El director español conquista el Festival de Venecia con ‘La habitación de al lado’, una reflexión vitalista sobre la muerte protagonizada por Tilda Swinton y Julianne Moore
Pedro Almodóvar muestra el León de Oro ganado en Venecia
Yara Nardi / Reuters
ANNA BUJ / Roma / La Vanguardia
Se hizo con el León de Oro honorífico a su carrera en el 2019, pero todavía se le resistía el premio a mejor película en el Festival de Cine de Venecia. Hasta ahora. Pedro Almodóvar ha conquistado la Mostra con La habitación de al lado, su primer largometraje en inglés, que se ha alzado con el León de Oro premio a mejor película en esta disputadísima edición plagada de estrellas –por aquí han desfilado Angelina Jolie, Brad Pitt o George Clooney– y de directores consolidados como Luca Guadagnino o Pablo Larraín.
Hacía más de medio siglo que un director español no lograba el premio grande en la Mostra. Solo lo había logrado Luis Buñuel en 1967 con Belle de jour. Así que para el manchego, que se ha atrevido a rodar en otro idioma a los 74 años, el triunfo tendrá un sabor muy especial. Con él pone un broche de oro a su larga historia de amor con la ciudad de los canales. Desembarcó en 1993, cuando participó en la sección Mezzogiorno Mezzanotte con Entre tinieblas, y 38 años después, en el 2021, eligieron su Madres paralelas para abrir el certamen.
Presagio
En su estreno en la Mostra, ‘La habitación de al lado’ provocó una ovación de 17 minutos, el aplauso más largo del certamen
Cuando subió al escenario a recoger el deseado León de Oro de manos de la presidenta del jurado internacional, la francesa Isabelle Huppert, Almodóvar pero pronto se pasó a su lengua materna. “Esta película es mi primera en inglés pero el espíritu es español”, justificó, dedicando el premio a su familia –comenzando por su hermano Agustín– pero sobre todo, a las protagonistas, unas inmensas Julianne Moore y Tilda Swinton, por su “talento, confianza y generosidad. “Como director uno de los privilegios es ser el primer testigo cuando ocurre un milagro delante de la cámara. Y tanto Tilda como Julianne han provocado un milagro muchos días de este rodaje. Esto es para vosotras”, les dijo.
Había señales de que este hito por fin podría ser posible. En el estreno, el filme recibió la ovación más larga de este certamen, nada menos que 17 minutos. También era el preferido de los críticos que puntúan cada día las películas en el festival, que dieron nota a un contenido melodrama que reflexiona sobre la aceptación de la muerte y defiende el derecho a morir de forma digna a través del reencuentro de dos amigas en una situación muy complicada. Cuenta la historia de Ingrid (Moore), una exitosa escritora que acaba de publicar un libro sobre la muerte. Swinton hace de Martha, una excorresponsal de guerra de The New York Times que sufre un cáncer terminal y le pide que le haga compañía en la habitación de al lado mientras decide pasar sus últimos días en una preciosa casa en el bosque.
Leyendo un discurso preparado, Almodóvar ha querido aprovechar el palco para hacer una firme defensa de la regularización de la eutanasia. “La película habla también de la decisión del personaje de terminar con su vida cuando solo le ofrece un dolor sin solución. Despedirse de este mundo limpia y dignamente es un derecho fundamental de todo ser humano”, ha subrayado el cineasta, que ha pedido abordar este asunto desde la humanidad y no desde la política, y a los creyentes practicantes que “lo respeten y no intervengan en decisiones individuales”. “El ser humano debe ser digno para vivir y para morir cuando la vida sea insufrible”, ha remarcado.
La habitación de al lado se ha impuesto a la monumental The brutalist, que le llevó a Brady Corbet el León de Plata a la mejor dirección, en el que es solo su tercer largometraje. Protagonizada por un Adrien Brody que interpreta a un brillante arquitecto húngaro que busca una nueva vida en América tras escapar del Holocausto, la cinta es grandiosa, en todos los sentidos. Literalmente, por sus cuatro horas de duración, pero también por la profundidad de su mirada épica al trauma que arrastraban los supervivientes del horror nazi y la crisis de la creatividad que experimentaron muchos de ellos.Lee también
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Su convincente exploración del deseo femenino en Babygirl le valió la Copa Volpi a mejor actriz a la estrella australiana Nicole Kidman, que se ausentó de los premios por la repentina muerte de su madre, a quien dedicó el galardón. Kidman, en su papel más erótico, se convierte así en una firme pretendiente en la carrera al Oscar. En cambio, la mejor interpretación masculina fue a parar al francés Vincent Lindon, que interpreta a un padre que se debate qué hacer con un hijo neonazi en Jouer avec le feu, una película que muestra la impotencia de una familia frente al avance de la extrema derecha. También gustaron mucho, con el premio especial del jurado, la georgiana April, la segunda película de Dea Kulumbegashvili, que denuncia la dificultad de acceso al aborto; y Maura Delpero con Vermiglio, la sorpresa italiana del festival, una íntima mirada a las heridas de la guerra en una familia aislada en las montañas, que ganó el gran premio del jurado.
Se cierra así la 81ª. edición del festival de cine más antiguo del mundo, marcada por la abundante cantidad de estrellas que han pisado la alfombra roja, pero también por la distancia que han impuesto con la prensa, que ha protestado por las pocas entrevistas que han otorgado las caras más conocidas del cine internacional. Por allí bailaron derrochando sintonía Brad Pitt y George Clooney; impactó la siempre arriesgada Lady Gaga –el fichaje estelar para la esperada secuela de Joker con Joaquin Phoenix– o deslumbraron Jenna Ortega y Monica Bellucci, las nuevas caras del inframundo particular del Bitelchús Bitelchús de Tim Burton. La Mostra de Venecia, ya consolidada como una plataforma de lanzamiento de muchas de las películas que aspiran a los Oscar, deja muchas películas para los próximos meses. “El cine está en una gran forma”, celebró Huppert.
