Las autoridades de Pemex no han dado aviso sobre las causas y consecuencias del derrame de hidrocarburos en el Golfo de México.
REDACCIÓN / LA LISTA
Un grupo de organizaciones civiles alertaron de un derrame de hidrocarburos en el Golfo de México en la misma zona en la que el pasado viernes 7 de julio se registró el incendio de la plataforma de Petróleos Mexicanos (Pemex) Nohoch-A, en la Sonda de Campeche.
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Imágenes satelitales procesadas por el geógrafo Guillermo Tamburini registraron un derrame de crudo de otra de las plataformas de la zona, y permiten suponer que el derrame inició alrededor del pasado 4 julio, se indica en un comunicado difundido por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).
A pesar de la considerable extensión del derrame, que al día 12 de julio se extendía aproximadamente 400 kilómetros cuadrados, -más del doble del área que ocupa la ciudad de Guadalajara-, las autoridades no han dado aviso sobre las causas y consecuencias del mismo.
“La completa opacidad con la que se ha manejado este derrame resulta preocupante frente a la posibilidad de que sea una muestra de otros incidentes similares que pasan sin ser cuantificados y sin registro de atención”, denunciaron.
En los últimos dos años, se ha registrado un aumento de 152% en la frecuencia de accidentes de Pemex. Este derrame, al igual que el incendio de la semana pasada, son siniestros inherentes a la extracción y manejo de combustibles fósiles.
“La industria fósil pretende normalizar el sacrificio de personas y territorios como accidentes producto del error humano, cuando en realidad se trata de una característica propia de un modelo que externaliza los costos de los desastres asociados a su operación, siendo el mayor desastre de toda la crisis climática de la cual la industria fósil es responsable en un 70%”, indicaron las organizaciones civiles.
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De igual forma, acusan que entre 2020 y 2022 la gravedad de los siniestros de la paraestatal ha aumentado en un 126%, mientras que el presupuesto destinado al mantenimiento de instalaciones se ha reducido en 49%. Esto ha provocado una bomba de tiempo que se traduce constantemente en víctimas mortales, no de accidentes casuales sino de condiciones laborales precarias, sin que exista la voluntad de la industria para solucionarlo.