Contraperfume (Superflua), de Daniel Figero, embajador de Fragancias de Dior, inaugura nuestra serie Libros para una noche de verano. Hablamos con él.
PALOMA SIMÓN / VANITY FAIR
Opium, para los amantes de Yves Saint Laurent«. En 1977, y en la misma línea de su colección de alta costura otoño-invierno Chinoise et opium, el modista lanzó un perfume «intenso, indolente y sensual» dentro de un frasco de laca de color rojo para cuya promoción escogió a la modelo Jerry Hall, que posó en una no menos intensa, indolente y sensual campaña fotografiada por Helmut Newton. «No se me pasó por la cabeza otro nombre que no fuese el de Opium -efectivamente: opio-, un nombre que carece de connotaciones negativas en Europa donde, por el contrario, evoca el influjo de Oriente en los escritores, poetas y estetas del siglo XIX como Byron, Delacroix, Rimbaud o Baudelaire, personajes que jamás viajaron allí pero conocían perfectamente la belleza exótica de aquellas tierras», declaró el diseñador a WWD cuando lanzó el producto en Estados Unidos con el consiguiente escándalo. Y es que lo que, según él, era un simple homenaje «al exotismo y la exquisitez de la China Imperial» para la inmensa mayoría de la gente no fue sino una alusión nada velada a los narcóticos, entre otras cosas prohibidas.
Huelga decir que Opium fue un éxito -de hecho, lo sigue siendo-. Así que, cuando en 2000, el entonces diseñador de la marca Tom Ford decidió relanzar el aroma, no tuvo más que repetir la fórmula: en lugar de Hall, fue la modelo británica Sophie Dahl -nieta del escritor Roald Dahl-, la encargada de publicitar el clásico de la perfumería contemporánea desnuda y retratada por Steven Meisel. La campaña llegó a ser censurada en el Reino Unido. Daniel Figuero (Aranda de Duero, 1980) estaba allí y puede contarlo de primera mano, cosa que hace en su primer libro, Contraperfume. «Por aquel entonces trabajaba en la división de perfumes de Yves Saint Laurent, así que lo viví todo, como me sucedió años después con el lanzamiento de la línea de fragancias de Ford, en la que volvió a recurrir a las imágenes explícitas, de alto contenido sexual. A la polémica, en definitva», recuerda Figuero. No vayan a creer que se trata de algo nuevo. «Investigando para mi libro he descubierto que los perfumes orientales ya causaban furor en los años 20, y que los nombres no tenían desperdicio: Cocaína en flor, Orgía«, advierte. «Eran aromas súper orientales. Como no paraban de abrir tumbas, sarcófagos y pirámides, en las sobremesas hablaban todo el rato de eso, y la fiebre por Egipto se trasladó a las fragancias. Decimos de Opium, pero las españolas no se quedaban atrás», cuenta Figuero, que se topó con estas joyas de comienzos del siglo XX en un Museo del Perfume de Barcelona. «Eran de Perfumes Parera, los inventores de Barón Dandy«, revela el, por cierto, primer autor español del catálogo de Superflua, la prestigiosa editorial de libros de moda que ha lanzado las memorias de Diana Vreeland o de André Leon Talley en castellano.
El escritor Daniel Figuero, autor de Contraperfume (Superflua) y embajador de Fragancias de Dior.
Cartel publicitario de La Rose Jacqueminot de 1904.
Los aromas de los años 20, el mítico Eau Sauvage, el primer perfume masculino de Dior cuyo nacimiento coincidió, como explica Figuero, «con los cambios culturales de Mayo del 68 y supuso una auténtica revolución, todo el mundo llevaba Eau Sauvage. Y me hace gracia que en la zona mediterránea lo piden como Agua Salvaje. ¿Cómo te quedas? Dan ganas de rugir al escucharlo», bromea el autor, los grandes éxitos de los 80 -el ya citado Opium o Poison de Dior que, por cierto, se embotellaba en Madrid-, la irrupción de las fragancias «golosas» con Angel de Thierry Mugler, ya a finales de los 90, o el minimalismo que imperó en aquella década con las de Calvin Klein, los primeros 2000 con la versión Hypnotic de Dior encarnada por Milla Jovovich, e inspirada en la estética del filme de Luc Besson que protagonizó entonces, El quinto Elemento… Desfilan por un libro tan didáctico como ameno, repleto de anécdotas jugosas, cotilleos, leyendas y enseñanzas. Las que ha extraido su autor, actual embajador de Fragancias de la maison Dior, después de más 15 años de trabajo en una industria apasionante que está hoy particularmente en auge. «El hecho de que la pérdida de olfato sea uno de los síntomas del Covid ha otorgado relevancia a un sentido que quizá no gozaba de la importancia debida, aunque nos ayude a detectar si un alimento está en mal estado, si hay un escape de gas o si se está quemando la casa», reflexiona el autor, que se atreve a dar el siguiente pronóstico: «El futuro es muy incierto, pero creo que vamos a buscar lo que yo llamo fragancias de bienestar que nos insuflen tranquilidad de ánimo, en lugar de tanta muselina y tanto algodoncito. En resumen: de tanta ostentación», cuenta este apasionado de los aromas orientales y densos. «Me gustan especialmente porque subrayan de alguna manera nuestra parte oscura, esas contradicciones que todos tenemos y debemos abrazar, porque somos humanos, no Charlize Theron estupendas saliendo de la bañera. ¡Ojalá!», zanja Daniel Figuero. Leyendo Contraperfume, en el que el autor ha invertido tres años de trabajo exhaustivo, concluirá que ni falta que le hace. Unas gotas de Poison bastan para convertirse en «Kate Bush, en Debbie Harry con calentadores». Si lo que prefiere es seguir siendo usted mismo, pero en Sicilia, échese bergamota. Admítalo: suena prometedor.
Portada de Contraperfume, de Daniel Figuero.
Fuente: https://www.revistavanityfair.es/lujo/belleza/articulos/orgia-cocaina-en-flor-y-un-veneno-poison-embotellado-en-madrid-todo-lo-que-siempre-quiso-saber-sobre-los-perfumes-mas-famosos-de-la-historia-y-nunca-se-atrevio-a-preguntar/50502