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Padre Rigoni | «Tú pon un muro y el migrante excavará un túnel» | XL Semanal

Este fraile italiano lleva más de 30 años asistiendo a los inmigrantes que cruzan México camino de Estados Unidos. Nadie mejor que él para hablar de muros y barreras cuando la crisis migratoria en Estados Unidos sigue agravándose.

Alessandro Grassani

ASIER VERA / XL SEMANAL

Lo llaman el cañón del muerto. Un barranco cerca de la frontera de Estados Unidos donde asesinos y violadores acechan a los inmigrantes que tratan de alcanzar la frontera norteamericana a través de Tijuana. El padre Flor María Rigoni llegó allí en 1985 para ayudar a aquellos tipos indefensos que no solo tenían que vérselas con la Policía de la frontera, también con la violencia y los abusos de quienes decían conocer el camino hacia la esperanza.

Allí, en el cañón del Muerto, Rigoni fundó la primera Casa del Migrante: más que un refugio, una declaración de principios que requirió de mucha entereza y también algo de humor. Rigoni oficiaba misa los domingos en medio del desierto, en tierra de nadie, y cada semana movía 20 metros la mesa, hasta que acabó celebrando la eucaristía en Estados Unidos.alternative textUn hombre bueno. El padre Flor María Rigoni en Tapachula (Chiapas), con su inconfundible cruz atada al cinturón de cuero. El crucifijo y la fe que representa son su ‘arma’.

Tres años después puso en marcha algo parecido en Ciudad Juárez y luego en Chiapas, la principal puerta de entrada a México desde Honduras, El Salvador y Guatemala, donde ahora dirige la Casa del Migrante Albergue Belén.

Rigoni tiene 80 años, es italiano y lleva más de tres décadas en México asistiendo a los centroamericanos, cubanos, haitianos y últimamente africanos que persiguen su sueño de llegar a Estados Unidos. Con su poblada barba blanca, sus pies descalzos, su gran cruz y su túnica blanca, este fraile de la Congregación de los Misioneros de Scalabrini ofrece un hogar temporal a quienes huyen de la pobreza y la violencia en sus países.

«Cada migrante lleva un ataúd a la espalda. Nosotros tenemos aquí nuestra pequeña Siria centroamericana»

Después de trabajar de joven en el puerto de Génova y como electricista en los barcos de carga, el padre Rigoni vivió diez años en Alemania atendiendo a los inmigrantes italianos y otros cuatro más en África trabajando con Acnur en los campos de refugiados de Mozambique y Angola antes de viajar a México, de donde ya no ha salido.

En Tapachula, los migrantes reciben alojamiento, alimentación, atención médica y asesoramiento legal gratuitos. Por este trabajo, Rigoni recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos en 2006. Autor de los libros Reflexiones en el camino del migrante y El norte se vuelve sur, también escribe poesía, incluso alguna con fina ironía dedicada a Donald Trump: «Amigo, yo estaré siempre dentro de tus muros y detrás de ti».alternative textEl muro siempre estuvo ahí. El muro entre México y Estados Unidos en Baja California, visto desde la ciudad de Tecate. Ambos países están separados por una frontera de unos 3000 kilómetros. En 1050 kilómetros de esa frontera ya hay muros y vallas.NEWSLETTER

XLSemanal. ¿La gente tiene prisa por llegar a Estados Unidos antes de que construyan nuevos muros?

Flor María Rigoni. No tanto. Mucha gente viene para quedarse en México. Aquí, una vez que pasas los primeros retenes, ya no te buscan. No es una cacería de brujas, como en Estados Unidos. No todos quieren llegar hasta allí.

XL. ¿Cuáles son los motivos por los que emigran desde Centroamérica?

F.M.R. No es una migración económica. Nosotros tenemos aquí nuestra pequeña Siria centroamericana.

XL. ¿Tan mala es la situación?

F.M.R. Una madre que llegó con cinco niños sola me explicó que huía porque en su país cada persona lleva un ataúd a la espalda. Cada momento y cada lugar pueden ser su cementerio. Otro exguerrillero me decía que durante la guerra civil en su país los frentes estaban bien definidos, pero que hoy la muerte no tiene rostro. Te cae por sorpresa, sin preguntarte de qué lado estás. El gran problema de las maras es que no tienen ideología.alternative textA bordo de ‘la bestia’. Una familia centroamericana, a bordo de uno de los trenes de mercancías que los acerca desde Sonora a la frontera. Lo llaman ‘la bestia’ porque es muy peligroso. O te asaltan las pandillas organizadas o te caes y te arrolla el tren.

XL. ¿Cree que hoy la migración centroamericana está olvidada porque toda la atención está centrada en Siria?

F.M.R. Durante la Guerra Fría, Centroamérica era el teatro de sus operaciones, pero hoy ¿qué es El Salvador para el mundo?

