Aún es pronto para establecer conclusiones definitivas debido al bajo número de casos, pero las primeras informaciones hablan de que los síntomas son más leves. «No ha pasado el tiempo necesario. No sabemos si habrá pequeñas variaciones sobre los síntomas ya conocidos», remarca Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología
MAIKA ÁVILA / CADENA SER
Vivir la ciencia en tiempo real tiene sus inconvenientes. No es apto para impacientes. Los ritmos del laboratorio son habitualmente distintos a la necesidad de conocimiento, sobre todo si una nueva variante del SARS CoV-2 presenta hasta 30 mutaciones solo en su espícula capaces de plantear dudas sobre la efectividad de las actuales vacunas. Eso es lo que más preocupa ahora a los investigadores. Ómicron ha sido descubierta en Sudáfrica. La doctora Angelique Coetzee alertó de su existencia tras mandar analizar un caso positivo que llegó a su consulta privada de Pretoria.
«Los síntomas son suaves. Dentro de dos semanas podríamos tener una imagen diferente, pero por ahora así es como es», ha explicado la doctora, que es también presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica, a la cadena de televisión local Enca.
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Mutar forma parte de la naturaleza cualquier virus. Su objetivo es alcanzar el mayor número de huéspedes posible. Expandirse todo lo que pueda. Por eso, las variantes que van surgiendo desde el comienzo de la pandemia tienen un mayor grado de infectividad. Son capaces de llegar a más personas. La otra tendencia es que se vuelven, en general, menos letales por lo que los síntomas son más suaves. Es decir, la enfermedad de la COVID cursaría de forma más leve. Esta es la teoría. Para la confirmación habrá que esperar porque aún no hay suficientes casos clínicos para poder establecer una pauta.
«Es sabido que la teoría dice que cuánto más muta un virus, la enfermedad cursaría de forma más leve. En cuanto a los síntomas, aún no hay casos suficientes para establecer un patrón clínico. No ha pasado el tiempo necesario. No sabemos si habrá pequeñas variaciones sobre los síntomas ya conocidos», remarca Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología.
Los síntomas conocidos del coronavirus muestran una amplia variabilidad: cansancio, dolor de garganta y articular, mucosidad, fiebre, ausencia de olfato y gusto, tos seca, diarrea y dificultad para respirar, entre otros. Marcos López explica que la principal preocupación de la comunidad científica es saber si las vacunas actuales continúan siendo efectivas contra Ómicron y pone el acento en la importancia del rastreo: «Ahora es fundamental para poder analizar la variante y conocer cómo se comporta».
Amós García, vacunólogo: «Creo que Ómicron será sensible a la vacuna actual»
El presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García, llama a la cautela y a la prudencia: «Hay que ser reflexivos y sosegados en este momento. Hay que estudiarla y ver su evolución. Ver si es es sensible a la vacuna, que yo creo que sí, aunque puedo equivocarme. Ahora toca tranquilidad y colocarnos en un escenario de alerta, que no de alarma».
Vacunas y mascarillas son los cortafuegos naturales para la expansión del coronavirus, con independencia de sus variantes. Este es el principal mensaje de los especialistas junto con la necesidad de hacer llegar los viales a los países en vías de desarrollo para ampliar la inmunización. Si no, el nuevo escenario de incertidumbre planteado por Ómicron se repetirá en el futuro. «Cuanto más tardemos en vacunar a todo el mundo ponemos el escenario ideal para que aparezcan más variantes», indica el inmunólogo.
La corta vida de Ómicron
El descubrimiento de esta nueva variante del coronavirus, identificada como B.1.1.529 y bautizada con la letra griega ómicron por la Organización Mundial de la Salud fue anunciado el jueves por científicos y autoridades sanitarias de Sudáfrica, a partir de muestras tomadas a mediados de noviembre.
La OMS la ha catalogado como variante de riesgo, aunque ha criticado negativamente la reacción de numerosos países europeos al aplicar restricciones de viaje a África. También ha dicho que «aún no hay indicios de que Ómicron genere casos más graves de COVID», aunque sí parece aumentar el riesgo de reinfección, pero «todavía no está claro si es más contagiosa».
«Se está investigando en una treintena de laboratorios de todo el mundo el papel neutralizante de las vacunas en la infección de esta variante. Vamos a ver. Hay que esperar. Ha sido descrita hace poco días. La red de vigilancia la irá controlando y analizando su prevalencia. Las cosas que nos quedan por saber de Ómicron son todas. Lleva su tiempo saber si las vacunas actuales protegen», explica el inmunólogo Marcos López.
La farmacéutica estadounidense Moderna, creadora de una de las vacunas más usadas contra la COVID-19, ha situado el hipotético desarrollo de una nueva inyección adaptada a la variante ómicron para principios de 2022. «Si tenemos que crear una vacuna completamente nueva, eso será a principios de 2022», ha asegurado en una entrevista en la cadena BBC el jefe médico de Moderna, Paul Burton.
Con toda esa información sobre la mesa solo queda esperar y fomentar la vacunación a nivel mundial junto con mantener las medidas de mascarilla, distanciamiento social y lavado de manos, entre otras. Lo único bueno a estas alturas de pandemia es que la experiencia nos ha enseñado a saber lo que funciona para frenar la expansión del virus.
La incertidumbre en torno a la variante ómicron desajusta los planes de vuelta a la normalidad. / ATLAS
Fuente: https://cadenaser.com/ser/2021/11/29/sociedad/1638173146_612109.html