Por Fernando Manzanilla Prieto
La educación juega un papel fundamental en el desarrollo de cualquier nación, y México no es la excepción. En un mundo cada vez más globalizado y competitivo, la calidad de la educación se convierte en un factor determinante para el progreso social, económico y cultural.
En este sentido es que resulta relevante analizar los resultados recién publicados del informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes o mejor conocido como prueba PISA, un estudio realizado a nivel mundial por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que mide el rendimiento académico de las y los estudiantes de manera específica en matemáticas, ciencia y lectura.
La edición 2022 de la prueba ha mostrado que Latinoamérica y el Caribe tienen claros desafíos ante los cuales no se puede, ni debe perder el tiempo. Al respecto, un análisis realizado por especialistas de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destaca que el primero de ellos es el bajo desempeño educativo, especialmente, el elevado porcentaje de estudiantes que no logra desarrollar competencias elementales como matemáticas o lectoescritura, fundamentales para seguir aprendiendo, alcanzar su máximo potencial y contribuir al desarrollo de la sociedad. En segundo lugar, la alta inequidad que perjudica a los estudiantes más vulnerables.
Y es que esta región, se ubica en la mitad inferior del ranking global de calidad educativa para las tres asignaturas que evalúa PISA. Al respecto, tres de cada cuatro estudiantes tienen bajo rendimiento en matemáticas, lo cual significa que no alcanzan las competencias básicas en esta área, además de que la mitad no cuenta con habilidades básicas de lectura.
Asimismo, existe una alta inequidad en los aprendizajes. En promedio, el 88% de los estudiantes más pobres de la región, tienen bajo desempeño en matemáticas, comparado con el 55% entre los más ricos.
Chile y Uruguay son los que presentan el mejor desempeño en matemáticas, al ocupar los puestos 52 y 53 de 81 sistemas participantes. Le siguen México en la posición 57 y Perú, en la 59.
Si bien nuestro país fue de los que más destacó en Latinoamérica a nivel general, superando a Argentina y Brasil, también lo es que bajó del puntaje obtenido en la edición anterior del estudio, realizada en 2018.
Sin embargo, se debe considerar que esta caída en los resultados no es privativa de México, ya que todos los países evaluados mostraron un retroceso en comparación con los resultados 2018, lo cual de acuerdo con la propia OCDE se debió, en gran parte, a la pandemia por COVID-19 y las medidas de confinamiento.
Más allá de estas circunstancias y sus claras consecuencias, considero fundamental actuar para fortalecer estas habilidades como un instrumento poderoso para combatir la desigualdad social.
Es por ello que en estos momentos que se encuentra en marcha el nuevo modelo de la Nueva Escuela Mexicana, impulsado por el Gobierno Federal, es importante reflexionar la necesidad de adoptar métodos y valores de formación pedagógica innovadores para hacer que el aprendizaje sea más atractivo y efectivo.
Incorporar la tecnología de manera significativa, introducir enfoques prácticos y promover la resolución de problemas en lugar de la memorización pasiva son estrategias que pueden revitalizar la enseñanza.
Un ejemplo de ello lo vemos en Singapur, quien precisamente ocupa la primera posición en el ranking de Pisa. Este país asiático tiene un sistema de seguimiento de los alumnos a los 12 años. Todos los niños se presentan a un examen llamado Primary School Leaving Examination (PSLE), que determina sus futuras perspectivas escolares y profesionales; no sólo evalúa la inteligencia, sino también otras habilidades como la creatividad y el trabajo en equipo.
Pero además de ello, se debe apostar a la innovación y el uso de las nuevas herramientas tecnológicas, tal y como lo están haciendo en China en donde en aras de potenciar la educación, todas las escuelas primarias, secundarias y preparatorias están conectadas a internet y el 99.9 % de ellas tienen 100 Mbps de ancho de banda. Además, más de las tres cuartas partes de las escuelas chinas tienen redes inalámbricas y alrededor del 99.5% de las escuelas tienen aulas multimedia.
Aunado a ello, considero fundamental que la inversión sostenida que México debe hacer en la formación continua de sus docentes. Proporcionar programas de desarrollo profesional, actualización en metodologías educativas y acceso a recursos innovadores garantiza que los educadores estén equipados para inspirar a sus estudiantes y mejorar la calidad de la enseñanza.
Necesitamos visibilizar que mejorar las habilidades en matemáticas y lectoescritura no solo es un objetivo educativo, sino una inversión en el futuro, que nos permitirá allanar el camino hacia un sistema educativo más efectivo y empoderar a las generaciones futuras con las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos del mundo actual.