XL. ¿No va a parar nunca esta migración?

F.M.R. La migración no terminará nunca.

XL. ¿Logrará un muro evitar la entrada de inmigrantes a Estados Unidos?

F.M.R. No. Tú ponle a un migrante un muro y se pondrá alas, excavará un túnel o se servirá de la propia corrupción de Estados Unidos para hacerse con un papel falso.

XL. ¿Entonces es una medida inútil?

F.M.R. La historia nos ha demostrado que ninguna ley ni ninguna dictadura pueden obligar a todos los cerebros a volverse cobardes. El nazismo, con toda su fuerza, no pudo impedir que miles de personas arriesgaran sus vidas para salvar a los judíos.

XL. ¿A su albergue también llegan traficantes de personas?

F.M.R. Hay algunos que claramente son polleros, que es el guía que cobra a los migrantes seis mil o siete mil dólares por cruzarlos a Estados Unidos. Pero la figura del pollero que yo encontré cuando llegué a Tijuana casi ha desaparecido. Ahora, más bien, son ‘enganchadores’.

«La inmigración no acabará nunca. Ninguna ley ni ninguna dictadura pueden obligar a todos los cerebros a ser cobardes»

XL. ¿Y cuál es la diferencia?

F.M.R. Los ‘enganchadores’ entregan a los migrantes a los Zetas o a grandes organizaciones que se encargan de todo: la ruta, el protocolo de pago… El negocio lo manejan ahora esas mafias.

XL. ¿Cómo identifican en la Casa del Migrante a las personas que trabajan en estas mafias?

F.M.R. Nosotros las conocemos. Ya ‘tenemos colmillo’. Incluso hemos puesto fotos de ellos a la entrada, pero siempre hay gente que cae en su red. Dentro de estas mafias hay quien viene buscando chicas para la trata y hemos descubierto que a veces usan a una mujer muy guapa con permiso de residencia en México para ‘enganchar’ a las jóvenes y prostituirlas. Me duele mucho decirlo, pero algunas caen en la trampa.alternative textVivir en el hoyo. Un inmigrante ilegal procedente de Centroamérica entra en el agujero en el que vive en Tijuana mientras espera para cruzar la frontera. En un mes, la Policía de la zona detiene hasta a 20.000 inmigrantes.

XL. Cada vez hay más mujeres solas que huyen y emigran con sus hijos, ¿no?

F.M.R. Aquí recibimos a muchas mujeres así. Huyen de la violencia en su propia casa. Están cansadas de tener un hombre violador, golpeador y que, además, está involucrado en las maras

XL. ¿Hay cifras fiables de las personas que desaparecen durante su viaje a Estados Unidos?

F.M.R. El número de desaparecidos probablemente podría conocerse, porque hay denuncias y se pueden sumar. Pero hay que ser claros también. Algunas jóvenes deciden huir de sus familias porque el padre las violaba o la madre las vendía para prostituirlas, y estos casos también se denuncian como desapariciones cuando en realidad los que tendrían que desaparecer son los padres. En otros casos, ciertas personas se van de su país, forman otra familia y ‘desaparecen’, es decir, no vuelven a dar noticia para no tener que mandar dinero a su país.alternative textLa tumba infinita. Fosa común en Ciudad Juárez, donde yacen unos 1500 cuerpos sin identificar. Desde 2000, según la Organización Internacional para las Migraciones, más de 6000 personas han muerto en la frontera entre México y EE.UU.

XL. ¿Llegan muchos niños no acompañados que quieren entrar en Estados Unidos?

F.M.R. No. Podemos llamarlos ‘niños’, pero no bajan de 15 años; y aquí una muchacha a los 13 años ya es mujer y el muchacho a los 15 ya es hombre. No podemos aplicar aquí un tipo de legislación y de conciencia que se ha desarrollado en otros países.

XL. ¿Cree que hay gobiernos involucrados en los grupos criminales?

F.M.R. Sí. En México se habla mucho del narcotráfico, pero no se habla de los empresarios y los políticos implicados. Puedo decirte sin darte nombres que un gran narcotraficante de Ciudad Juárez pagaba medio millón de dólares a la semana a un presidente de México que ya falleció. Lo supe por su padre.

XL. ¿Recibe usted amenazas por enfrentarse a las maras?

F.M.R. Directas no, pero en 2009 varias personas escucharon una conversación en la que se hablaba de que me iban a matar. Por eso, me fui unos meses a Italia. La amenaza era seria, provenía de un ciudadano hondureño que había cometido más de 30 asesinatos en su país. Finalmente fue detenido y deportado a Honduras, donde lo acabaron matando. Y yo pude volver.

Fuente: https://www.abc.es/xlsemanal/a-fondo/padre-rigoni-ayuda-migrante-frontera-mexico-trump.html

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