Los Periodistas

Opinan epidemiólogos a 18 meses de pandemia

*Lo más seguro y efectivo es el uso de mascarillas

Por Raúl Torres Salmerón

Algo han aprendido los epidemiólogos españoles sobre el coronavirus después de un año y medio de pandemia. Más de 600 especialistas en Salud Pública participaron con 800 ponencias en la reunión anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), cuya temática principal ha sido el aprendizaje sobre el Covid-19.

Presidió el evento, Elena Vanessa Martínez, Presidenta de la SEE, quien pidió al Comité Organizador de la reunión que fuese presencial, pues han descubierto que se pueden hacer muchas cosas a distancia, pero la forma de compartir conocimiento y experiencias de un encuentro así es mejor en persona.

En un contexto de baja de la incidencia, con la totalidad de los asistentes vacunados, se aplicó un protocolo riguroso de seguridad con  aforo limitado en las aulas de las pláticas, con dos plazas de separación entre los asistentes, ventilación cruzada,  uso gel de manos y mascarillas.

Se reunieron en León, España, en septiembre y de acuerdo al diario El País, hubo todo tipo de opiniones y conclusiones que dan luz sobre la conducta seguir respecto a la pandemia:

-En el inicio  transcurrieron unos meses de dudas, de palos de ciego y de matar moscas a cañonazos, pero todavía queda mucho por aprender, aunque ya se sabe mucho de la enfermedad.

-Hay recelos de parte de la población por los cambios de criterio en las medidas, pero realmente han sido el reflejo del avance de la ciencia en estos 18 meses de pandemia.

-Hay coincidencia de los epidemiólogos con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pese a que el contacto social es lo que propaga el virus, se puede vivir de forma bastante segura si se toman medidas.

-Al principio se creía que el contagio se producía casi exclusivamente por fomites, gotitas de saliva que quedan en las superficies que si proceden de una persona infectada, pueden llevar el virus a otras si entran en contacto con las gotitas y luego se llevan la mano a las mucosidades (boca, nariz, ojos), pero no se ha demostrado ni un solo contagio de esa forma.

-El virus se transmite por el aire. Hay que tener más precaución donde se sabe que el virus se transmite en interiores donde las personas tienden a estar sin mascarillas, como son los lugares cerrados donde se come y se bebe.

-El confinamiento de la primavera de 2020 en prácticamente todo el mundo fue una medida muy drástica, pero útil para reducir la transmisión de un virus entonces desconocido y que circulaba de forma descontrolada. Es la medida no farmacológica que más clara y radicalmente consigue reducir los contagios, pero a la vez la menos pragmática y la que más condiciona la vida de la sociedad y su economía.

-Para no tener que recurrir a una decisión tan draconiana, conforme pasaron los meses, las autoridades sanitarias fueron recurriendo a cierres perimetrales de zonas más concretas, pero la utilidad de la medida es poco clara.

-Algunas restricciones que afectan a la movilidad no siempre obtienen el resultado esperado. Ha habido experiencias aparentemente de éxito y otras donde es muy difícil medir.

-Los confinamientos de zonas básicas de salud que aplicó la comunidad de Madrid, que comenzaron en septiembre de 2020, muestra que no tuvo impacto en la reducción de la transmisión.

-Uno de los problemas es que en lugares donde se permite la movilidad laboral y se hacen cierres perimetrales pierde toda su efectividad. Tampoco hay evidencia para afirmar que sea útil cortar el paso entre comunidades como se hizo durante meses en España.

-Es muy difícil cuantificar la cantidad de contagios que son capaces de frenar las mascarillas. Como en todas las intervenciones no farmacológicas, existen factores que influyen en las relaciones sociales que es prácticamente imposible aislar cada uno para saber qué papel tiene.

-En uno de los mayores estudios, realizado con cientos de miles de personas en Bangladesh, se mostró que en poblaciones donde aumentó el uso de cubrebocas, el riesgo de contagio bajaba de un 8.6 % a un 7.6 %. Pero la investigación está plagada de limitaciones, pues no se evaluaba si el uso era correcto y no se midieron dos grupos, uno con y otro sin mascarilla.

-En las personas mayores, la disminución del riesgo fue mayor, de un 34.7 %, frente al 9.3 % de la población general, porque se detectaron más casos al haber más síntomas. En definitiva, se sabe que las mascarillas son útiles, pero es muy difícil ajustar cuánto.

-Una de las conclusiones desde los primeros casos de Covid-19  es que las personas mayores son las más vulnerables. La edad es el factor que está más correlacionado con el riesgo de morir a causa del coronavirus.

-A mayor edad, el problema parece ser la fragilidad. Un estudio hecho en Cataluña apunta que en mayores de 65 años, el riesgo de morir es cuatro veces mayor entre personas con fragilidad severa que en personas cuya salud es considerada robusta.

-Si el riesgo de muerte por Covid-19  está determinado por la edad, el contagio es por condicionantes sociales que no se han estudiado lo suficiente. Es lo que los expertos llaman sindemia, cuando las personas que necesitan salir a trabajar y no pueden hacerlo desde casa. Los que viven más hacinados y los que están en situaciones más vulnerables tienen mucho más riesgo que los que cuentan con mejores condiciones socioeconómicas.

-Otro estudio realizado en Cataluña comprobó cómo a medida que las residencias de ancianos eran más acomodadas y ricas, el riesgo de fallecer decrecía. Desde hace décadas en epidemiología se sabe que el código postal influye más en la salud que el genético. Y esto se sigue cumpliendo con el Covid-19.

-Una opinión unánime es en que hay que mejorar los sistemas de salud pública. Los equipos de los hospitales que tienen especialidad están exhaustos pues no han aumentado plantillas y no han mejorado las tecnologías. En la mayor crisis sanitaria en un siglo no se ve que se invierta dinero en esto.

-Un gran déficit en España es carecer de una gran agencia de salud pública, que el Gobierno se ha comprometido a poner en marcha. Es el modelo de países como Alemania o Estados Unidos, una institución líder dirigida por científicos respetados y que aporte de forma independiente recomendaciones al poder político.

Hasta aquí, las principales conclusiones del congreso.

En fin, como escribió Jaime Gil de Biedma (España, 1929-1990) en su poema Noche Triste de Octubre:

Definitivamente

parece confirmarse que este invierno

que viene será duro.

Adelantaron

las lluvias y el Gobierno,

reunido en Consejo de Ministros,

no se sabe si estudia a estas horas

el subsidio de paro

o el derecho al despido,

o si, sencillamente, aislado en un océano,

se limita a esperar que la tormenta pase

y llegue el día, el día en que, por fin,

las cosas dejen de venir mal dadas.

raultorress@hotmail.com

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