Por Humberto Aguilar Coronado*
Hay un dicho popular que conocemos y que afirma que dos cosas en la vida no se pueden ocultar, el dinero y lo tarugo.
Pues el presidente en la mañanera del miércoles de la semana pasada, a pregunta expresa de un reportero sobre el reportaje de investigación realizado por latinus, en donde involucra al otro hijo de López Obrador en un supuesto tráfico de influencias para otorgar contratos del tren maya a sus cuates, solo se dedicó a denostar al periodista Carlos Loret de Mola, en lugar de contestar los graves señalamientos incluidos en el reportaje.
El presidente nuevamente quiere desviar la atención de las acusaciones presentadas con pruebas y audios comprometedores, afirmando irresponsablemente que Carlos Loret de Mola es corrupto, muy corrupto.
Nada dijo de la obligación que tiene el gobierno de transparentar la adjudicación de contratos y de deslindar responsabilidades en los casos que se presuma tráfico de influencias y corrupción.
Lo que sí dijo es que el dinero no se puede ocultar y está en lo cierto. No se pueden ocultar los millones de pesos que las corcholatas del presidente utilizaron hace unos meses para promover su imagen en espectaculares, vallas y bardas por todo el país.
No se puede ocultar que lo contratado fue con recursos públicos del gobierno federal, de los gobiernos de los estados, de las cámaras del congreso o de empresarios favorecidos por contratos gubernamentales por su cercanía con el “clan de los López”.
No se pueden ocultar los millones de pesos que implicaría la entrega del 20% de la liquidación de los trabajadores de la extinta agencia Notimex, que fue denunciada públicamente por su última directora, Sanjuana Martínez y que motivó la presentación de denuncias ante la comisión de fiscalización del Instituto Nacional Electoral.
No se puede ocultar lo que en millones de pesos representa que el propio presidente de la república se haya autodesignado como el coordinador de la campaña del obradorato y, como algunos lo llaman, “el telepronter” de la candidata.
No se pueden ocultar los millones de pesos que, por el tráfico de influencias, han hecho multimillonarios a los amigos de los hijos del presidente y presumiblemente, a ellos mismos.
No se puede ocultar que el presidente, el obradorato y su partido, han violado, siguen violando y seguirán violando la ley electoral y la constitución, para que, en una elección de estado, resulte ganadora su candidata, “haiga sido, como haiga sido”.
Insisto, el refrán popular dice que no se puede ocultar el dinero y lo tarugo, por lo que me parece que seguiremos viendo mucho dinero circular en las elecciones y muchas tarugadas que se harán desde el poder.
*Diputado Federal del PAN