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¿Por qué nos empeñamos en querer gustar a todo el mundo? | ZEN

Walter Riso, psicólogo con millones de seguidores, anima a romper con los amarres que bloquean el cambio: «Buscar la dignidad personal significa dejar de ser una cosa para convertirse en un sujeto que tiene cosas que decir y derecho a ser escuchado».

Walter Riso, popular escritor y doctor en psicología. Especialista en Terapia Cognitiva y Magister en Bioética. ÁNGEL NAVARRETE

CRISTINA GALAFATE / ZEN / EL MUNDO

«Muchas personas se han dado cuenta de que solo son robots vestidos a la moda. La individualidad debería estar por encima de la autoestima, porque de esa singularidad nace el desarrollo de la libre personalidad». Así de rotundo se muestra el célebre doctor en PsicologíaWalter Riso (Nápoles, Italia, 1951), conferenciante y escritor con decenas de libros publicados y más de tres millones de internautas atentos a sus consejos en redes sociales.

Precisamente, en su última obra invita a ser una oveja negra en un mundo repleto de borregos. El coraje de ser quien eres (aunque no gustes) es una guía para rebeldes que aman su individualidad (Ed. Planeta /Zenith). «Reuní más de 40.000 horas de consulta y me di cuenta de que la mayoría de mis altas se habían desprendido de cuatro amarres: la recuperación del yo, el fin del rendimiento de pleitesía a los modelos de autoridad que se creen más que tú, romper con la corriente a la que te empuja la mayoría y salir del conformismo».

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Así surgió un manual que recurre a lo que él llama una rebeldía sana: «Si te aplastan con tradiciones que no tienen sentido. Si te bloquean porque te obligan a mirar hacia afuera en lugar de a tu interior. Si te doblegan porque en las relaciones interpersonales tus superiores te hacen pensar que son mejores porque tengan más dinero o estatus. Si te arrastran a meterte en la colmena de la multitud… Vamos mal. Rompe los esquemas y deja de ser un obediente hasta la muerte. No digas sí cuando quieres decir no. La obediencia ciega es tan mala como la desobediencia loca».

Se ha empezado a hablar como nunca antes de los problemas de salud mental. Depresión, ansiedad e incluso suicidios están apareciendo en medios de comunicación, en boca de personajes conocidos y normalizándose en redes sociales, donde todo es felicidad. ¿Ha calado el debate en la sociedad o se trata como una moda?

Siempre me ha resultado sorprendente que en España no se hablara tanto de la enfermedad mental pero, ante una adversidad colectiva tan fuerte como el aislamiento, para el que no estamos preparados, el estrés y la ansiedad son muy difíciles de manejar. Al mismo tiempo, hay una crisis de valores en esa situación límite. La gente empieza a desprenderse de cosas que se da cuenta que no eran tan importantes. Las parejas empiezan a tener quebrantos y las escalas de prioridades cambian. Ante la gasolina de la incertidumbre, temas tabú saltan a primera línea. Los datos indican que problemas de pareja, trastornos de pánico, de alimentación, el síndrome postraumático… han aumentado. La humanidad se ha dado cuenta de que ese ego de que la tecnología nos iba a hacer invencibles no es así. La pandemia nos puso los pies en la tierra.

¿Plantearía una asignatura de autoconocimiento en los planes de estudio?

Sin duda. Si tú vas a una librería, todas las estanterías de autoayuda te plantean un mundo de color rosa. Se olvidan de las espinas. Es todo muy empalagoso, porque no dejan de hablarte de una felicidad que no existe. Yo creo más en momentos determinados y tú eres el responsable de lo que haces con tu vida, por supuesto, pero te toca luchar y ponerle esfuerzo. Las agencias de socialización, que son los colegios, la Universidad, las agrupaciones religiosas… te van condicionando, infundiéndote miedos para adaptarte a determinadas normas. Pero el inconformismo es el factor que más debemos tratar en Psicología para disminuir la vulnerabilidad de la gente. Ese yo, esa esencia o personalidad, hay que trabajarla.

¿A qué se refiere cuando dice que entregamos nuestro ‘yo’ al grupo?

Cuando un amigo te dice que tienes muy bien el pelo, el ego sube y te sientes bien. Si, en cambio, te critican el peinado, te deprimes. Eso es desprenderte de tu yo para que entre todos lo construyan. Sin embargo, debe ser nuestra propia tarea. No me deben validar los demás, sino yo.

¿Le preocupa, entonces, que los adolescentes se construyan a golpe de ‘me gusta’?

