DAVID RAMOS / ACI PRENSA
En medio de la creciente violencia que vive México, Mons. Salvador Rangel, Obispo Emérito de Chilpancingo-Chilapa, conocido por sus esfuerzos por lograr la paz en su diócesis y en el estado mexicano de Guerrero, es contundente: “aquí los que han ganado la batalla son los narcotraficantes”.
Entrevistado por ACI Prensa este 16 de febrero, en el marco del reciente intento de diálogo en búsqueda de paz con grupos del crimen organizado, realizado por los obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco en Guerrero, Mons. Rangel lamentó que en el país las autoridades “no tienen peso moral, no tienen peso social”.
En conferencia de prensa el 14 de febrero, Miércoles de Ceniza, Mons. José de Jesús González, Obispo de Chilpancingo-Chilapa, reconoció que intentaron dialogar con los capos del crimen organizado en la región junto con el Arzobispo de Acapulco, Mons. Leopoldo González; el Obispo de Tlapa, Mons. Dagoberto Sosa; y el Obispo de Ciudad Altamirano, Mons. Joel Ocampo.
Sin embargo, lamentó Mons. José de Jesús González, “no se logró” establecer un acuerdo de paz en la zona entre los grupos criminales.
Mons. Rangel, que gobernó pastoralmente la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa entre 2015 y 2022, dedicó mucho esfuerzo al diálogo de paz con los cárteles del narcotráfico que dominan Guerrero y que frecuentemente combaten entre ellos, causando destrucción y muerte en la región.
Así lo recordó este 14 de febrero, y aseguró que “continúo haciéndolo”. “De hecho, ya cuando los obispos se reunieron con esos señores, yo ya me había reunido con ellos en varias ocasiones”, señaló.
Guerrero y la creciente violencia en México
El estado de Guerrero se encuentra al suroeste de México. Su capital es Chilpancingo de los Bravos, pero la ciudad más grande y conocida, tanto a nivel nacional como internacional, es Acapulco.
Precisamente Acapulco ocupó el puesto 10 en el ránking de las 50 ciudades más violentas del mundo durante 2022, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.
En el estado se produce amapola, de la que se obtiene el opio y, finalmente, se produce la heroína. Esta junto al fentanilo, y ocasionalmente cocaína, dan lugar a una poderosa droga conocida como “China White”.
De acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2023 en Guerrero se registraron 1.398 homicidios dolosos. 1.026 fueron realizados con armas de fuego.
En Guerrero se pelean los territorios y las rutas del narcotráfico grupos criminales como Los Ardillos, Los Tlacos, Guerreros Unidos, La Familia Michoacana, el Cártel Jalisco Nueva Generación, y El Cártel de la Sierra, entre otros.
Sin embargo, la violencia no es un problema aislado de Guerrero. El periodo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que comenzó en diciembre de 2018 y culminará en octubre de 2024, ya es el sexenio más violento en la historia moderna de México, con más de 171 mil homicidios.
Sólo entre el 1 de enero y el 15 de febrero de 2024 se han registrado 3.243 homicidios en México.
“Guerrero estaba ardiendo”
Mons. Salvador Rangel aseguró que el intento de los obispos por dialogar con los miembros del crimen organizado se dio cuando “Guerrero estaba ardiendo”. Como ejemplo, indicó que en Acapulco, después del paso del huracán Otis, que arrasó la zona, “los narcotraficantes paralizaron el tráfico, el comercio, escuelas y todo”.
“Lo mismo sucedió en Taxco, se volvió a repetir en Zihuatanejo, y se está repitiendo aquí en la capital, Chilpancingo”, indicó.
“El crimen organizado realmente se ha adueñado de la situación política, económica, social del estado de Guerrero, y estamos en manos de ellos”, señaló.
Para el prelado, “el gobierno federal, el gobierno estatal y municipal, tienen atadas las manos ante el poder que tiene el narcotráfico de controlar, por ejemplo, el transporte, de controlar la economía, todo lo que se vende. De todo cobran (derecho de) piso o ‘impuestos’ de la carne, del pan, de la cerveza, del refresco”.
Y el punto más crítico de la “situación caótica que se está viviendo en Guerrero”, señaló, son “tantos asesinatos”, pues “todos los días” hay muertes y “sangre por donde quiera”.
Fue en ese marco, indicó, que se produjo el diálogo entre los obispos y los capos del narcotráfico. Mons. Rangel manifestó su deseo de “alabar la valentía de estos obispos” ante “la situación tan difícil”.
“No es pactar, simplemente hablar, dialogar”
Tras lamentar que “aquí los que han ganado la batalla son los narcotraficantes, precisamente por las actitudes del gobierno”, pues las autoridades “han dejado ese vacío de poder, ese vacío social, ese vacío moral en las comunidades”, Mons. Rangel señaló que los encuentros entre los obispos y el crimen organizado no se tratan de un pacto: “No es pactar, simplemente (es) hablar, dialogar”.
El prelado lamentó además que “la mayoría de los políticos, por lo menos en Guerrero, que van a contender en las elecciones, ya están controlados por los narcotraficantes”.
El 2 de junio de este año, los mexicanos elegirán a un nuevo presidente, que sucederá a Andrés Manuel López Obrador, así como a los miembros del Congreso de la Unión, el órgano legislativo bicameral federal del país.
También a nivel estatal se elegirán autoridades ese día. En Guerrero se votará por 46 diputaciones locales y 84 presidencias municipales, entre otros cargos.
Sin embargo, el prelado alentó a no perder la esperanza, y “se presenten las cosas como se presenten” trabajar para “que gane el bien en favor de las personas”: “La fe y la esperanza no la tenemos que perder”, insistió.