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¿Por qué las mujeres se depilan las cejas? El origen de la costumbre | ACyV

Pobladas, tintadas, eliminadas por completo… Como cualquier otra parte del cuerpo, han sufrido muchos cambios con el irremediable paso del tiempo

Una Rosalía uniceja, a lo Frida Kahlo, tras el estreno de su tema ‘A palé’.

ADA NUÑO / ACyV

Son, probablemente, la parte de nuestro rostro que más expresividad nos aporta. Algunos personajes son famosos por ellas mismas, y un presidente de la democracia española supo hacerlas su seña de identidad. Las cejas, como otras partes de nuestro cuerpo, han sufrido el paso del tiempo, los cambios en los cánones de belleza y los pasos de unas civilizaciones a otras, y por ello se han modificado con los siglos.

Por poner algunos ejemplos de civilizaciones extinguidas por el azote del tiempo: en Egipto, como homenaje a Horus, se oscurecían los ojos para protegerse del polvo del desierto y porque eran el punto focal de la cara, y por ello mismo las cejas debían ser igual de prominentes, por lo que se pintaban con carbón y óxido negro. En Grecia se hacía una distinción entre mujeres casadas y solteras, llevando las primeras las cejas de manera más natural, mientras que las solteras las retocaban con incieso negro. En la Antigua Roma había aún más libertad, y tanto en una civilización como en la otra llevar una sola ceja estaba reconocido como un rasgo hermoso y en la Edad Media la frente era el punto focal del rostro de una mujer y era lo que definía su belleza. Para darle más énfasis a su frente, las cejas tenían que minimizarse.

En Grecia se hacía una distinción entre mujeres casadas y solteras, llevando las primeras las cejas de manera más natural, mientras que las solteras las retocaban con incieso negro

No tenemos tanta constancia del cambio en la moda a lo largo de los siglos como ahora, pues gracias a la invención de la fotografía sabemos que las cejas han sufrido muchos cambios desde comienzos del siglo XX hasta ahora. Probablemente las más sorprendentes para nosotros son las que muestran las lánguidas actrices del cine mudo en los años 20, cuando las mujeres comenzaron a usar la belleza para su propia emancipación. Siguiendo el modelo de Clara Bow, comenzaron a ser severamente depiladas y dibujadas con lápiz de forma muy delgada, recta y extendida más allá de la esquina exterior del ojo. Es algo prácticamente impensable en la actualidad, y quizá por ello en muchas ocasiones nos chirrían las películas ambientadas en los años 20, donde los actores contemporáneos suelen acertar con la vestimenta pero llevan unas cejas modernas poco acordes con la época que representan.

Clara Bow con las clásicas cejas de los años 20, que conferían una mirada lánguida y melancólica.

Sin embargo, el reflejo del cambio de tiempos se observa como es lógico en el avance de la moda. Con un mundo en guerra (y Estados Unidos marcando desde hace un siglo la tendencia en belleza), racionamiento y mujeres que trabajaban en industrias anteriormente operadas por hombres, es natural no dedicar tanto tiempo a la belleza. La depilación y el delineado de las cejas cambiaron durante los años 40, y eso se refleja no solo en las fotografías de tus abuelas, también en actrices de la talla de Lauren Bacall o Elizabeth Taylor, aunque seguían estando bien definidas y marcadas.

Isabel I de Inglaterra puso de moda el depilarse las cejas por completo con una pasta que llevaba arsénico y que probablemente algo tuvo que ver en su muerte por envenenamiento de la sangre

Pero los rostros sin cejas han existido en el pasado, como fue el caso de Isabel I de Inglaterra, que puso de moda el depilarse las cejas por completo con una pasta que llevaba arsénico y que probablemente algo tuvo que ver en su muerte que se cree se debió a un envenenamiento de la sangre fruto también del maquillaje que usaba, hecho a partir de cerusa veneciana, una mezcla de plomo y vinagre altamente venenosa.

Aunque es cierto que hace apenas diez años volvieron a ponerse de moda las cejas pobladas como las de Cara Delevingne y Emilia Clarke (en el vídeo de arriba, compitiendo por quién las mueve mejor), en la actualidad la moda es un poco más compleja. Lo explica la youtuber @JWIBEL: «La moda contemporánea parte principalmente de una cuestión antiestética, contraria al ideal de belleza de 2010 de cejas prominentes. El no binarismo y el cisgénero han propiciado que muchas personas no quieran verse ni como hombres ni como mujeres sino algo más parecido a un alien. Incluso ya ni el maquillaje se utiliza para potenciar el ideal de belleza, sino que ahora se ve como un medio de expresión y de diferenciación. Tapándote las cejas obtienes un lienzo en blanco para tu creatividad».

«El maquillaje ahora se ve como un medio de expresión y de diferenciación. Tapándote las cejas obtienes un lienzo en blanco para tu creatividad»

No podría ser más cierto que en la actualidad prima la originalidad frente a la propia belleza. Desde hace un tiempo, las famosas siguen la tendencia de decolorar sus cejas hasta el punto de que el término tiene 227,4 millones de visitas en TikTok y hay más de 35.000 publicaciones con el hashtag #bleachedbrows quizá porque es una tendencia fácil, barata, accesible. En un mundo donde Rosalía causa sensación en un videoclip como ‘A palé’, donde hace un claro homenaje a la famosa uniceja de Frida Kahlo (recordemos de nuevo que esto fue considerado un rasgo de belleza en el pasado), el resto de Hollywood decide decolorarse las cejas para provocar ese extraño aspecto de alien.

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En parte, quiere luchar contra la meticulosidad esclavizante de la depilación o el microblading. ¿Es original? Pues quizá no tanto, si tenemos en cuenta que el hikimayu japonés (literalmente ‘tirar de las cejas’) se trataba de una práctica surgida nada menos que en el siglo VIII y consistía en retirarse las cejas para pintar otras más grandes y gruesas con forma de manchas en la frente.

Póster de la película de 1953 ‘Ugetsu’ en el que la mujer lleva las cejas al modo Hikimayu.

Las mujeres de la aristocracia se las depilaban o las rasuraban para después pintarse otras usando un tinte en polvo llamado haizumi, que estaba hecho de hollín o aceite de semillas de colza, cuando la corte japonesa comenzó a adoptar la moda y las costumbres chinas. Una demostración más de que está todo inventado y de que por muy originales que nos creamos, otros lo fueron antes.

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