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OnlyFans, el proxeneta digital: «Empiezas con fotos en ropa interior, pero al mes ya tienes que pasar a escenas de sexo» | Papel

La plataforma es la preferida de miles de jóvenes para la venta de contenido erótico y, a la vez, un debate interminable para el feminismo

VALENTINA SOTTA / JOSETXU L. PIÑEIRO (Ilustraciones) / PAPEL

«Me interesa trabajar contigo, sé que te haría ganar mucho dinero». Este es el mensaje que reciben a través de Instagram modelos, actrices porno e influencers que suben contenido a OnlyFans. Agencias como Think Expansion ofrecen servicios para manejar las cuentas, chatear con los clientes, subir y vender el contenido erótico de cada joven. A cambio de una comisión, por supuesto. «Lo que ofrezco es proxenetismo digital» confesó Jayson Rosero, dueño de la compañía, al New York Times.

A diferencia de las páginas pornográficas tradicionales, OnlyFans destaca porque promete exclusividad. Su lema Regístrate e interactúa con tus fans es un preludio de la novedad que ofrece esta plataforma. Marina Gold, creadora de contenido y actriz porno, explica la importancia de la cercanía con los clientes (es decir, aquellos que pagan por acceder al contenido): «eso es lo que buscamos, que surjan relaciones a largo plazo. Yo tengo algunos clientes que siempre compran mis vídeos, y siempre están ahí buscando videollamadas y escribiendo. Hay algunos que me dicen ‘tú graba todos los vídeos que quieras, yo te los voy a comprar todos’ y sí que lo hacen».

En este contexto, Think Expansion ve una oportunidad: aquellos creadores que tienen cuentas con gran número de seguidores, no les da el tiempo para mantener decenas, e incluso cientos de conversaciones al día, por lo que cuentan con chateadores que responden los mensajes haciéndose pasar por la chica que protagoniza los vídeos, y muchas de sus fantasías.

La web, fundada en 2016 pero que experimentó su boom durante la pandemia, ofrece todo tipo de contenido; clases de manualidades, yoga, cocina… y porno, mucho porno. Fotos eróticas y vídeos de contenido sexual son el producto por excelencia de esta plataforma, en la que participan más de un millón de jóvenes (y no tan jóvenes) creando contenido. Una de ellas es Irina, que conoció la página a través de Instagram y decidió registrarse «de broma» con su novio… «y a ver qué pasa». Eso fue hace más de un año. A través de la plataforma, Irina tomó impulso hasta llegar a la industria del porno, donde trabaja actualmente como actriz.

-¿Y qué prefieres, el porno u OnlyFans?

-OnlyFans. Porque puedes hacerlo con tu pareja. Yo prefiero grabar vídeos con mi novio antes que con otros actores. Además, puedes decidir qué tipo de contenido quieres grabar; si no quieres subir algo, no lo subes. Si te piden una cosa y no la quieres hacer, no la haces. Es mucho más segura que incluso el porno.

También se lamenta que su trabajo en el cine para adultos, le quita bastante tiempo. Ella prefiere administrar su propia cuenta, y prescindir de empresas como Think Expansion, por lo que ya no puede subir contenido tan seguido como solía hacerlo o como le gustaría. Por eso, en la plataforma «está de bajón» facturando solo entre 2.000 y 2.500 euros al mes a través de las suscripciones mensuales, propinas y mensajes pagados.

Las grandes ganancias son el gran incentivo para registrarse en esta fuente de dinero fácil. Así lo explica BabyMoon, seudónimo y nombre de usuario de una joven española de 24 años que trabajaba como camarera, donde las condiciones laborales dejaban mucho que desear: «Cuesta bastante que te mantengan en un sitio. Te tienen una semana y te echan, a lo mejor te pagan a 3 euros la hora. Mientras que con OnlyFans me gano en un par de horas lo que me pagan por varios días trabajando en un bar».

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Pero nada es tan fácil como parece. Patt Oliver es sexóloga especializada en género y defensora de la corriente abolicionista, que critica este tipo de plataformas. Para ella un factor determinante en España de su éxito es la vulnerabilidad económica: «Cuando hablamos de pobreza, hablamos de personas que están trabajando y cobrando un sueldo. Pero con los 800 euros que les pagan no llegan a final de mes. Muchas mujeres que están en OnlyFans tendrán carreras universitarias, estudios y un buen piso«. Es importante destacar que la plataforma se popularizó en plena pandemia: el 80% de las creadoras de contenido se registró entre los años 2020 y 2021, a raíz de la crisis económica generada por el coronavirus.