Es una de las peores cosas de las redes sociales. Los jóvenes han perdido aún más la capacidad de relacionarse con otras personas. Yo no soy maestro de nadie, quiero divulgar salud de forma seria, y siempre lo repito ante quieres me siguen: hay una gran diferencia entre venerar y admirar. Cuando admiras, te inspiras en atributos para crear tu propio estilo. Cuando veneras, rindes pleitesía, te subyugas y te corrompes, perdiéndote en la imitación.

¿Le parece que los ‘influencers’ son buenos ídolos para inspirarse?

Hasta la gente que hace política está en TikTok, y salen los futuros presidentes bailando cinco segundos. Estas redes nos desconectan de lo real, así que propongo el ejercicio de separarse de lo virtual aunque sea por un día para desarrollar un pensamiento crítico con un criterio propio. Podemos participar de estos grupos pero no convertirnos en una secta donde solo sepamos imitar. Uno debe hacer su propia revolución.

¿Ese esfuerzo ‘revolucionario’ es igual para la mujer que para el hombre?

Si el mundo lo manejaran las mujeres todo funcionaría mejor. Esto que digo no es populismo, es que la mujer es más cuidadora y empática. Tengo dos hijas y dos hermanas, la mayoría de mis pacientes, alumnas y lectoras son mujeres y yo tengo un femenino interior muy fuerte. Pienso que a la mujer, obviamente, le va a costar más llegar a tomar las riendas de su vida porque los derechos están inclinados hacia otro lado, aunque se estén logrando avances interesantes. Pero ellas son guerreras, tienen una mente compleja e interesante, y no deben subestimarse. Además, son bastante más humildes a la hora de pedir ayuda, y eso lo sabemos bien los psicólogos.

Desde que eres un adolescente y eliges la carrera que le gusta a tu padre hasta que eres mayor y no te sientes completa si no eres madre o tienes pareja. ¿Por qué buscamos más la aceptación de los demás que la nuestra?

No nos educan para autogobernarnos o con una idea de dignidad personal, de que somos jueces de nuestra propia conducta. El egoísmo es malo, porque solo nos interesamos en nosotros y lo demás no importa pero, ¿qué pasa si mezclamos la autonomía con la solidaridad? Un te quiero y me quiero, te cuido y me cuido. Tú no eres más importante que yo, yo soy tan importante como tú. Muchas veces, por miedo a caer en una individualidad rampante, y los mismos padres caemos en eso, nos orientamos hacia fuera. Aplausos, lo que piense el otro… Pero eso cambiará y el qué dirán dejará de ser un problema. De hecho, en otros tiempos fue peor y ahora la gente joven tiene valores hacia la autorrealización y la libertad interior. Buscar el bienestar no tiene por qué ser egoísta, sino un desarrollo de la libre personalidad.

¿Qué pasa si hacemos lo que los demás quieren en lugar de lo que realmente queremos?

Que debilitas tu yo y hacen contigo lo que quieren. Una persona fuerte es coherente y sabe lo que quiere. Se mueve por sus principios. El lobo no está en el circo, como el tigre y el león, porque no se deja domesticar. Hay que estar más atento a lo que vale la pena.

Cada vez tenemos más tareas: la familia, el trabajo, ir al gimnasio… Caminamos como zombis por la vida, siempre corriendo. ¿Qué hacer para echar el freno?

Cosas tan simples como dar un paseo despacio a ninguna parte. Así no llegas tarde. Disfrutar más de los sentidos, que están atrofiados porque solo miran afuera, a los aplausos y al consumismo. Si te ayudas a ti vas a poder ayudar a los otros. Si caminas como un histérico por la calle, como un robot vestido a la moda, nunca te harás preguntas importantes.

CINCO CONSEJOS DE WALTER RISO

Olvídate de llevar el ‘yo no puedo’ por bandera antes de haberlo intentado.

  • Ponte metas alcanzables. «No pobres, siempre con esfuerzo, pero que se puedan realizar, porque creer que podemos con todo es una estupidez».
  • Mira cada obstáculo como un reto. «No importa que salga bien o mal, la clave es intentarlo».
  • Levántate cada vez que caigas. «Es incómodo, pero no puede haber valentía si no nos enfrentamos al miedo. Hay que entender que los estúpidos son los únicos que no cometen errores. Incorpóralos como un factor de crecimiento».
  • No te compares. «La comparación destruye. ¿Por qué hacerlo con los demás y no con uno mismo? Hay que tratar de ser mejor que ayer, y si das un paso atrás, da luego tres hacia delante».
  • Deja de avergonzarte. «Di no sé y ríete de lo que piensen los demás. Decir no sé es quererse. Muy liberador».

Fuente: https://www.elmundo.es/vida-sana/mente/2022/06/09/6294be05fdddff42408b45a7.html

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