“Insistiré tan solo en que un príncipe necesita contar con la amistad del pueblo, pues de lo contrario no tiene remedio en la adversidad.” Nicolás Maquiavelo. El Príncipe, Capítulo IX, Del principado civil
Por José Ojeda Bustamante
Andrés Manuel López Obrador ha comenzado el segundo tercio de su mandato como presidente de la república, con una aprobación promedio del 64%.
Aprobación que, puesta en una perspectiva comparativa, resulta positiva. Es similar a la que gozaba Felipe Calderón Hinojosa a inicios del 2009 con 66% de aprobación y muy por encima de Enrique Peña Nieto (38%) y Vicente Fox (55%) en sus respectos mandatos.
Esto, pese a vivir una Pandemia histórica, la cual ha venido a modificar totalmente el ejercicio de gobierno, la convivencia social y familiar en todos los países del mundo, no siendo la excepción el gobierno de la denominada Cuarta Transformación de México.
Coincide también que este año, México encara el proceso electoral más grande de su historia reciente. Se renovarán más de 21 mil cargos de elección popular. A saber: 500 diputados federales de las 65 legislatura Congreso de la Unión, 15 gubernaturas, 1.063 diputados de 30 congresos locales y 1.926 ayuntamientos en 30 estados. Todo esto con un listado nominal de casi 95 millones de electores registrados, 5 millones más que en el 2018.
En medio de este contexto ¿Por qué AMLO goza de altos índices de aprobación?
Desde mi perspectiva, por tres razones.
1. La primera de ellas tiene que ver con que su ejercicio de gobierno es verificable, principalmente ante su base social, ante los electores que lo llevaron al poder en las elecciones presidenciales del 2018.
De esta manera y pese a la pandemia, AMLO mantiene 8 programas prioritarios para sectores focalizados de la población: Pensión para Adultos Mayores, Becas de Nivel Medio Superior, Becas de Nivel Básico; programa Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, Apoyo a Personas con Discapacidad, Producción para el Bienestar y el programa La Escuela es Nuestra. A la par, también mantiene visibles proyectos de gran inversión e envergadura a nivel Latinoamérica, tales como el Tren Maya, el nuevo Aeropuerto General “Felipe Ángeles”, el Mantenimiento y Conservación de Carreteras y el Tren Interurbano México-Toluca. Y dejando de lado la construcción de la nueva refinería de “Tres Bocas” y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, de Veracruz y Oaxaca. ¿Proyectos electoreros? ¿Proyectos que refuerzan su base social?
2. La segunda razón que se deriva de la primera es que, tal y como lo decía Max Weber, la base del carisma está constituida por la confianza y la credibilidad y ante esto AMLO es un presidente ¡¿creíble y verificable?! que se ha mantenido ¡¿congruente con su estrategia de poner por delante su lema hecho gobierno de “primero, los pobres”?!
3. Finalmente, el tercer factor, por el cual el presidente goza actualmente de un elevado índice de aprobación es la estrategia fallida de la oposición por establecer un contrapeso real y diferenciado a la oferta política establecida y mantenida vigente por el presidente.
Sean partidos políticos, sectores empresariales u organismos de la sociedad civil, no han logrado articular una agenda creíble y alternativa a la planteada por Andrés Manuel López Obrador. Pareciera que su diagnóstico es ajeno al sentir de la mayoría de la población, pero también los liderazgos que la encabezan.
Lo decía el presidente en una de sus mañaneras recientes, al provocar sobre el tema de su sucesión, la oposición debería de estar preocupada, puesto que carece, en estos momentos de liderazgos visibles que afronten el proceso electoral actual y los venideros.
Por el bien de nuestro sistema político mexicano necesitamos instituciones políticas fuertes, partidos políticos que generen contrapesos ¡No vendrán de otra dimensión o por generación espontánea!
Veamos qué ocurre el 6 de junio. @ojedapepe
*José Ojeda Bustamante es Politólogo