en la presa de Valsequillo, Puebla, México para la restauración parcial del paisaje de la zona”.
Descubrió que el lirio acuático hacía la función de un híper acumulador de metales y metaloides. Sin embargo, había algunos metales que no eran absorbidos y se sedimentaban en la presa, como el caso del plomo, cobre, zinc y mercurio.
Estos metales pesados pueden provocar desde enfermedades hepáticas o neurodegenerativas, como es el caso del plomo y mercurio, hasta vómitos, náuseas y calambres estomacales si se trata del cobre y zinc.
Otro contaminante con una alta presencia en la presa es la bacteria E. Coli y coliformes, los cuales fueron identificados en 2021 y 2023 por la Comisión Nacional del Agua en su estudio “Calidad de agua superficial”. Consumir agua con altos niveles de E. Coli puede provocar enfermedades estomacales graves y estar en contacto con esta agua es factor suficiente para infectarse.
Así lo explica el ingeniero Agrónomo Juan Valentín Castillo Mares, supervisor de la purificadora, Estación de Servicio Universitaria perteneciente a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla: «la gente que riega está en contacto con el agua, porque no usan sistemas especializado, andan descalzos, entre hierbas, se impregna en la piel, es muy fácil que se contamine (la bacteria E. Coli)».
A pesar de estar en pésimas condiciones en municipios como Tehuacán, Tecamachalco y Tepeaca, así como otros 14 municipios, el agua de Valsequillo se utiliza para regar plantíos de chile, maíz, frijol y sorgo, de acuerdo con la estadística agrícola generada por la Comisión Nacional del Agua 2021-2022.
Además de las enfermedades gastrointestinales, otro riesgo latente en Valsequillo, según el Conahcyt, es que en la zona la población es más propensa a sufrir enfermedades de leucemia aguda: se tiene una tasa de 3.01 a 3.66 por cada 100 mil habitantes, cifras que están arriba de la media nacional.
La información fue tomada durante los años 2000 a 2019 entre la población en general de ambos sexos y fueron publicados en 2023 en el primer informe Cuenca de Alto Atoyac (Tlaxcala y Puebla): región de emergencia sanitaria y ambiental: problemática socioambiental y recomendaciones para su atención integral.
A pesar de que los habitantes de la zona saben que está contaminada la presa, no son conscientes del daño que ocasiona consumir alimentos, sea pescado o productos agrícolas provenientes Valsequillo. De acuerdo con cinco habitantes entrevistados que viven cerca del embalse, en el lago hay presencia de mojarra y tilapia. Aunque dos entrevistados comentaron que ya nadie los consume, uno reportó que sí hay gente que los pesca y terminan en restaurantes.
“La gente pesca para comercializar, van a parar a los botaneros de Puebla”, comentó el señor Ildefonso Carpinteiro.
Barcos saneadores para tratar agua contaminada de Valsequillo
Limpiar la presa de Valsequillo ha sido una promesa que se ha mantenido desde la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien en su sexenio dijo que trabajaría de la mano del difunto gobernador Rafael Moreno Valle Rosas para limpiar el embalse.
No obstante, la intención de querer tratar el agua comenzó en 2018, durante la administración del presidente municipal de Puebla, Antonio Gali Fayad, quien adquirió tres barcos saneadores tipo Scavanger 2000, que tuvieron un costo de 210 millones de pesos. De acuerdo con un folleto de ese año, publicado por la empresa Water Management Technologies, la forma de funcionamiento de los barcos es oxigenar el agua a través de la inyección de una combinación de ozono y oxígeno.
Actualmente, los tres barcos saneadores recorren cinco zonas distintas principalmente dentro la comunidad de San Baltazar Tetela y una zona por la Cadera del Tecorral, de acuerdo con información proporcionada por la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial en respuesta a la solicitud de transparencia 212101824000014.
En la misma respuesta a la solicitud de transparencia se indica que estas cinco zonas se han mantenido tratadas por los barcos desde el 2020 y la estrategia para este 2024 es seguirlos usando, por lo que hasta el momento es la única estrategia directa que se ha empleado para mejorar la calidad del agua de Valsequillo.
Sin embargo, esta medida no es suficiente. De acuerdo con la doctora en Ciencias Ambientales de la BUAP, Gabriela Pérez Castresana, estas acciones no tienen el impacto necesario para resolver el problema, así lo destaca la doctora: «es como una medida paliativa, que no resuelve, que no ataca el origen del problema, de nada sirve tener estas barcazas allí, llevando a cabo el proceso de inseminación cuando estamos hablando que se está descargando de manera continua toneladas de contaminantes».
Hasta el momento, a principios de año, el actual gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, informó que la administración estatal no cuenta con algún otro proyecto para el saneamiento de la presa de Valsequillo debido a que se trata de una intervención integral que necesita de un proyecto a largo plazo. Por esta razón, el proyecto de tratar el agua de Valsequillo será para la próxima autoridad estatal.