Oliver reconoce también, que hay un problema estructural de valores, vinculado a la «precariedad en la que nos hemos instalado». ¿Por qué se ha popularizado todo esto? «Es problema del capitalismo, entramos en la lógica de comprar y comprar para consolarnos de nuestra inseguridad», señala. Oliver también reflexiona sobre las consecuencias que puede tener la normalización de la «venta del cuerpo», especialmente para aquellas mujeres que deciden no hacerlo. «Yo en mi casa con mi pareja puedo hacer lo que me da la gana, el problema está cuando esto se convierte en una norma. Si tú a tu novio le mandas una foto desnuda, no pasa nada. El problema está en que en el momento que le pones un precio, la comercializas y la pones en internet, estás haciendo política. Para mí lo personal es político«, expone.

Asimismo, advierte que el mensaje mi cuerpo, mis normas puede ser problemático: «Todo lo que haces con tu cuerpo va a afectar a las demás mujeres. Formamos parte de un todo, al crear contenido en OnlyFans estás lanzando un mensaje al mundo que es exactamente el mismo mensaje que han lanzado toda la vida los hombres. Consentimos nuestra opresión a cambio de dinero«.

La socióloga chilena Javiera Reyes también es muy critica con OnlyFans, desde una perspectiva de género. Considera que es una forma de objetivar a la mujer, puesto que en -casi- todos los casos se busca únicamente el placer del hombre. Coincide con Oliver en que existe un problema moral y laboral, que solo se puede solucionar mejorando las condiciones de trabajo de las mujeres: «Yo creo la mejor forma en que una mujer se puede desarrollar plenamente es mediante la autonomía económica y el desarrollo de la vocación. Normalmente las mujeres que optan por el trabajo sexual han tenido experiencias frustrantes en torno a lo laboral, es decir, historias desalentadoras que no dan buenas oportunidades ni otorgan prestigio social y que, además, están mal remunerados».

También advierte que esta plataforma no está exenta de intermediarios: «No nos olvidemos de que OnlyFans se enriquece tremendamente con este negocio. Los dueños y fundadores de la plataforma son hombres y multimillonarios. Viven de esto, de esta exposición, de la publicidad que se maneja en la plataforma y de las suscripciones». Las nuevas formas de trabajo sexual vienen acompañadas de nuevas formas de proxenetismo; menos evidente pero no por eso menos presentes.

Con OnlyFans me gano en un par de horas lo mismo que gano trabajando varios días como camarera en un bar

Las mismas jóvenes que están registradas se cuestionan la compatibilidad entre la creación de contenido y el feminismo. ¿Acaso son malas feministas por tener OnlyFans? Ludmila vende fotos y vídeos hace siete meses, y aún no está del todo convencida: «al día de hoy me lo replanteo. Si lo cierro o lo sigo haciendo». La joven entiende que corrientes como el abolicionismo estén en contra de este tipo de plataformas: «Sé que, desde el lado feminista, no está bien lo que hago, pero tú piensa que yo lo hago por dinero. Y como yo hay mil chicas más que lo ven como una necesidad».

Al contrario, hay muchas otras jóvenes que lo ven como una manera de expresar y explorar la sexualidad femenina. Una revolución sexual. A través de OnlyFans, recuperan aquello que ha sido reprimido y censurado durante siglos. Yael, una influencer argentina, indica que ella ve la venta de contenido como algo muy positivo para la mujer: «Siempre nos dijeron ‘tápate, no muestres mucho porque no te van a tomar en serio’. Al poder expresarme, mostrarme, me veo como mujer desde otros puntos de vista que el mundo te dice que no lo haga, porque está mal».

Marina, por su parte, al entrar en la industria del cine para adultos (pornografía y, a la vez, OnlyFans) cambió por completo su visión sobre la sexualidad, que hasta ese entonces era bastante conservadora: «Antes era un tema muy tabú, yo venía de haberme graduado de la escuela, entonces vivía con mis padres. Además, como vivía en Latinoamérica era todo muy cerrado y muy conservador, pero cuando entré a hacer porno y vídeos… No sé, es como todo más abierto, más liberal. Se habla más abiertamente con otras personas de temas que antes no se te hubiera ocurrido mencionar»

