Los Periodistas

Opinión | México canta, mientras el crimen organizado, avanza


¡El surrealismo mexicano! ¡El hermoso, cómico, mágico y musical surrealismo mexicano se hizo presente en La Concordia!

@Itandehui_RoMa

Seguro piensan, “¡qué hueva con esta vieja, ya no sabe escribir de otra cosa!”. Tal vez si lo comunicáramos más o si le pusieramos más atención, las cosas podrían arreglarse. Tal vez estemos a tiempo… o no. Mientras tanto, ¡México, canta!

Creo que un grave problema que nos deja nuestra tradición multicultural es esa capacidad ancestral de reirnos de la muerte.

Y no solo nos reímos de la muerte, le cantamos… En realidad, en México cantamos por todo.

México le canta a la muerte y a la vida, México le canta al amor y al desamor, México le canta a la alegría y a la tristeza. A lo que sea, a todo y a nada, pero México, canta.

En los peores y mejores momentos, las y los mexicanos no dejamos de cantar.

Voy a cometer una imprudencia, una disculpita de antemano.

Recientemente una amiga tuvo un accidente en Europa y mientras los paramédicos la aseguraban para trasladarla a la ambulancia y la grababan, ella, “en un viaje” patrocinado por la morfina derivado del tremendo dolor que le ocasionaron las lesiones, cantó:

México lindo y querido, si muero lejos de tí…“.

La música es parte de nuestro ADN.

México cantó este fin de semana con la MS en el zócalo capitalino y se llenó de alegría mientras el país se desmorona por culpa de la inseguridad, el crimen organizado y de una reestructuración de las organizaciones criminales, derivada de la aprehensión de “El Mayo”.

El presidente López Obrador puso a cantar a la capital de este país. Y la CDMX cantó mientras seguimos sin saber el mismo presidente lo reconoce cuál es la situación de Ismael Zambada. O qué pasa con Ovidio Guzmán y su hermano “El Chapito”.

Lo que sí sabemos —y sí no saben les cuento— es que unas horas antes del grito en muchos zócalos de este país, un narcobloqueo dejó varadas a cientas de personas en la carretera Durango-Sinaloa, a la altura del municipio de La Concordia.

Entre los que quedaron varados, estaban “Los Recoditos”, quienes decidieron bajar del autobús y cantar una canción llamada “Mi último deseo”. La canción dice algo así:

Me gusta el desmadre, el ambiente me prende
Yo así soy feliz, no le temo a la muerte
Yo no pienso en eso, es tiempo perdido
Pues nadie se escapa de nuestro destino

Por eso aprovecho de cada momento
Pues consciente estoy de que no soy eterno
Por eso la paso contento en la peda
Y de vez en cuando le entro a la loquera
La vida es prestada y hay que disfrutarla
Como más te guste y te pegue la gana
Porque la huesuda no tiene respeto
Se lleva de todo, agarra parejo

¡El surrealismo mexicano! ¡El hermoso, cómico, mágico y musical surrealismo mexicano se hizo presente en La Concordia! Surgió de las voces de civiles que no podían hacer nada más que cantar. Mientras a unos kilómetros se libraba una guerra entre dos facciones del crimen organizado.

Estos cárteles pelean por el control de la zona, “Los Chapitos” y el “Grupo Flechas de los Cabrera”, afín al Mayo Zambada.

¡Canta México, no pares de cantar! Que mientras este país se muere desde adentro, adormeceremos el dolor cantando y riendo, eso nos enseñaron ancestralmente. Así nos educaron.

Este 16 de septiembre en todos y cada uno de los desfiles cívico-militares, México cantó su himno nacional, el más hermoso del mundo. Ese que nos invita a defender a toda cuesta el suelo de este hermoso país que se está desangrando día a día.

¡México, canta y no pares de cantar!

Mientras Chiapas está sumido en una guerra en la que los drones portan bombas y tienen a la gente encerrada en sus casas, orando por sobrevivir al desabasto y a los enfrentamientos.

Mientras Coca-Cola es va de Puente de Ixtla la empresa aguantó casi 15 años los embates del crimen organizado, este problema no es nuevo, mientras aparecen descabezados y desmembrados en Puebla, mientras sube el precio del aguacate y el limón por las extorsiones en Michoacán… ¡México, canta! ¡Canta fuerte!

Tal vez algún día, cantando, logremos volver a ser un solo país, uno donde no haya divisiones, rencores y enconos. Uno en el que no se permita que una persona nos confronte, nos polarice y nos entregue al control del crimen organizado.

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