El costo de mantener activos los barcos saneadores
Según dos solicitudes de información hechas a la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial, el presupuesto de 2023 que se usó para darle mantenimiento a los tres barcos tipo Scanvanger 2000 fue de 602, 156.4 pesos mexicanos. De este presupuesto, 527, 526.20 pesos se usaron para el combustible de embarcaciones; 39, 637.20 pesos se emplearon para la adquisición de material para protección y evitar colisiones de las embarcaciones y 35,293 pesos en equipamiento de embarcaciones como herramientas y productos de madera.
En la respuesta a la solicitud de transparencia se informó que de diciembre de 2020 a febrero de 2024 se destinaron para el saneamiento integral de la cuenca del Alto Atoyac y sus afluentes y al mejoramiento de la calidad del agua superficial de la presa de Valsequillo, 3,488,000 pesos. A pesar de la inversión millonaria, la presa sigue muy contaminada.
Plantas de tratamiento, una medida para combatir la contaminación en Valsequillo
De acuerdo con la doctora Gabriela Pérez y el ingeniero Juan Valentín Castillo, las plantas de tratamiento gastan enormes cantidades de energía, por lo que mantenerlas activas resulta costoso. Además, existen distintos tipos de plantas de tratamiento especializadas en eliminar determinados contaminantes, sean biológicos, químicos, o de otra categoría. Las plantas se construyen en función de la población de la gente y dependiendo del objetivo para el que fueron construidas es la capacidad de miles de litros de agua que pueden tratar.
La Comisión Nacional del Agua indica en respuesta a una solicitud de información que en Puebla hay 260 plantas de tratamiento, de las cuales 152 funcionan, es decir, 58.4 por ciento. Hablando específicamente de la ciudad de Puebla, hay 14 plantas, de las cuales sólo están activas nueve y cuatro son las que ayudan a limpiar indirectamente el agua del lago de Valsequillo, pues son las que está hechas para tratar el agua de los afluentes Atoyac y Alseseca: Atoyac Sur, Puebla Alseseca, Mira Atoyac y Centro de Investigación y Saneamiento del Atoyac CISA.
Además, datos obtenidos de la Comisión Nacional del Agua, recibidos en febrero de 2024, reportan que para tratar la contaminación de Atoyac y sus afluentes se han invertido casi 154 millones de pesos en la creación de la primera etapa de una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, proyecto que dio inicio en 2023. Esta cantidad de dinero es equivalente al costo que representa dos edificios de nueve pisos. Esta tratadora lleva por nombre Las Carmelitas, estará lista a finales de 2024 y también se sumará a limpiar los afluentes de Atoyac.
¿Cómo tratar la contaminación de la presa de Valsequillo?
«No se tiene una varita mágica. Tratar las aguas requiere de la participación conjunta de la industria y el gobierno; de tal manera que el gobierno invierta a través de incentivos para que se puedan sufragar los costos de operación de las plantas, no dejarle toda la carga al gobierno, porque no puede con ella», explicó el ingeniero agrónomo Juan Valentín Castillo Mares.
Para la doctora Gabriela Pérez Castresana es necesario que en primera instancia se frene la contaminación y en segunda se vigile que las plantas de tratamiento estén funcionando correctamente.
“Todo se ha centrado en una planta de tratamiento. Se piensa que esta solución técnica es la que se necesita aquí. La cuestión que hay que tomar en cuenta es que no sólo estamos hablando de que se necesita de plantas de tratamiento a nivel municipal y que las industrias también traten sus aguas, sino de que los mecanismos de regulación y de vigilancia sean realmente eficientes, y eso no está pasando. Es decir que de nada me vale a mí tener una megaplanta, si nadie va a vigilarme entonces mejor no la pongo a trabajar porque es un gasto enorme de energía, de electricidad e igual sigo descargando, o sea, aquí la cuestión es que se tienen que llevar a cabo estrategias, no sólo desde el punto de vista técnico de la instalación, sino que realmente los mecanismos de vigilancia sean mucho más eficientes y que también se sancione, pero en Conagua, personas con esta función están contadas”, explicó.
La presa de Valsequillo es importante porque es la mayor zona de almacenaje de agua en el estado y además por su importancia biológica, paleontológica —se han descubierto fósiles de la época del Pleistoceno— y económica.
En 2011, Valsequillo fue catalogada como Área Natural Protegida y en 2012 como un sitio Ramsar por contar con una variedad de flora y fauna; en ese mismo año se publicó el estudio “Servicio Ambiental de la Presa de Valsequillo para las cuencas de los Ríos del Atoyac-Zahuapan y Alseseca, Puebla, Tlaxcala, México”, donde ya se hablaba de una estrategia integral para sanear el agua contaminada de la presa.
Ahora, sólo quedan migajas de lo que fue hace más de 10. Y para los pobladores de San Baltazar Tetela quienes viven cerca del lago de Valsequillo, tratar su contaminación se ve como un reto importante al que no le da mucha importancia el gobierno.
“Está abandonado, tiene basura, animales tirados, muchas cosas. Entonces al gobierno yo creo que no le interesa esta parte, digo, porque si le interesara, creo que no le cuesta. Hay recursos. Al menos yo no he visto, que yo vivo aquí, yo no he visto que haya mejoría…para mí está muy difícil”, comentó Juan Amatico Pérez, habitante de san Baltazar Tetela.
Fuente: La Silla Rota