La corriente del feminismo liberal coincide con la percepción positiva de Yael y Marina. La antropóloga y feminista pro-derechos de las trabajadoras sexuales, Livia Motterle, considera que -para nada- es incoherente tener una cuenta en OnlyFans con la lucha por los derechos de las mujeres: «Las feministas están en muchas plataformas. Si pueden tener dinero e independencia económica a través de esta forma de trabajo, que además les permite tener más tiempo libre, conocer sus cuerpos y empoderarse ¿Quién soy yo para juzgar?«. Sin embargo, Motterle sí que cuestiona el formato de proxenetismo digital. «Son pocas las plataformas auto-gestionadas donde no se aprovechen del trabajo de las creadoras de contenido», dice. «Sí que hay una explotación, en el sentido de que cobran un porcentaje [en el caso de OnlyFans, un 20%] por cada transacción. Esas no son condiciones laborales favorables».

No olvidemos que los dueños de OnlyFans se enriquecen tremendamente con este modelo de negocio

En Only no hay solamente chicas. También hay hombres que venden, dirigiéndose a un público tanto heterosexual como homosexual. Sin embargo, son las jóvenes (e incluso niñas) quienes están más expuestas a iniciarse en el mundo del trabajo sexual por medio de esta plataforma. Cuentas en Instagram y Tiktok comparten posts dirigidos a un público joven, femenino, e impresionable: vídeos en yates, lujosos apartamentos y bolsos costosos aparecen en las pantallas, anunciando que consiguieron esas cosas solamente vendiendo contenido de sus pies, en lencería, o bikini en OnlyFans. ¿Qué tan real es esto? «Es completamente falso» dice, entre risas, Yael. «Cuando dicen que es muy fácil mostrar poco y ganar mucho… Todo eso es mentira. Lo que tienes que lograr es tener tu público y eso requiere mucho trabajo, exposición -y claro- también subir contenido explícito».

Cuando se registran, muchas jóvenes se autoimponen límites que, en principio, no están dispuestas a cruzar. Sin embargo, cuando ya llevan un tiempo en la web, se comparan con lo que suben los otros creadores, y reciben ofertas de grandes sumas de dinero por vídeos personalizados. Es ahí cuando esos límites comienzan a difuminarse poco a poco. Ludmila lo explica: «Obviamente empiezas subiendo fotos en ropa interior y luego pasan los meses y ya subes un vídeo teniendo sexo porque al final es lo que los clientes quieren ver».

OnlyFans no es una plataforma transgresora. Existen cientos de otras páginas en las que se puede vender contenido sexual, de todo tipo. Pero es la más relevante porque es la más popular. Por eso, es la preferida de miles de chicos y chicas. Porque son sus propios jefes: determinan sus horarios, se dirigen y producen a sí mismos. Pareciera ser la opción ideal. Sin embargo, Ludmila advierte que está lejos de serlo: «Si hay alguien interesado en hacerlo, que lo haga. Pero que sepa que hay días buenos y muchos días malos. Hay que estar bien de la cabeza porque expones tu cuerpo en internet y eso siempre puede tener consecuencias».

En ese punto coincide Marina; internet de por sí implica riesgos para sus usuarios, y estos aumentan para aquellos que suben contenido sexual. «Tienes que estar muy segura de lo que haces. Ser muy valiente y darte cuenta que apenas subes el primer vídeo o la primera foto ya se quedan en internet para siempre. Por más que tú pienses que solo se quedan en OnlyFans y nunca nadie se va a enterar, la realidad es que muchas de esas cosas se filtran«, advierte.

¿Por qué pagar, si hay tanto porno gratis?

Resulta difícil de creer que existan chicas que ganen millones de euros vendiendo contenido en OnlyFans, especialmente si se tiene en cuenta todas las páginas que ofrecen contenido explícito gratis, sin necesidad de una suscripción. Pedro (nombre falso) es uno de los clientes más antiguos de Lucía -creadora de contenido- y explica por qué prefiere esta web: «Porno he consumido desde hace mucho tiempo, pero hace unos meses que he empezado a pagar. Me parece una forma de apoyar a las creadoras de contenido más pequeñas y a los vídeos amateur, es lo más ético. Al fin y al cabo es un contenido legítimo y válido por el que pagar por consumir», dice a través del chat.

Estas producciones caseras que se diferencian de las grandes producciones pornográficas, dan una falsa sensación de cercanía entre las creadoras de contenido y sus clientes. Esa falsa proximidad junto a la posibilidad de comunicarse a través de mensajes convierten a estas chicas en verdaderas novias virtuales, al menos para sus clientes.

Este reportaje un trabajo de fin de curso (TFM) del máster de Periodismo de EL MUNDO

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